Fernando Abril-Martorell, presidente ejecutivo de Indra, ha dado por finalizada la reestructuración de la compañía de defensa y tecnologías de la información. Lo hace después de reestructurar la deuda de la compañía, cerrar negocios en varios países como Brasil y aplicar un nuevo plan de despidos masivo (1.750 personas), una huella laboral que ha dejado anteriormente en compañías como Telefónica o Prisa hasta sumar 14.000 bajas.
Pero la verdadera señal de un cambio de rumbo en la empresa controlada por la SEPI (20%) y los March (10%) se ha producido con la compra de Tecnocom. Indra, que no ha dejado de menguar desde que Abril-Martorell asumió las riendas en 2015 con el apoyo temporal de Telefónica, pero ahora le ha llegado la hora de crecer después de perder terreno en territorios donde era líder en España como el recuento de votos en las elecciones o la consultoría estratégica para el sector financiero, donde la adquirida ha logrado una posición de fortaleza.
Se trata del objetivo principal de la compra de Tecnocom por apenas 300 millones de euros, que financiará en un 60% en efectivo y el 40% restante con la emisión de nuevas acciones. Según los ejecutivos de Indra, la compañía adquirida tione una base de clientes muy complementaria con la de Indra, lo que permite un "alto potencial" de aumento de venta cruzada. El otro gran objetivo es hacer frente a la gigantesca filial de ciberseguridad que ha montado su rival Telefónica en torno a sus negocios digitales.
Esta empresa, denominada Telefónica Digital Identity & Privacy, facturó en 2015 1.330 millones de euros, el doble que el año anterior y casi 15 veces más que hace tres años. Su niveles de negocio hacen sombra a los de Indra, que el pasado año declaró unas ventas de apenas 2.700 millones. Ahora se reforzará con Tecnocom para recuperar parte del pastel del negocio de seguridad de sistemas que ha perdido entre las grandes y medianas empresas españolas.
La operación se ha presentado en bandeja ante la posición vendedora de dos de los principales socios de Tecnocom hasta la fecha, según explican a este diario fuentes financieras. Lalo Azcona, el periodista que presentaba los telediarios de TVE en los 80, controla el 18% de las acciones, pero este verano ya mostró sus intenciones de vender sus empresas para centrarse al 100% en Estudio de Comunicación, su consultora de relaciones públicas, cuando se deshizo su participación en Tressis, una boutique financiera donde compartía propiedad con Javier López-Madrid, yerno del Marqués de Villar Mir.
Ahora obtendrá algo más de 55 millones de euros con su salida de Tecnocom. Luis Solera Gutiérrez, histórico ejecutivo de la empresa y actual consejero, se embolsará alrededor de 18 millones por su 6%. Pero el gran impulsor de la operación ha sido el banquero venezolano Juan Carlos Escotet, presidente de Abanca, que ha decidido proseguir con la liquidación de la cartera industrial de las antiguas Caixa Galicia y Caixanova. La entidad financiera obtendrá más de 60 millones. Además de Indra, otro de los candidatos a comprar Tecnocom ha sido la consultora holandesa Getronics, que cuenta ya con el 11% de la compañía y que, de vender, obtendría algo más de 30 millones.
Tres décadas cotizando en bolsa
Indra controlará con toda seguridad Tecnocom, la compañía que en 2015 y en alianza con la catalana Scytl, le arrebató el contrato, por primera vez en democracia, para el recuento electoral del 20 de diciembre. Aquella herida que se abrió en el seno de Indra quedará ahora cerrada, ya que la tecnológica ha conseguido un acuerdo irrevocable para hacerse con el 52% de Tecnocom antes de la OPA al resto de los accionistas. Si la excluye acabará no sólo con un rival, sino también con un emblema de la Bolsa española.
En abril de 1987, la actual Tecnocom -entonces Corporación IB Mei- puso sus pies en la Bolsa española. Fundada veinte años antes (1967), y dedicada a la producción de motores para lavadoras, la empresa del Grupo Urquijo fue migrando poco a poco su negocio hasta convertirse en una consultora tecnológica. Fue una de las pocas empresas en salir a cotizar en los corros en los meses previos al ‘crash’ bursátil de octubre 1987.
En 2000, su acción estrenó el Nuevo Mercado, una pretendida réplica del Nasdaq americano pero en España. Su cotización nunca recuperó los máximos alcanzados en aquellos años (por encima de los 7,5 euros), con una valoración de 550 millones de euros. La compañía llegó a 2016 con su cotización completamente deprimida, en zona de mínimos históricos, apenas asomando la cabeza por encima del euro por acción. Once meses después, y tras la OPA de Indra a 4,25 euros, se ha cuadruplicado, lo que le convierte en uno de los mejores.