En el año 2011 la salida de Bankia a bolsa era una cuestión de estado. La operación tenía que ser un éxito y demostrar que el sector financiero y el sector público de España ya habían superado la crisis. Seis años después, los que eran entonces responsables del Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) tendrán que justificar ante la Justicia que no conocían la verdadera situación patrimonial de Bankia y que las decisiones que adoptaron se hicieron conforme a la ley.
La Audiencia Nacional ha ordenado esta mañana al juez Fernando Andreu que cite a declarar como investigados (antes denominado imputados) a las cúpulas de las dos instituciones, entre ellos Miguel Ángel Ferández Ordóñez, exgobernador del Banco de España y a Julio Segura y Fernando Restoy, antiguos presidente y vicepresidente de la CNMV. Su tarea no va a ser sencilla, ya que en el auto de imputación, la Audiencia es contundente y señala que “autorizaron la salida a bolsa de Bankia a pesar de tener pleno y cabal conocimiento de la situación en la que dicha entidad se encontraba”.
Esa situación era la más crítica posible: Bankia era inviable, como posteriormente se comprobaría, pero además era dudoso que fuese apropiado colocarla como un doble banco: BFA y Bankia, en lugar de una única entidad. La Audiencia considera demostrado “Que la jefatura del Banco de España, con carácter previo a la salida a bolsa de BFA-Bankia tuvo noticias directas y fehacientes de la inviabilidad del grupo”. El auto reconoce que los correos enviados por el jefe de la inspección del Banco de España en Bankia, José Antonio Casaus “no dejan lugar a dudas sobre la expresa, previa y contundente información que la dirección del Banco de España tuvo, tempestivamente, acerca de la inviabilidad del grupo y la falacia de los resultados presentados”.
A pesar de que el Banco de España conocía la verdadera situación de la entidad, decidió ignorar la situación y continuar con la colocación de la entidad
Sin embargo, a pesar de que el Banco de España conocía la verdadera situación de la entidad, como determina la Audiencia Nacional, decidió ignorar la situación y continuar con la colocación de la entidad entre inversores institucionales y particulares que posteriormente conocerían el agujero contable del banco.
Cuestión de Estado
En esos meses de 2011 se realizaron numerosas llamadas telefónicas para que la operación saliera adelante con éxito. Todas las instituciones querían que así fuese. El supervisor de BFA y de Bankia era el Banco de España, presidido desde 2006 por Miguel Ángel Fernández Ordóñez, por lo que era el responsable último de controlar la solvencia de la entidad. El Banco de España sabía que no era solvente, pero decidió continuar con la operación, o, algo más grave, pudo incluso promocionarla. Así lo aseguró el expresidente de Bancaja, José Luis Olivas Martínez, quien participó en todo el proceso de fusión de las siete cajas en el SIP que daría lugar a Bankia.
En su declaración, Olivas señaló que fue citado en la sede del Banco de España por Fernández Ordóñez para reunirse con Rodrigo Rato, entonces presidente de Caja Madrid, para que “empezáramos a negociar”. En ese encuentro, celebrado el 1 de junio de 2010 y reconocido también por Fernández Ordóñez, Olivas asegura que se le “conminó” a integrarse en Bankia y, de lo contrario, fue amenazado con “intervenir la entidad”. El propio Ordóñez reconoció en su declaración ante la Audiencia en 2013 que le dijo a Olivas que si Bancaja no se fusionaba con Caja Madrid “tendría que ser intervenida”. El exgobernador aseguró que “no fue una amenaza, era una consecuencia de que Bancaja estaba muy mal, peor que Caja Madrid”.
Presuntamente Fernández Ordóñez no sólo conocía la verdadera situación contable de BFA-Bankia, también decidió ignorarla y promocionar la operación
Según la declaración de Olivas, una semana después recibió una llamada del subgobernador del Banco de España, Javier Aríztegui, en la que le insistía que la voluntad de Fernández Ordóñez era que se alcanzara un acuerdo rápido para realizar la operación. “Trabajamos a contrarreloj”, señaló Olivas; a finales de mes ya estaba el acuerdo listo. Esto significa que, presuntamente, Fernández Ordóñez no sólo conocía la verdadera situación contable de BFA-Bankia, sino que también decidió ignorarla y promocionar él mismo la operación que atrapó a miles de pequeños inversores.
De hecho, la colocación podría haberse realizado de otro modo, pero no se contemplaron las alternativas: se quería una colocación exitosa a través de una OPS (Oferta Pública de Suscripción). Y no fue porque la cúpula del Banco de España no lo supiera. El inspector en Bankia, Casaus, advirtió que la operación ideada “no funcionará y creará quebranto en el contribuyente”, como finalmente ocurrió. En su lugar, recomendaba vender la entidad a un banco ajeno, preferentemente extranjero. En el caso de que la operación fuese inviable, Casaus recomendaba que la mejor solución era “reducir el precio de la compra hasta cero”, esto es, que el comprador se quedase Bankia asumiendo su deuda. Pero ninguna de estas opciones fue aceptada y, en su lugar, se colocó con la estructura de doble banco.
Cooperación imprescindible
La Confederación Intersindical de Crédito (CIC), el sindicato que ejerce como acusación popular, tachó de “engaño contable” la contabilidad de BFA-Bankia y aseguró que no hubiese podido realizarse sin la participación del Banco de España. En esta operación también tuvieron un papel protagonista los responsables de la CNMV, Julio Segura y Fernando Restoy.
Ambos fueron coautores de los mismos ilícitos que los gestores de la entidad y, en el peor de los casos, cooperadores necesarios de su actuación
Los responsables de la CNMV han alegado siempre que el supervisor actuó de forma regular, ya que no son los encargados de controlar la veracidad de las cuentas de la entidad, tarea de la que se encarga el auditor, en este caso fue Deloitte. Sin embargo, para la acusación, “tanto el Banco de España como la CNMV estaban perfectamente informados de la verdadera situación de la entidad”, por lo que su responsabilidad en la operación era la de “coautores de los mismos ilícitos que los gestores de la entidad y, en el peor de los casos, cooperadores necesarios de su actuación sin la cual jamás se podrían haber llevado a cabo”.
La CNMV autorizó la salida de Bankia a bolsa y el folleto de emisión en el que aparecen las cuentas manipuladas de la entidad. La Justicia tendrá que determinar si la cúpula del supervisor conocía su verdadera situación patrimonial, como sí conocía el Banco de España a través de los informes de los inspectores.
En cualquier caso, una comunicación fluida entre el Banco de España y la CNMV hubiera permitido a Segura y Restoy conocer la verdadera situación de Bankia. Donde sí fueron buenas las conexiones es en el ámbito laboral: apenas un año después de la colocación, Restoy dio el salto desde la CNMV hasta el Banco de España para colocarse como subgobernador en sustitución de Aríztegui. Cargo que ocupó hasta este año, cuando ha dado el salto al Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés), al que se ha incorporado como presidente del Financial Stability Institute (FSI). Paradógicamente, su tarea en este organismo será prestar ayuda a los supervisores de todo el mundo para que mejoren sus controles de la solvencia de las entidades.