Una "equilibrada" mezcla de la mostaza alemana Kühne Senf y mahonesa casera. Son los ingredientes básicos de la mítica salsa de mostaza de las cafeterías Nebraska y que este martes, una semana después del cierre oficial de los locales, se ha hecho pública a través de Twitter. La idea, de los 92 trabajadores que se han quedado en la calle: "Queremos movilizar a la gente y que vean que seguimos luchando", explican a EL ESPAÑOL.
Después de que les avisaran del cierre con un día de antelación, los 92 despedidos todavía no dan crédito a lo ocurrido. "El día después de que nos comunicaran los cierres, tuvimos que acudir a las cafeterías a sacar el género y donarlo a ONGs, porque ni siquiera habíamos podido cancelar los pedidos", cuenta a este periódico Dimas, gerente de uno de los locales.
Concentración en Madrid
Lejos de quedarse en la movilización a través de la red, los trabajadores se concentrarán este miércoles en Madrid para pedir más información a los negociadores. "Muchos de mis compañeros llevaban 40 años en Nebraska", apunta Dimas, que asegura que "nada del proceso se ha hecho bien", algo en lo que coinciden con él tanto los sindicatos como los abogados privados.
Todo fue demasiado rápido. El pasado 21 de diciembre, los gerentes de las cafeterías mantuvieron una reunión por videoconferencia con el todavía dueño, que les comunicó la venta de Nebraska a la sociedad de gestión de activos Corpfin Capital, aunque no les adelantó qué ocurriría con ellos. "Aunque seguíamos trabajando, reinaba el desánimo y la incertidumbre porque no sabíamos si conservaríamos nuestros puestos", indica Dimas.
Dos semanas después, el 10 de enero, el comité de empresa es informado del cese de actividad en todas las cafeterías Nebraska. Ese mismo día, cerraron todas las que todavía atendían clientes en la capital madrileña, las dos de Bravo Murillo, la de Alcalá, la de Goya y la de Gran Vía.