El grupo constructor OHL vuelve a vivir otra jornada negra en bolsa. A media sesión acula un caída de más del 9%. Ya lleva tres jornadas en rojo y, sólo el martes vio cómo se recortaba su valor en bolsa más de un 13%. El problema vuelve a ser Moody’s. La agencia de calificación recortó este miércoles la valoración de la compañía hasta Caa1.
El motivo: el desplome de sus ingresos en el negocio de la construcción y la acuciante necesidad de la empresa de reducir su endeudamiento Esta situación recuerda a la del pasado agosto, cuando OHL se desplomó un 24% después de que Moody’s ahondara su calificación en el bono basura. Entonces, la acción de OHL valía 2,11 euros. Este jueves, cada uno de sus títulos cotizan a 2,51 euros.
Ante esta situación, la compañía trata de recuperar la confianza del mercado con un plan de coche que, realmente, no presenta nuevas medidas, sino que hace un resumen de qué está haciendo la constructora para dar la vuelta a su negocio. Su consejero delegado Tomás García Madrid, ha realizado este jueves una conferencia con analistas en la que ha criticado a la agencia de calificación, porque ya “ha rebajado tres veces el rating de OHL en los últimos 8 meses (en marzo, en agosto y en noviembre). Esta es absolutamente una situación sin precedentes y –creemos– que existe una total desconexión con los fundamentales, actuales y futuros, de la compañía y su perfil crediticio”.
Critica, sobre todo, que Moody’s “ignora”, por un lado, “los dividendos en caja que recibe anualmente la matriz de OHL desde su filial OHL Concesiones, que se esperan sean cerca de 250 millones de euros a final de año de 2016”. Reconoce que ésta es su división “más valiosa, la cual vale por sí misma más de la capitalización de mercado de OHL”. Ahora mismo, el valor en bolsa 760 millones. Por otro, la compañía entiende que la agencia de calificación no tiene en cuenta la caja disponible sin restricciones, que estima en 479 millones de euros. Actualmente, la deuda neta con recurso de OHL es de 600 millones.
El consejero delegado de la empresa controlada por la familia Villar Mir asegura que, en los últimos meses, ha reducido su endeudamiento a base de desinversiones. Ha logrado 1.400 millones de euros a través de la venta de su participación en Abertis y del Metro Ligero Oeste en Madrid, además de la ampliación de capital de 1.000 millones de euros llevada a cabo en 2015. También intenta cambiar el foco y colocar su posicionamiento estratégico en proyectos de menor tamaño, reducción del riesgo, una mayor disciplina financiera e ingresos de más calidad que le permitan generar caja.
¿Qué siginifita esta nueva estrategia? Por un lado, que va desinvertir en breve. En concreto, en el primer trimestre de 2017, cuando venderá participaciones en dos de sus proyectos estrella: el de Canalejas en Madrid y el de Mayakoba en México. Con ambas operaciones espera lograr alrededor de 300 millones de euros.
Impacto de obras fallidas
Hasta que complete la transformación que quiere acelerar en sus negocios de ingeniería y construcción, además de vender activos, OHL dará entrada a “socios financieros en algunos de nuestros proyectos concesionales”, aunque no desvela en cuáles. Ahí también tiene un problema porque uno de los países clave en sus concesiones de autopistas es México y, allí, la llegada a la presidencia estadounidense de Donald Trump pone en cuestión la evolución económica del mercado mexicano.
“Nuestra liquidez con recurso disponible tras las últimas ventas de Abertis, e incluyendo el pro forma de los fondos netos de las desinversiones pendientes por 300 millones de euros, alcanzará los 1.500 millones de euros”, justifica la empresa al hablar de cuál es su oxígeno financiero. El destino de ese dinero parece tener un objetivo claro: compensar las pérdidas ocasionadas por los proyectos fallidos en distintas partes del mundo como Turquía, México o Qatar, entre otros.
En este sentido, la constructro OHL cifra en 300 millones de euros el impacto máximo que puede tener en sus cuentas el conjunto de proyectos de obras de construcción internacionales que le están generando distintos problemas y pérdidas. Entre dichas obras figuran tres contratos de su división industrial con Pemex, la petrolera estatal azteca que ha suspendido los proyectos por sus dificultades financieras. "OHL puede asumir el problema de los 'legacy project' (obras problemáticas) y, una vez corregidos estos errores del pasado, no se volverán a repetir en el futuro", aseguró García.