La Agencia Tributaria ha puesto su lupa sobre el negocio de la sueca Spotify en España. Tras inspeccionar los ejercicios entre los años 2009 y 2012, ha ejecutado una primera sanción que ha supuesto el pago de 150.000 euros. La razón: la contabilización de sus gastos financieros en el cálculo del Impuesto de Sociedades. Esta multa se conoce justo después la compañía ha decidido trasladar toda su facturación en España, y en el resto de países excepto Estados Unidos, a la compañía de Suecia.
La tecnológica generó unos ingresos en 2015 de 44 millones de euros, según las cuentas recién presentadas en el Registro Mercantil, de los que casi el 80% proceden de las suscripciones de pago de los usuarios españoles. Su filial regresó a números negros, tras las pérdidas de 2014, con unas ganancias de apenas 6.500 euros.
¿Por qué la sanción?
La sociedad española, que fue constituida justo hace nueve años, ha estado recibiendo inspecciones de sus impuestos durante los últimos ejercicios. Sin embargo, no ha sido hasta ahora cuando ha recibido una sanción.
El origen hay que encontrarlo en una inspección parcial del Impuesto sobre Sociedades de los ejercicios entre 2009 y 2012. Se dio a conocer en enero de 2015 y el resultado fue el pago, con intereses incluidos, de 148.000 euros, según reza en la memoria anual. La causa es el ajuste en la contabilización de los gastos en tipos de cambio y en los préstamos entre empresas del propio grupo.
¿Cuánto pagó entre esos años? En el ejercicio 2009 pagó 833 euros; en 2010, cerró con una cuota a compensar en siguientes ejercicios con beneficio de 51.000 euros, y en 2012 abonó unos 61.000 euros.
Su estructura fiscal
Hasta ahora, la española no actuaba como comisionista de sus matrices en base a un trabajo de marketing y promoción de los productos de aquellas, como sí hacen otras tecnológicas como Facebook o Google. Su funcionamiento es el siguiente: la compañía comercializaba los servicios de publicidad y de venta de suscripciones a su servicio de streaming después de haber pagado por los derechos de ese contenido a su matriz en Suecia.
Los precios abonados por esos ‘royalties’ (llamados en el argot ‘precios de transferencia’) son vigilados de cerca por Hacienda debido a que son el arma perfecta para incrementar gastos y acabar reduciendo los beneficios y, por ende, los impuestos a pagar por Sociedades. En esto, la compañía se gastó 42,9 millones de euros en 2015 (el 96,4% de todos los ingresos), según sus propias cuentas.
¿Cómo es su estructura corporativa? Spotify Spain SL está integrada en el grupo de empresas cuya cabecera se encuentra en Spotify Technology SA, con domicilio social en Luxemburgo. Pero su sociedad dominante directa es Spotify Ltd, con sede en Reino Unido.
Se ‘van’ de España
Todo esto cambiará en los próximos ejercicios. ¿La razón? La compañía ha decidido trasladar toda la facturación de sus servicios a la matriz sueca. Es decir, la española ya no comercializará la publicidad o las suscripciones, pagando por los royalties a la nórdica, sino que lo harán de manera directa desde Suecia. Ese cambio en la facturación tuvo lugar el pasado mes de octubre y fue informado a los clientes en un cambio de las condiciones.
La duda ahora reside en qué harán con la filial. Lo habitual en estos casos es que se quede sólo como una comisionista, que hace trabajos de promoción y marketing de los servicios de streaming en el territorio español.
¿Es una operación para pagar menos impuestos? “¡No! Se aplicarán todos los impuestos locales; simplemente alineamos cómo entregamos Spotify Premium en todo el mundo y obtenemos eficiencia centralizando todas las transacciones desde Spotify AB [en Suecia] sin la participación de las filiales locales”, aseguran fuentes oficiales de la empresa a preguntas de EL ESPAÑOL. En este sentido, apostillan: “Spotify continúa pagando impuestos como antes, el IVA ahora bajo el régimen MOSS [mini ventanilla única]”.
Un negocio de 44 millones
Con todo, el negocio de Spotify no ha dejado de crecer en este tiempo en España. El primer año en el que logró ingresos fue en 2009 con 1,3 millones de euros. En siete años esa cifra se ha multiplicado por 34 hasta alcanzar los 44 millones de euros en el año 2015.
Su modelo de negocio en España, y en el resto de mercados, se basa en dos grandes líneas de ingresos: publicidad y suscripciones a su servicio de pago. ¿Cómo es el reparto? Un total de 35 millones de euros se ingresaron a través de esos usuarios Premium y 4,7 millones procedieron de la publicidad. Hay un capítulo que se califica como ‘Otros’ que suma 4,4 millones de facturación.
Todo este volumen de negocio, combinado con el precio pagado por los contenidos y los diferentes gastos (sobre todo de personal), redujo hasta los 6.450 euros los beneficios logrados por su actividad (varios ejercicios anteriores han concluido en pérdidas).
La empresa, con un equipo que ha crecido ligeramente en este último año hasta las 16 personas principalmente dedicadas a gestión de ventas, ha conseguido un crecimiento del 28% en sus ingresos. Es el ritmo más alto desde el ejercicio 2012, donde duplicó ese volumen de negocio hasta superar la barrera de los 23 millones.
Spotify es una de las grandes compañías tecnológicas respaldadas por capital riesgo en Europa. Tiene en su accionariado a inversores como Accel Partners, Goldman Sachs o Fidelity, después de haber recibido 1.560 millones de dólares en diferentes rondas de financiación. En ese 2015 logró unos ingresos de 2.200 millones de dólares, con unas pérdidas acumuladas de 194 millones.