Optimismo por doquier. Es lo que se desprende del ecosistema emprendedor desde hace varios años. Más y mejores proyectos, más casos de éxito, más financiación disponible… “Nunca ha habido un mejor momento para emprender en España”. Esta frase de Iñaki Ortega, director de Deusto Business School, resume ese entusiasmo que se respira.
No es el único. Todas las voces coincidían en esa visión positiva en el Foro de Debate sobre Planificación y Creación de Empresas organizado por EL ESPAÑOL e Ibercaja en el Centro de Empresas de la entidad en Madrid. Pese a todo, la obtención de financiación, la creación de equipos o la superación de los trámites burocráticos son, según ellos, algunos de los desafíos a los que se enfrentan.
Momento dulce para el emprendimiento
Ortega señala un factor decisivo por el que se vive en este momento “inédito” en el emprendimiento: la tecnología ha derribado barreras de entrada y “se ha puesto patas arriba a la economía y a muchos verticales”. Y en este sentido, se congratula pero entiende que, tras haber puesto en la agenda pública este tema, es necesario superar los egocentrismos de instituciones, organismos y todos los colectivos que forman el ecosistema.
En esta visión positiva abunda el gerente de la Asociación de Jóvenes Empresarios de Madrid (AJE), Raúl Jiménez, quien asegura que “nunca había sentido este apoyo sobre el emprendimiento”. En este contexto, él entiende que ningún proyecto “que tenga una visión a largo plazo se tiene que quedar sin que se apueste por él”.
No todo es optimismo. También hay otros puntos de vista menos eufóricos. “He estado mucho con emprendedores y no es tan fácil; el emprendedor está muy solo y es muy complicado”, apuntó Julia Sainz, responsable de Relaciones Institucionales de Avalmadrid, sociedad que se encarga de aportar avales a emprendedores para lograr financiación bancaria.
Sainz reconoce que se vive una época donde el emprendedor lo tiene más fácil que antes pero aun así hay muchos obstáculos. Entre otros, se encuentra la competencia entre administraciones para ayudarlos. “No tenía mucho sentido y ahora se ha hecho de manera mucho más inteligente”, apostilla.
Boom en ‘startups’ tecnológicas
Más allá de proyectos emprendedores tradicionales, España ha vivido un particular ‘boom’ de proyectos tecnológicos. Y ha sucedido por la convivencia, según el presidente de la Asociación Española de Entidades de Capital, Crecimiento e Inversión (Ascri), Javier Ulecia, de tres factores: la digitalización, que elimina las barreras para crear una compañía; el incremento de alternativas de financiación diferentes a la banca para fases iniciales (business angels, pequeñas incubadoras…), y la tendencia de las grandes compañías a adquirir pequeñas ‘startups’ tecnológicas para reforzar su I+D.
A estos, une otros factores propios de España que favorecen aún más ese 'boom'. La alta tasa de paro, que coloca el emprendimiento como alternativa más factible, el incremento de las ayudas públicas y el atractivo como país (“calidad de vida, costes…”) son tres de esas razones. Pero con los avances sobre la mesa, señala que hay una asignatura pendiente: madurar y consolidarse. “El problema en el capital riesgo es que dependemos demasiado de dinero público”, apunta Ulecia. En este sentido, lamenta que entre los inversores privados no se encuentren fondos de pensiones y aseguradoras, como sucede en otros países. “No ha habido voluntad política para lograrlo”, apostilla.
La financiación, ¿un problema?
Gracias a la existencia de esas alternativas de financiación, tanto públicas como privadas, el nivel de inversión en este tipo de proyectos emprendedores se ha incrementado de manera notable en España en el último lustro. En el caso del capital riesgo es, quizás, más visible: en 2015 se desembolsaron 650 millones de euros para empresas en edades más tempranas (‘startup’), más del doble que un año antes.
Pero al margen de estas opciones, sigue estando la financiación bancaria ‘tradicional’. ¿Qué exige una entidad financiera para apoyar a un proyecto emprendedor? Ibercaja, que se ha planteado inyectar 1.800 millones de euros de nuevo crédito hasta 2018 captando 10.000 nuevos clientes, pone sobre la mesa varios puntos clave. Su responsable de Empresas, Emilio Márquez, los apunta: la experiencia previa; el compromiso con el proyecto y la asunción de riesgo en la capitalización de la empresa; las previsiones realistas; la diversificación en clientes y mercados, y la transparencia, con la que “no se oculten los datos y nos hagan a todos conocedores de las decisiones”.
En la cabeza de cualquier emprendedor ronda, en muchas ocasiones, una pregunta respecto a la financiación. Es la que se ha hecho Luis Estaire, fundador del grupo de medios virales Viraloa Group (3 millones de lectores al mes con un equipo de 10 personas), en este tiempo sin haber dado acceso a un socio capitalista. Y la deja sin responder: “¿Seguimos viviendo de fondos propios y aprovechando bien los beneficios en seguir reinvirtiendo o eso nos está limitando y necesitamos una inyección de capital para acelerar y conseguir que no se nos adelante la competencia?”.
En el caso del equipo de la ‘startup’ Wazypark, creadora de una app para descubrir espacios libres para aparcar el coche en la ciudad, la decisión fue acudir a la financiación. Y, ¿cómo hacerlo? Ángel Hernández, socio y director de Operaciones de la compañía, acudió al primer inversor con una primera versión de la ‘app’ en marcha y con cierta actividad. “Lo normal es que un inversor privado no invierta en una idea, sino en un producto y en unas métricas”, apunta. Tras esa primera inyección, llegó una segunda, donde hubo capital riesgo de bancos e inversores privados. Tras estas dos ampliaciones, entiende que en 2017 llegarán al punto de equilibrio y ahí decidirán si deben acudir a más dinero para acelerar o no. “Y es que conseguir financiación es un trabajo a tiempo completo”, advierte.
Sobre esto último, advierte el inversor Javier Ulecia: “La principal financiación de una empresa ha de ser sus ventas y sus propios recursos y por eso no se puede dedicar más tiempo a buscarla que a vender productos”. En esta ‘batalla’ por conseguir la gasolina para crecer, él advierte de que muchos de los proyectos no son financiables por inversores externos, pues la mayoría de éstos “requiere un retorno de su inversión” y en no pocas ocasiones no es suficientemente atractivo.
¿Cómo acertar con el equipo?
Otro de los grandes retos para los emprendedores hoy tiene que ver con la elección del equipo del que se rodearán. Y en este sentido, no es algo especialmente sencillo. Todos reconocen que es uno de los puntales, pero no siempre se acierta. “En estas fases se necesita un equipo muy comprometido y siempre es un momento muy complicado prescindir de alguien; no todo el mundo sirve, no porque no sean valiosos, sino porque en ese momento particular no lo están siendo”, apunta María López, de BitBrain, ‘startup’ dedicada a la neurotecnología.
En esa elección hay que tener en cuenta, según Ángel Hernández (Wazypark), que “no todo el mundo sirve para emprender”. Para él, es necesario que comparta la visión del equipo fundador. “Montar una compañía no es un camino fácil”, recuerda.
Burocracia para abrir… y cerrar empresas
No sólo la financiación o la elección de los aliados son desafíos que afrontar. Los emprendedores señalan también un aspecto muy importante: la burocracia. Pero no sólo para crear una sociedad con la que arrancar, sino para cerrarla. “Para abrirla, todo problema burocrático es una gota de agua en la vida de una empresa, pero es mucho más preocupante la pesadilla cuando tienes que cerrar”, apunta Ulecia, quien reconoce que acaba siendo un drama.
Estas trabas son importantes porque un emprendedor, según explica Ángel Hernández, no sólo debe saber cuándo abrir, sino cuando cerrar. “Lancé un proyecto, dediqué tiempo y dinero y en un año descubrí que no tenía sentido y abandoné porque siendo objetivo iba a terminar fracasando tres años después…”, apunta.
Pero no sólo tiene que ver con los trámites para la sociedad. En la actividad del día a día también sigue habiendo importantes que tienen que ver, por ejemplo, con las exportaciones. En el caso de Bitbrain, la gestión con las aduanas para poder entregar sus productos se hace complicada. “Es un dolor de cabeza y lo que, al final, acaba llevándonos más tiempo”, lamenta su fundadora.
No es un trámite burocrático. Pero hay otra losa que, pese a todo, sigue lastrando: el castigo al fracaso. “Hay un miedo al fracaso; la sociedad española es bastante injusta con el fracaso… y bastante vengativa”, apunta Luis Estaire. Para él, el fracaso no existe como tal, pues “nadie que haya tenido éxito lo ha tenido sin fracaso”. Y en este sentido, tampoco sabe definir el éxito absoluto: “Lo que creo que sí se puede hacer es marcar hitos de éxito”. Entre estos destaca tres: generar ingresos sostenidos; intentar dar beneficios y crear empleo.