Octubre de 2015. Hace algo más de un año. César Alierta, entonces presidente de Telefónica, se sentaba junto al propietario de América Móvil, Carlos Slim. Debatían en La Coruña sobre el futuro y trataban de radiografiar el sector de las telecomunicaciones. El directivo español puso sobre la mesa un argumento repetido hasta la saciedad durante los años anteriores: las compañías tecnológicas como Google, Facebook o Amazon deben pasar por caja para financiar parte de las redes que usan.
Once meses después, su sucesor, José María Álvarez-Pallete, cambia de estrategia. Y con él otros operadores. El objetivo: abandonan la idea de cobrar y tratan de tomar el control de los datos. Es una forma de plantear una nueva batalla con la que ponerse entre el usuario y gigantes como Google o Facebook. Una batalla que deja aún muchos interrogantes y a la que oficialmente sólo se ha sumado Vodafone (aunque de manera algo descafeinada), mientras Orange se mantiene, al menos por ahora, al margen.
¿Quién los lidera?
En los últimos años se ha convertido en un mantra: quien controla y gestiona bien los datos de los usuarios (cuándo y cómo se conecta, donde trabaja, en qué restaurantes come o las canciones que escucha) tiene un enorme poder. Las grandes empresas de internet lo tienen claro desde hace años y los explotan al máximo para incrementar su negocio. Ante esta realidad, las empresas de telecomunicaciones no sólo han reivindicado la necesidad de que esos gigantes tecnológicos pasen por caja para utilizar sus redes, sino que reivindican la ‘asimetría’ en la regulación para esa utilización de los datos. Ellos tienen, según aducen, muchas más trabas para ello.
Con estos ingredientes, Telefónica ha dado un paso al frente, cambiando el discurso. Del ‘Qué hay de mi dinero’ ha pasado al ‘Qué hay de los datos de mis clientes’. Y quiere hacer ver a éstos últimos el uso que hacen Zuckerberg y compañía de sus datos para utilizarlos comercialmente. Lo quieren hacer colocándose entre WhatsApp (o cualquier otro servicio digital) y el usuario para hacer de un 'árbitro' un tanto especial.
El primero ha sido Telefónica, pero no es el único. El presidente de Vodafone, Vittorio Colao, quiso sumarse como aliado. “Hay que dar a los consumidores la posibilidad de elegir qué hacer con sus datos”, ha resaltado este lunes. Sin embargo, sí ha querido dejar claro que cada operadora lo abordará de manera distinta y que será algo a muy largo plazo pues no es un frente fácil de abordar.
¿Y Orange? Su presidente, que no ha hecho declaraciones a los medios tras la mesa redonda del encuentro en Santander, ha descartado entrar en ninguno de esos debates. Fuentes oficiales de la compañía aseguran que no hay una opinión firme respecto a estos movimientos.
¿Qué significa?
Este movimiento significa que las ‘telecos’ aspiran a convertirse en el filtro entre el usuario y los servicios digitales. De acuerdo al ejemplo que ha puesto este lunes Álvarez-Pallete sobre la empresa de transporte alternativo Uber, Telefónica dará acceso a datos, por ejemplo, de geolocalización del cliente siempre y cuando “nuestro cliente lo diga y Uber sea la que diga lo que vale y comparta ese valor con el usuario”. En este sentido, plantea que la cesión de esos datos vaya acompañada de algún tipo de contraprestación por parte de las empresas.
El presidente de Vodafone ha puesto este lunes un ejemplo peliagudo respecto a los bloqueadores de publicidad: “Si un usuario no quiere recibir publicidad de un medio o de Google, debe poder escoger de forma sencilla no recibirla y Google es libre de ofrecerle sus servicios y un medio de no ofrecerle sus noticias”.
¿Cómo se pretende hacer?
Es quizás la parte más delicada de toda esta estrategia de las empresas de telecomunicaciones. Su resolución técnica no es algo fácil. De hecho, en Telefónica, según las palabras de su propio presidente, llevan trabajando un año y medio en este proyecto. Álvarez-Pallete no ha ofrecido muchos detalles sobre cómo va a conseguir esa introducción de una capa entre los usuarios de servicios digitales y las compañías con el objetivo de recopilar todos los datos delicados.
Desde la compañía sí aseguran que han sido necesarias la creación de bases de datos, de un centro de inteligencia artificial para gestionar todos esos datos y la integración de todas las herramientas. Según recuerdan, ha habido una importante inversión en el último año y medio por parte de la compañía.
Pero no se queda ahí. La otra clave es cómo accede un usuario a un plataforma como ésta. En esa interfaz también está trabajando la empresa. Han partido de diez casos de uso habituales y el objetivo es convertir la herramienta en “fácil de entender y sencillo de usar”. Eso sí, el máximo directivo ha advertido de que deben cambiar la filosofía de gran compañía al presentar un producto: “Las 'telecos' solemos presentar productos testados, pero en este caso vamos a tener que ir mejorándola progresivamente y abrirla a desarrolladores”.
“La contrapartida que van a tener los clientes de Telefónica es poder gestionar su vida digital”, ha apuntado Álvarez-Pallete, quien ha declinado que sea Telefónica quien gestione los posibles pagos que hagan empresas como WhatsApp o Google a los usuarios: “A nosotros ya nos paga el cliente y lo que éste espera de nosotros es que le demos los datos que son suyos”. Su objetivo principal es fidelizar a quienes pagan por sus servicios.
Pero sigue habiendo dudas. La principal es si esta herramienta se va implantar de manera opcional para los millones de usuarios de Telefónica o si, realmente, va a ser algo obligatorio. Y si un servicio como este puede impactar contra la llamada neutralidad de la red -es decir, la no discriminación del tráfico de datos en redes por razón de su naturaleza, origen o destinatario-.
¿Cuándo se completará?
Sobre los plazos no hay mucha información. Tras año y medio de trabajo, Telefónica espera que esté lista a principios de 2017 para ir implantándola. Sin embargo, no hay una hoja de ruta ni unos objetivos de adopción por parte de los usuarios.
Los próximos meses serán claves en este nuevo frente: la llamada cuarta plataforma de Telefónica. No sólo para comprobar su desarrollo, sino para ver si se suman más actores y si las grandes tecnológicas reaccionan.
¿Por qué se embarca Telefónica?
En un momento en el que Telefónica ha llevado a cabo un acercamiento con las empresas de Silicon Valley (el presidente de la ‘teleco’ española ha llevado a cabo varios viajes a Estados Unidos con reuniones con directivos de allí), la empresa plantea una iniciativa que golpea en la línea de flotación de estas compañías. Su modelo de negocio se basa principalmente en esa gestión de los datos, pues la mayoría de los servicios que ofrecen son gratuitos.
Han perdido la batalla en la puesta en marcha de servicios que hagan frente a otros como WhatsApp o Skype. También la han perdido en su pretensión de que pasen por caja para financiar la inversión milmillonaria en infraestructura de red. Ahora quieren golpear donde más duele: los datos. Y lo hacen, según ellos, por el afán (no lucrativo) de entregar los datos a sus dueños. Ahora queda por ver si el golpe hace daño o se queda sólo en amago.