El presidente del Banco Popular, Ángel Ron, ha señalado este martes que es necesario aumentar la productividad para lo que es básico “incrementar el tamaño medio de las empresas”, circunstancia que a su juicio impide la excesiva regulación. Por ello, ha comparado los requisitos obligatorios en el momento en el que se superan los 50 trabajadores con los impuestos, afirmando que, a veces, “parece que merezca la pena ganar menos”.
En la presentación del libro Los que dejan huella II, editado por KPMG y que cuenta la historia de 20 emprendedores de éxito que han conseguido generar grandes compañías, Ron ha apostado por una reconversión tecnológica que permita mejorar el rendimiento, hallando un equilibrio entre el mercado laboral y regulación. El presidente de la entidad financiera ha señalado que este aumento es la principal asignatura pendiente de la industria española, agravada por los bajos índices de I+D, la “productividad laboral anticíclica” y por un “mercado laboral dual que no es favorable” a tal mejora.
Al respecto, Ron ha señalado que "tenemos un amplio número de trabajadores indefinidos muy protegidos y con empleos regulados” frente a otros muy “precarios, menos cubiertos y con menores salarios“, concluyendo que "la economía sólo empieza a funcionar cuando el paro afecta a los trabajadores fijos”.
El presidente del Banco Popular ha incidido también en las exportaciones, que “van muy bien”, aunque es necesario "mejorar su calidad ya que la venta a otros países de tecnología media-alta sigue siendo baja”.
En el acto, el presidente de KPMG, John Scott, ha hecho hincapié en el crecimiento que han tenido estas empresas de éxito pese a la crisis económica. Para el presidente de la promotora del libro, estas compañías son el reflejo de sus empresarios, “de sus valores, esfuerzos y apetito por el riesgo”.
Veinte historias de éxito
“Trabajar, trabajar y trabajar” es la fórmula en la que todos coinciden para alcanzar el éxito empresarial. A la hora de exponer su experiencia y sus consejos, Tomás Fuertes, presidente del grupo al que da nombre y que aglutina empresas como El Pozo, recomienda a los nuevos empresarios “ser conservador y progresista” en la misma media, luciendo ambición pero no avaricia. El presidente del holding, que da empleo directo a casi 6.000 personas cree que hay una enfermedad peor que el cáncer para un empresario: la pereza.
En la misma línea se refiere José García Carrión, presidente del grupo que lleva su nombre implantado en el sector vinícola: “un empresario no conoce la pereza”, señala. Su bisabuelo fundó la sociedad en 1890 para exportar vino a Francia, tradición de la que se enorgullece continuar y a la que se debe para actuar sin causar mal ajeno.
Sobre la importancia de la innovación y la estética se ha referido Federico Michavila, presidente de Torrecid, empresa valenciana dedicada al sector cerámico. Michavila cuenta como anécdota que tras ver en el telediario un desfile de Armani, quedó asombrado por la creatividad y la fantasía de la moda, ausente en su sector. Un dia después en una feria en Italia, sintió que el stand de su empresa “estaba muerto” y que necesitaba provocar “esos sueños en sus clientes”. Ese fue el punto de inflexión, asegura, y posteriormente incluso llegó a ser felicitado por el entonces Príncipe Felipe de Borbón por sus innovaciones y presentaciones en las diferentes exposiciones.
No obstante, “no sólo sirve con trabajar”, señala la Consejera Delegada de Viña Tondonia, Maria José López de Heredia. López de Heredia cree que es necesario trabajar de una “manera especial, tomando decisiones desde el corazón”.
A ello se ha referido el expresidente del Instituto de Empresa Familiar, Javier Moll, definiendo a los partícipes del libro como una “radiografía perfecta de la variedad del panorama empresarial español”, que adopta valores como “la innovación, el tesón, el esfuerzo, la asunción del riesgo o la pasión”.
Empresas familiares
La característica principal que adopta a estas empresas es su pertenencia y arraigo familiar habiendo sido gestionadas de generación en generación. En este sentido, para Moll, los empresarios familiares “no son los dueños sino custodios de un patrimonio que debemos transmitir a las generaciones posteriores”. La sucesión en este tipo de empresas es un aspecto delicado para todos ellos que afrontan como algo necesario pero que genera muchas dudas, según han coincidido varios empresarios.
El autor del libro, Jesús Martínez de Rioja, ha confirmado el compromiso de estas empresas con la sociedad, si bien suponen un ejemplo de crecimiento y de talento.
Los que dejan huella II es la segunda parte de una serie lanzada en 2013 que, del mismo modo, recogía, con testimonios en primera persona, 20 casos de éxito empresarial de emprendedores que lograron consolidar sus proyectos y que cosechó una gran aceptación entre el público.