El ministro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo.

El ministro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo.

Macroeconomía

El gasto público, motor de la economía: el alza del consumo de las administraciones dobla el de las familias

Además, la productividad encadena dos trimestres de descensos, según el INE. 

Más información: El PIB creció un 3,2% en 2024 tras sumar un 0,8% en el último trimestre por el tirón de la demanda nacional

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La economía española está de enhorabuena. El Instituto Nacional de Estadística (INE) avanzó este miércoles que el producto interior bruto (PIB) creció un 3,2% el año pasado tras sumar un 0,8% trimestral entre octubre y diciembre. Sin embargo, el impulso de este último estirón de crecimiento económico se ha fundamentado en gasto público

Así lo indican los datos del INE, que recogen que el incremento del gasto en consumo de las Administraciones dobla al de las familias en el último trimestre del año. Por tanto, han tenido un rol fundamental en el crecimiento del PIB durante este periodo. 

En términos brutos, según el PIB a precios de mercado, el consumo de los hogares se elevó entre octubre y diciembre hasta los 224.488 millones de euros. Esta cantidad supone unos 7.194 millones más que en el tercer trimestre de 2024. 

Esta cifra palidece respecto el incremento del consumo público. Pese a que en números brutos el gasto de las Administraciones se quedó en los 87.325 millones de euros, el incremento trimestral es de 14.151 millones, el doble que en el caso de los hogares

En términos porcentuales, la diferencia es abrumadura también. El gasto de los hogares crece sólo un 3,3% trimestral, mientras que el de las administraciones se dispara al 19,3%, según precisa el INE. 

No es el único dato que llama la atención, en un sentido negativo, en la información adelantada de PIB del INE (y que podría cambiar cuando la institución dé a conocer los datos definitivos, en unas semanas). La productividad laboral, en términos intertrimestrales, también sufrió en los últimos meses del año. 

Por un lado, la productividad por puesto de trabajo equivalente a tiempo completo sólo ofreció datos negativos en el segundo semestre de 2024. Cayó un 0,2% en el tercer trimestre y un 0,1% en el cuarto.

Mientras, entre octubre y diciembre, la productividad por hora efectivamente trabajada se redujo un 1,1%, la mayor caída intertrimestral en dos años. Con todo, hay que matizar que en términos anuales hay mejoras en ambos indicadores.  

No se trata de un detalle menor. A día de hoy, una de las principales incógnitas es el efecto que puede sufrir la productividad laboral por la aplicación de la reducción de la jornada a 37,5 horas semanales

Desde el Gobierno se defiende que no va a haber impacto alguno sobre este indicador, aunque el Ministerio de Economía se matiza que eso ocurrirá siempre y cuando haya flexibilidad se aprueben medidas de acompañamiento y apoyo para las pequeñas y medianas empresas

Lo que no está claro es que sea positivo forzar la reducción de la jornada laboral con una norma legal, tal y como pretende el Ejecutivo.

"La evidencia muestra que las mejoras permanentes de la productividad dan lugar a una reducción gradual de las horas trabajadas por ocupado. Por el contrario, invertir el orden de causalidad lastra el crecimiento de la actividad y del empleo", alertan desde el BBVA Research.