Hacer sostenible el negocio de una web con más de 9 millones de usuarios y 32 millones de páginas vistas al mes. Ese es el objetivo con el que aterriza el nuevo equipo directivo del portal de agregación de contenido y valoración de noticias Menéame. Y lo debe hacer de una manera prudente y ‘silenciosa’, sin que su exigente comunidad lo acabe rechazando.
Diez años después de su fundación, los nuevos responsables de la tecnológica persiguen multiplicar durante los dos próximos años por tres sus ingresos, que en 2014 fueron de algo más de 100.000 euros. La gestión directa de la publicidad para optimizarla en una web “infrautilizada” y la creación de un medio complementario que sirva de apoyo al contenido son dos de las herramientas que utilizarán.
La nueva gestión publicitaria será responsable y los usuarios apenas la notarán. Sí que lo harán, en cambio, los sitios externos a los que dirige tráfico. Menéame pretende 'educar' a los medios para que eviten los formatos intrusivos y molestos en sus sitios que impiden la lectura de la noticia cuando llega un usuario. La pretensión final es dar un nuevo perímetro a una empresa que, pese a su millonaria audiencia, no era el trabajo a tiempo completo ni siquiera de sus fundadores.
El cambio de manos se anunció este lunes en el blog de la compañía. Ricardo Galli, fundador y hasta ahora consejero delegado, abandona la primera línea por falta de tiempo y para dedicarse a un proyecto en una gran compañía. Meses atrás también lo hizo el otro cofundador, Benjamí Villoslada, que ocupa un puesto en el Govern balear. ¿La consecuencia? El aterrizaje de Daniel Seijo, fundador de la web Diariomotor, como nuevo CEO; y su hasta ahora responsable financiero, director de iAsesoria y socio del fondo de capital riesgo Civeta, Remo Domingo.
Una valoración, a la baja
En el acuerdo hay una cláusula de confidencialidad que impide conocer los términos concretos y la valoración de una compañía que en 2015 generó unos beneficios de apenas 10.000 euros y facturó poco más de 100.000 euros. Sí que se explica en ese comunicado que Galli ha cedido una “participación significativa” de su 42% en la compañía a los nuevos gestores. Martin Varsavsky, fundador de Jazztel o Ya.com, mantiene el 33% del accionariado.
El acuerdo económico “no es muy favorable” para Galli, quien hoy se queda como socio con la menor participación en la compañía, “pero sirve para que ellos puedan entrar en Menéame con confianza y tener el mínimo control”, precisa el fundador. La valoración a la que se ha cerrado, que no ha sido facilitada por ninguna de las partes, “es bastante inferior a otras del pasado y a las ofertas que hemos tenido”. Él se ha reservado la posibilidad de recibir una compensación en caso de una futura venta o salida de la compañía.
Los planes económicos
Hoy por hoy, el principal reto de Remo y Seijo tienen que ver con el negocio, pues descartan cambiar algo relacionado con el algoritmo de organización de las noticias en su portada o con la activa comunidad que hay detrás. “Es una web infrautilizada comercialmente”, reconoce Remo.
El arma fundamental va a ser, obviamente, la publicidad. No habrá cambios en ese sentido. Pero “se optimizará” al máximo. En la actualidad, los anuncios servidos por una web con 32 millones de páginas vistas (y 9 millones de usuarios únicos) son gestionados mayoritariamente a través de la plataforma publicitaria de Google. Hoy representan más del 95% del total. La misión es que representen, a medio plazo, una parte minoritaria. ¿Cómo? “Gestionando la publicidad de manera directa o a través de agencias y rentabilizarla mucho más”, precisa el responsable financiero.
Si lo comparas con el resto de medios online, el potencial es enorme: con esas cifras los ingresos publicitarios podrían ser entre 4 y 15 veces superiores
Con este cambio de estrategia comercial, los responsables de Menéame pretenden conseguir ratios en línea con los del sector con un número de páginas vistas similares. Y le ponen cifras: “Si lo comparas con el resto de medios online, el potencial es enorme: con esas cifras los ingresos publicitarios podrían ser entre 4 y 15 veces superiores” a los actuales. Es por eso que, según él, no es descabellado pensar que a medio plazo tripliquen los ingresos logrados por la empresa, que en 2014 apenas superaron los 100.000 euros.
Más allá de los espacios de anuncios ya reservados, quieren ampliarlos sin destruir su comunidad. Una de las vías que se plantean es la creación de un medio de comunicación propio, cuya información sirva como apoyo a todos los contenidos incluidos en la portada. Sería una ventana más para hacer crecer sus impactos publicitarios y, por ende, los ingresos.
La condición ‘sine qua non’ es que cualquier inversión tiene que tener un retorno siempre mayor que cero
Para todo esto habrá inversión. Pero, como explica Remo, “con mano de hierro”. ¿Qué significa eso? “La condición ‘sine qua non’ es que cualquier inversión tiene que tener un retorno siempre mayor que cero”, concluye.
Sin romper el 'karma'
Todos estos cambios en el negocio fueron plasmados por los nuevos gestores a Galli y el resto de consejeros. En la negociación, no se exigió incluir cláusulas para no ‘romper’ el producto actual, tanto en el algoritmo como en la gestión de la comunidad de lectores. “No ha habido discusión sobre esto; no piensan tocar eso y sí agregar contenido alrededor y promocionar la página de otra forma… Y me ha gustado”, reconoce el empresario.
Pero, realmente, ¿pueden afectar estos cambios a la comunidad? “No creo que los usuarios se quejen de que se ofrezca todo esto”, precisa Galli. Para él se trata de una estrategia “necesaria” pues no se podía mantener una situación económica como la sufrida durante los últimos años, con unos ingresos publicitarios estancados. Sobre todo después de la caída de la publicidad, tras alcanzar un techo de medio millón de euros de volumen de negocio.
La relación con los medios
Menéame es un portal que durante los últimos años se ha convertido en una fuente más de tráfico para los medios de comunicación. Su papel como difusor de tráfico es muy relevante para sitios externos, a los que genera hasta 150 millones de páginas vistas cada mes, según estimaciones de la plataforma.
Nació en 2005, como una alternativa hispana a proyectos similares en Estados Unidos como Digg. Sin embargo su relación con algunos de esos grandes grupos mediáticos no ha sido sencilla. Especialmente en los últimos años, cuando se puso sobre la mesa la ‘tasa de los agregadores’. Esa ‘tasa Google’ puede ser un riesgo. Y así se contempla en una de las cláusulas del contrato firmado en este cambio de manos.
“Aun así, yo veo un riesgo muy bajo desde que cerró Google News, que era realmente el objetivo”, precisa Ricardo Galli. Pese a que los nuevos gestores reconocen que éste es un riesgo evidente, apuestan por mejorar la relación con estos medios. “Queremos sentarnos, sobre todo, con los principales medios digitales”, advierte Remo. Y no sólo miran a los grandes, sino también a los pequeños. “Podemos colaborar con medios pequeños para conseguir una lectura buena de sus artículos y mejorar la navegación en sus artículos”, apunta.
Una ‘joya’ pretendida por gigantes
Y pese a esta relación tensa en los últimos años, dos grandes grupos de comunicación han querido adquirir Menéame en el pasado. Según relata el fundador, hace siete años se acercó Grupo Planeta para negociar una oferta millonaria por la empresa. También Grupo Prisa. ¿Por qué no se llegó a un acuerdo? “El dinero no era problema; era más una cuestión de química… Todos nos miramos con desconfianza”, recuerda.
Antes de que tuvieran lugar estas conversaciones con los conglomerados mediáticos, se mantuvieron otras con el ‘hermano mayor’ de la empresa española. Digg, el agregador de noticias de referencia en el mercado anglosajón, mostró su interés en 2007. Pese a que las negociaciones iban por buen camino, se acabaron enfriando. “Ellos atravesaron por problemas y al final acabó olvidándose todo”, rememora. Ahora, inicia un nuevo camino. En solitario, pero con nuevos gestores que quieren hacer de Menéame un negocio rentable. Un reto que tendrá un plus de dificultad: no romper una comunidad especial como pocas.