El presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, se aferró hasta el final a su dividendo. Era una promesa a sus accionistas y una manera de fidelizarlos en un momento en el que había dudas sobre su estrategia para reducir deuda. Tras las fallidas ventas de Telxius y O2, sucumbió y redujo el desembolso para este año y el próximo. Era el peaje obligado para ahorrar hasta 2.000 millones de euros.
La de la ‘teleco’ fue una decisión histórica que llega tras un año, el 2015, en el que las cinco principales compañías del Ibex 35 fueron más generosas con los propietarios de sus acciones: pagaron un 17% más que el año anterior, según datos recopilados por EL ESPAÑOL. Pese a ello, siguen estando a años luz de los niveles de antes de la crisis.
Poco a poco, los dividendos, ganancias de las sociedades que se distribuyen entre los accionistas de manera periódica, frenan su caída entre los grandes del selectivo español. Durante años, los desembolsos se fueron reduciendo, salvo excepciones como la protagonizada por Inditex. Ahora, empiezan a recuperar el tono. En total, la compañía textil, Santander, BBVA, Telefónica e Iberdrola, las cinco con mayor capitalización bursátil, pagaron 6.840 millones de euros, según datos de Bloomberg.
Esa cifra, que representa un 17% de incremento respecto al año anterior, implica una aceleración después del punto de inflexión en 2014. Pese a ello, la realidad es que las empresas son hoy mucho menos generosas con sus accionistas que antes de que estallara la crisis. No hay que olvidar que este ‘top 5’ desembolsó más de 13.300 millones de euros en 2008. Por tanto, habría que duplicar lo pagado en 2015 para alcanzar los niveles ‘precrisis'.
Hay otro baremo más para medir el ‘atractivo’ del dividendo que va más allá del dinero desembolsado por las compañías y es su rentabilidad, es decir, su relación con la cotización. El promedio de la rentabilidad neta sigue por debajo del nivel de 2008. En concreto, en 2015 está en el 4,3% frente al 5% del inicio de la crisis. Santander, con un 6,9%, está a la cabeza, frente al 1,46% de Inditex. En este mes de noviembre, el nivel de todo el selectivo se sitúa en torno al 3,7%.
El resto del Ibex
Esa es la fotografía de los cinco gigantes del Ibex. ¿Y si se incluye al resto? En ese caso, durante el pasado ejercicio salió de la caja de las grandes compañías 14.000 millones de euros. Está aún muy lejos de los 29.100 millones que se abonaron durante el año anterior. ¿A qué se debe? Hay un factor decisivo: el dividendo pagado por Endesa durante ese año que alcanza en total, según datos de Bloomberg, casi 16.200 millones.
Ese desembolso tiene una explicación clara: dos dividendos extraordinarios que formaban parte de la reordenación de Endesa, después de que éste traspasara a Enel todo su negocio en Latinoamérica por más de 8.200 millones de euros. Esa cantidad fue íntegra a un dividendo a los accionistas y la mayor parte acabó en la propia Enel, accionista principal que poseía más de un 90% de las acciones.
La política de las grandes
La decisión de dar un ‘tijeretazo’ a su dividendo en Telefónica no es nueva. En el año 2012, la compañía de telecomunicaciones anunció una suspensión del segundo pago de ese ejercicio y al primero del siguiente. El entonces presidente de la compañía, César Alierta, rompió una tendencia al alza en la década anterior y priorizó la deuda. A finales de 2013 lo recuperó. Tres años después, su sucesor decide recortarlo aún más.
El caso de Inditex es excepcional. La compañía fundada por Amancio Ortega ha mantenido al alza su dividendo, también durante los años más duros de crisis económica. Con unas cuentas saneadas, la compañía pagó hasta 2015 un total de 8.700 millones de euros desde el año 2001. En los últimos cinco ejercicios, el desembolso fue de casi 5.800 millones de euros.
Los dos grandes bancos han adaptado su dividendo a la situación de sus cifras. Santander ha pagado a sus accionistas 30.600 millones desde el año 2003, mientras que BBVA apenas se queda en 18.100 millones. Ambos tocaron techo entre el año 2008 y 2009, cuando se desataron los problemas en el sector financiero. En ambos casos, el año 2014 y 2015 representaron el punto de inflexión para cambiar de tendencia tras sucesivas caídas en estos desembolsos.
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