Microsoft no es ni la primera ni la única empresa extranjera que utiliza España como un trampolín para repatriar sus dividendos. Lo hacen gracias a la figura de las Empresas de Tenencia de Valores Extranjeros (ETVE), un holding que permite cobrar y distribuir dividendos y otras rentas sin pagar impuestos en España. Además, gracias a los acuerdos de doble imposición firmados con otros países, tampoco tienen que tributar en el país en el que termina el dinero.
Muchas empresas extranjeras han aprovechado este instrumento tan ventajoso desde el punto de vista fiscal para aglutinar sus beneficios internacionales en España y, desde ahí, enviarlos a la matriz. En la última década las empresas extranjeras han acumulado más de 32.000 millones de euros de inversión en ETVE, según los datos del Ministerio de Economía. Este capital que han atesorado se debe, principalmente, a que ahora cuelgan más filiales de los holding españoles.
Las ETVE tienen que tener una participación del 5% de la filial o de 20 millones de euros para poder beneficiarse de esta exención en el reparto de dividendos. Este capital de sus filiales es la inversión que, lejos de desaparecer, sigue incrementándose. Los 32.000 millones invertidos desde el año 2007 hasta junio de 2016 (último dato disponible) equivalen a casi tres veces el tamaño total de Bankia.
Sólo en la primera mitad de 2016 entraron 3.460 millones de euros netos, un 472% más que en el mismo periodo del año anterior, lo que refleja que la figura de las ETVE sigue siendo muy útil 21 años después de su creación. Desde el año 2009 no se había producido una inversión en ETVE tan fuerte en un primer semestre. Tal es su importancia que cuatro de cada diez euros de inversión extranjera directa que recibió España en la primera mitad de 2016 fueron para ETVE.
Toda esta inversión sigue activa, por lo que el montante de capital acumulado en las ETVE no deja de crecer. Sólo hubo un año en el que se registró salida de capital, en 2012. En ese ejercicio se retiraron 17.000 millones de euros, pero la entrada de 5.300 millones compensó la caída, hasta dejar la evolución neta en 11.700 millones.
De hecho, si sólo se tiene en cuenta la inversión bruta (no se restan las salidas de inversión), los datos son mucho mayores. En la última década entraron 54.000 millones de euros, montante que permitiría comprar el 100% de las acciones de Telefónica, la tercera empresa española por capitalización y todavía sobrarían más de 2.000 millones, casi tanto como el beneficio de Inditex en un año.
Una figura muy útil
La constitución de las ETVE, en 1995, tenía un objetivo muy claro: atraer capitales a España. “Tradicionalmente nunca se habían constituido holdings en España, por lo que se creó un espacio normativo interesante para grandes inversores extranjeros”, explica Rafael García Millán, socio de Cremades & Calvo-Sotelo. Las ETVE “son más interesantes para los no residentes en España, ya que para los residentes, la mayoría de los beneficios fiscales que ofrece son los mismos que puede ofrecer una sociedad española normal”, indica el experto fiscalista.
Las ETVE permiten repartir dividendos a su matriz extranjera sin tener que tributar por esta renta, lo que significa que el dinero sale de España sin pasar por el fisco. Tampoco pasa cuando entra, porque también están exentos. De este modo, España se convierte en un puente para que las empresas puedan repatriar sus beneficios minimizando su factura fiscal.
Esto no significa que estos beneficios no hayan pagado ningún impuesto. Las empresas tienen que tributar por el Impuesto de Sociedades allí donde generen la actividad y, una vez tengan sus resultados netos de impuestos, pueden mandarlos a la ETVE española sin tributar.
Además, la ETVE paga en España el Impuesto de Sociedades por su actividad productiva dentro del país. Esto es, si realiza cualquier negocio económico productivo y genera un rédito económico, tiene que pagar al fisco. Por ejemplo, en el caso de Microsoft, su filial española, que es una ETVE, también gestiona el negocio de la multinacional, por lo que paga los impuestos correspondientes a su actividad. La normativa actual obliga a la ETVE a tener establecimiento permanente en España y, por tanto, a generar un negocio dentro del país.
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