Desde que Donald Trump ganó las elecciones en Estados Unidos, México se ha situado en su punto de mira. La construcción de un muro fronterizo para controlar la inmigración o la vuelta de tuerca planteada sobre el tratado comercial entre ambos países y Canadá son dos elementos que han sembrado de dudas el futuro económico del país centroamericano.
Pero, al mal tiempo, buena cara. Esa es la idea que la presidenta del Banco Santander, Ana Patricia Botín, ha querido transmitir a analistas y medios de comunicación en la presentación de resultados del grupo financiero al cierre del ejercicio 2016.
No le queda otra. No en vano, los 629 millones de beneficios obtenidos por el grupo financiero en México -solo superados por los cosechados en Brasil, Reino Unido y España- representan el 10% del total.
El vaso medio lleno
Quiere ver Botín el vaso medio lleno. “Algún efecto habrá”, apuntaba la presidenta del Santander tras reconocer que, tras dos décadas de vigencia, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta), “puede ser modificado”. Pero, al margen de lo que suceda con este acuerdo transnacional, Botín ve a México con “capacidad de mejora” por otras cuestiones sólidas de su economía, como el fuerte y sostenido consumo interno.
“Grandes fortalezas con sus 120 millones de habitantes” que han posibilitado que, en 2016, los ingresos de la franquicia azteca del Santander se elevaran un 14%, sobre la base del crecimiento del crédito y los depósitos vista, y que el beneficio creciera cerca del 18% a tipos constantes, aunque luego quedara diluido a la nada (tan solo un 0,1%) al aplicar la fuerte devaluación del peso mexicano.
Con todo, y a pesar de lo que pueda pasar con las relaciones comerciales entre México y Estados Unidos, Botín mantiene el optimismo respecto a esta franquicia y, en esa línea está el plan de inversiones de 15.000 millones de pesos (unos 650 millones de euros) que el Santander tiene en marcha en este país.
Como en el resto de filiales, también en el país azteca conseguía el Santander mejorar los dos grandes ejes de su estrategia comercial global, con el aumento del 46% en clientes digitales y 16% en vinculados, con un esfuerzo notable en la captación de nóminas.
Superada la incertidumbre en Brasil
Brasil, el gran buque insignia del Santander -el que más beneficio aporta, casi 1.800 millones de euros (el 80% más que España)-, es otra de las grandes preocupaciones de Botín respecto a las decisiones que, en materia de inversiones en el Cono Sur, pueda tomar el presidente Trump. Aunque, en cualquier caso, “se han superado las grandes incertidumbres y estamos satisfechos”, apuntaba Botín sobre la evolución dell coloso sudamericano, con un margen bruto (intereses más comisiones) superior a los 11.300 millones de euros, un 1,6 más tras aplicar el ajuste cambiario.
Al margen de Brasil y México, es precisamente el negocio del Santander en Estados Unidos el único que no acaba de levantar el vuelo. “Va bien el negocio de Santander Consumer, pero vamos a necesitar más tiempo para hacer rentable el banco comercial”, reconocía Botín. En conjunto, la filial estadounidense cerraba con un beneficio de apenas 400 millones de euros, un 42% menos que un año antes.
También en clave internacional, Ana Botín hacía referencia, en su comparecencia ante los medios, a las consecuencias del brexit. Se lo tomaba con cautela. “Hasta ahora solo se ha producido la devaluación de libra, buena para sus exportaciones, pero no se ha cambiado norma alguna que afecte a nuestros clientes en el Reino Unido. Habrá que esperar a ver cómo queda el acuerdo de salida para evaluar las consecuencias”, reflexionaba la presidenta del Santander.