Cepsa podrá pujar por el petróleo y gas de Irán. La petrolera española controlada por el fondo de International Petroleum Investment Company (IPIC), con sede en Abu Dhabi, se ha ‘colado’ entre las 29 compañías seleccionadas por el Gobierno persa que podrán licitar por los proyectos que sacará a concurso en los próximos años, fruto del levantamiento de la sanciones.
Cepsa es la única empresa española en un listado dominado por Japón, con cinco empresas (como Inpex Corporation, Mitsubishi o Mitsui); y China, con cuatro (CNPC, Sinopec o Cnooc). En ese listado sólo hay compañía estadounidense, Schlumberger; y algunas de las grandes petroleras europeas como, la francesa Total, la italiana ENI y la angloholandesa Shell, además de dos de los gigantes rusos, Gazprom y Lukoil, según el listado publicado por la compañía estatal National Iranian Oil Co.
Aún es pronto para saber en qué se traducirá esa preselección, pero estar en ese listado permitirá a las compañías seguir en la puja por uno de los tesoros energéticos por explotar. Irán cuenta con las cuartas mayores reservas de petróleo del mundo y con las primeras de gas natural.
Las compañías seleccionadas por el Gobierno de Hassan Rohani ya han firmado un contrato preliminar que les permitirá estudiar los campos petrolíferos del país para poder llevar a cabo su explotación en el futuro, en caso de ser seleccionadas de manera definitiva. Se calcula que Irán necesita una inversión en su industria energética de más de 100.000 millones de dólares (unos 95.500 millones de euros) para poder acelerar su producción después de años de sanciones, según estimaciones publicadas por la agencia estadounidense Bloomberg. De esa cifra, unos 50.000 millones de dólares se invertirán cada año.
Producción disparada
En los últimos meses, Irán ya ha pisado el acelerador en cuanto a producción de crudo. Desde que se levantaron hace un año las sanciones que le impedían comercializar su crudo en occidente, la producción de petróleo iraní ha pasado de 870.000 barriles diarios a 3,67 millones cada jornada.
¿Dónde van a invertir? El ministro de petróleo iraní, Bijan Namdar Zanganeh, identificó en noviembre de 2015 más de 50 potenciales proyectos de crudo, con el objetivo de alcanzar los 5,7 millones de barriles diarios de producción a principios de la próxima década.
La puja por las reservas iraníes ha sido un proceso gradual. Tras el levantamiento de las sanciones, la Compañía Nacional de Petróleo Iraní, el monopolio que gestiona el crudo en el régimen de los ayatolás, aprobó un nuevo marco legal para los dos próximos años en el que se contemplaba recibir ofertas de las empresas interesadas en desarrollar y explotar los campos de crudo y gas. Inicialmente, se estimaba en cerca de 40 el número de empresas interesadas en esos proyectos.
Es significativo el caso de la estadounidense Schlumberger porque las compañías estadounidenses aún tienen limitaciones para invertir directamente en proyectos energéticos en Irán. Pueden hacerlo pero sólo a través de filiales en el extranjero. Además, las compañías, independientemente de su origen, no podrán ir solas. Para invertir en Irán, las multinacionales foráneas tienen que ir de la mano de una compañía persa, con la que tendrán que constituir una ‘joint venture’.
La que no estará en Irán es Repsol. La petrolera española decidió, voluntariamente, quedarse fuera de esta competición a pesar de que fue una de las grandes empresas españolas que viajó en la delegación empresarial que, en otoño de 2015, acudió a Teherán para interesarse por las posibilidades económicas y comerciales que se iniciaban con el fin de las sanciones. Desde entonces, se ha desatado una competición diplomática por ganarse el apoyo de la administración iraní. Por ejemplo, representantes de los gobiernos japonés y chino han visitado Irán en los últimos meses para tratar de lograr contratos para sus compañías. A tenor de los precandidatos seleccionados par apujar por su crudo, parten como favoritas.