Los economistas no se ponen del todo de acuerdo en Alemania. Dependiendo de la institución en que trabajen, utilizan lentes distintas con la que mirar el horizonte del próximo año. Pero aún así, en 2017, todos indican que Alemania, más o menos, seguirá tirando del carro del crecimiento europeo. Para muchos, la expansión económica germana no será superior a la de este año que se acaba, estimada en un 1,8% por el Gobierno de la canciller Angela Merkel.
Para 2016, hay previsiones más optimistas que la del Ejecutivo germano. La Comisión Europea ve, por ejemplo, a la economía germana creciendo un 1,9% en este curso. Otras instituciones en suelo teutón, como el Instituto para la Economía Mundial de Kiel o el Instituto para la Macroeconomía y la Investigación de Coyuntura de Düsseldorf, coinciden al ver al país de Angela Merkel flirtear con el 2% en términos de crecimiento. Para 2017, sin embargo, son minoría los que ven a la mayor economía de Europa igualando la expansión de este año.
“En 2017 la economía alemana crecerá, pero lo hará claramente en otra dinámica, crecerá un 1% y no se beneficiará de factores como aquellos de los que se pudo aprovechar este año, como los precios del petróleo”, dice a EL ESPAÑOL Michael Grömling, profesor en la prestigiosa Universidad de Wurzburgo y experto del Instituto de la Economía Alemana de Colonia. Para él, el comportamiento de la economía alemana – y en buena medida mundial – estuvo muy influenciada por el precio del petróleo.
No en vano, el precio medio del barril de petróleo de miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) fue en 2016 de unos 36,6 dólares. Durante buena parte del año, el valor del barril de crudo fue inferior a los 40 dólares. Ese precio sólo se superó escasamente en junio y septiembre (40,81 y 40,02 dólares, respectivamente) y holgadamente en octubre y diciembre (43,41 y 47,50 dólares).
Esos casi 50 dólares por barril se perfilan como valor de referencia para los próximos doce meses en vista de de que la OPEP, junto a países ricos en hidrocarburos no miembros de dicha organización como Rusia, ha acordado recortar la producción de petróleo. “Esto tendrá un efecto de freno para la economía alemana y mundial”, sostiene Grömling.
El Instituto para la Economía Alemana de Colonia es de las organizaciones que menos ven crecer a Alemania el próximo año. También estiman que el país crecerá un 1% en 2017 en el Instituto de Investigación Económica de Berlín. Sin embargo, en el prestigioso Instituto IFO, también conocido como Instituto Leibniz para la Investigación Económica de la Universidad de Múnich, sitúan la expansión del PIB teutón en 2017 en un 1,6%, dos décimas menos que en 2016.
Ese cambio, mínimo, no supondrá alteración del papel germano en Europa, según Clemens Fuest, presidente del Instituto IFO. “Para Europa, Alemania va a seguir jugando un papel de elemento económico estabilizador, aunque el nivel de crecimiento no sea muy elevado”, comenta Fuest a EL ESPAÑOL.
Pisando un poco el freno
La estabilidad es algo de lo que precisamente puede escasear el 'Viejo Continente' el año que viene. Europa es, de hecho, fuente de no pocas incertidumbres que explican por qué la economía alemana pisará algo el freno en 2017. Las todavía imprevisibles consecuencias del 'brexit' y la tendencia proteccionista que se está popularizando en suelo europeo a través de partidos como el Frente Nacional (FN) en Francia o Alternativa para Alemania (AfD) en suelo germano no invitan al optimismo.
“El proteccionismo, para una economía orientada hacia el comercio exterior como la alemana, no es una buena noticia”, según Grömling. A su entender, parece esfumarse un proyecto como el tratado de libre comercio que negocian la Unión Europea y Estados Unidos – más conocido por las siglas inglesas TTIP – y del que se ha dicho podría añadir hasta un 1% de crecimiento económico para Europa. El TTIP ha dejado de estar en la agenda de los líderes a un lado y otro del Océano Atlántico.
“No me puedo imaginar que la administración Trump vaya a sacar adelante este proyecto y en Europa ya no hay empuje a su favor, lo más probable es que el TTIP no vea la luz en 2017”, comenta Grömling. Asociados a las inciertas consecuencias de la agenda proteccionista que defendió Donald Trump en su camino a la Casa Blanca figuran los imprevisibles resultados de las elecciones clave para Europa del año que está por venir. A saber, las presidenciales francesas de mayo y las generales alemanas del próximo otoño. También podría ocurrir que los ciudadanos italianos acudan a las urnas en 2017 tras la reciente caída en desgracia de Mateo Renzi.
Contexto internacional problemático
Para Grömling, “en 2017 el contexto internacional será un problema, por eso las exportaciones alemanas crecerán muy poco”. Precisamente en las última semana de este año, desde la Asociación Alemana de Cámaras de Comercio e Industria (DIHK, por sus siglas alemanas), señalaban que, entre julio y septiembre, las exportaciones germanas al Reino Unido han caído un 5,5% respecto al segundo trimestre del año. En ese porcentaje puede verse una clara consecuencia del referéndum sobre el 'brexit', celebrado el pasado 23 de junio.
Con todo, Fuest difiere. En su centro de estudios no esperan que las exportaciones se vean afectadas por los populismos, el crecimiento del precio del petróleo o un clima favorable a políticos con agendas proteccionistas. “El valor del euro es bajo y los tipos de interés también, por eso esperamos que esto afecte positivamente a las exportaciones”, dice Fuest. “Las importaciones crecen más rápidamente que las exportaciones, lo que hace de Alemania un mercado interesante”, añade.
La moneda única ha acabado el año casi equiparado con el dólar estadounidense, rondando los 1,04 euros por dólar, un valor que reduce los costes de las exportaciones europeas – y por ende alemanas. Hace seis meses, el valor era 1,11 euros por dólar.
Mercado laboral y consumo
Fuest, al igual que Grömling, cree que el mercado de trabajo alemán seguirá dando buenas noticias. “Tenemos un buen nivel de ocupación laboral, y prevemos que suba y alcance otro récord”, señala el director del IFO. En Alemania se cuentan trabajando unos 43,75 millones de personas, una cifra récord. Con la tasa de paro en apenas un 4,2%, el país de Angela Merkel seguirá creciendo, en buena medida animado por el consumo interno.
Esto difícilmente cambiará en 2017, a pesar de las incertidumbres asociadas a la realidad internacional. En cualquier caso, las dudas no sólo tienen un sentido negativo. Al menos así lo cree Fuest. “No pienso que la situación vaya a ser peor en 2017 que en este año, hay inseguridades, claro está, pero, por ejemplo, Trump podría bajar los impuestos en Estados Unidos y esto podría repercutir positivamente en Europa”, sostiene el director del Instituto IFO. “Las inseguridades no sólo afectan negativamente, pueden entrañar sorpresas que afecten en dos direcciones, para mal pero también para bien”, concluye.