Ha sido uno de los grandes beneficiados de los abusos de la banca y de las entidades financieras. Preferentes, hipotecas multidivisa… y ahora las cláusulas suelo. El bufete de abogados Arriaga Asociados se frota las manos con la cascada de demandas para el próximo año. Desde su fundación hasta el pasado 2015, último ejercicio con cuentas cerradas, ha pasado de 1 a 20 millones de euros de facturación neta.
Durante ese año 2015, en el que obtuvo un beneficio de 1,03 millones de euros, las acciones preferentes representaron un ‘empujón’ importante en esos ingresos. Las previsiones de la propia compañía, fundada por Jesús María Ruiz de Arriaga, siguen siendo ambiciosas: esperan que 2016 sea un año con un incremento “sustancial” de las ventas gracias a las sentencias favorables que han ido logrando de casos iniciados entre 2013 y 2014.
Ahora las cláusulas suelo es el nuevo frente con el que aspira a hacer crecer su negocio. Durante este año 2017 se espera que haya un aluvión de reclamaciones judiciales por parte de los particulares. En total, según las estimaciones del Banco de España, la exposición total de la banca española a las cláusulas es de 4.200 millones de euros. De esa cantidad, sólo provisionaron una tercera parte.
Un modelo ‘especial’
Su modelo se basa en una cierta estandarización en casos de denuncias colectivas de ciudadanos por delitos financieros. Se ha consolidado como un despacho basado en reclamaciones. El de las preferentes ha sido su negocio más destacado, pero no ha sido el único. Ha aprovechado los abusos de la banca para generar ingresos: las hipotecas multidivisa, las acciones de Bankia, los bonos convertibles del Banco Popular, etc.
En el ámbito laboral, se apoya en una plantilla con un importante peso de trabajadores temporales. Durante el año 2015 la plantilla media, según su propia memoria, ascendió a 286 trabajadores. Casi seis de cada diez son calificados como ‘no fijos’. El gasto en personal también se ha multiplicado por 2,5 veces, pasando de 2,5 a 7 millones. Pese a ello la compañía logra rentabilizarlos aún más: las ventas por empleado pasaron de 43.800 a casi 60.000 en el último año.
Esa rentabilización por empleado es uno de los aspectos de su modelo que más críticas ha despertado. La medición al milímetro de la productividad de sus abogados, repartidos por tareas concretas dentro del proceso judicial en los distintos casos, es seña de identidad. Y en su memoria de 2015 lo deja claro: “El objetivo primordial es el mantenimiento de los elevados márgenes de rentabilidad que garanticen el retorno de las inversiones realizadas en los ejercicios anteriores”.
Gasto en publicidad
Una de sus señas de identidad ha sido el gasto en publicidad. Tradicionalmente, los despachos de abogados no han optado por esta opción para ganar clientes. Sin embargo, Arriaga Asociados ha convertido esto en una inversión para sus demandas colectivas. El ejemplo más paradigmático es el de la campaña publicitaria que utilizó al portero del Oporto y excapitán del Real Madrid Iker Casillas, también afectado por las acciones de Bankia.
No es fácil saber cuánto dinero ha gastado en este capítulo. En las cuentas anuales, el despacho de abogados no especifica entre sus gastos de explotación, que ascendieron a 12,1 millones de euros, cuánto corresponde a marketing y propaganda. Este capítulo se ha multiplicado por casi cuatro en el ejercicio 2015.
¿Quiénes son los socios?
El bufete está en manos de dos grandes accionistas. Por un lado se encuentra el propio Juan José Ruiz de Arriaga, es el hermano de Jesús María Ruiz de Arriaga, fundador de la compañía. Controla un 25% de la empresa, constituida como tal en 2012.
La otra socia es María Giuliana Mayuri Chumacero, que además figura como administradora única de la empresa. Aglutina el 75% de las acciones, según figura en el Registro Mercantil. Lo hace a través de dos sociedades: Sandoval Lake SL y Proyectos e Inversiones Colibri SL.
Bufete Rosales, su competidor
En el sector, Arriaga Asociados convive con otros bufetes especializados en estas demandas colectivas. Pero sus tamaños son muy inferiores. Uno de los más destacados es Bufete Rosales, que también triplicó sus ingresos hasta superar los 4,5 millones en 2015.
Con cuatro veces menos ingresos que el bufete de Arriaga logra casi los mismos beneficios: 1,2 millones de euros.