El FROB apostó ayer públicamente por la unión de las dos entidades nacionalizadas, una decisión que ahora queda en manos de los consejos de administración y las juntas de accionistas de Bankia y BMN, además del visto bueno de la Comisión Europea.

La operación se presenta como la mejor opción después de que el FROB haya recibido únicamente una muestra de interés por BMN, que suponía valorar la entidad, en el mejor de los casos, en 1.300 millones, y la participación del Estado en el banco en 690 millones.

Fuentes del FROB han explicado hoy que esa valoración puede ser útil para establecer la ecuación de canje de acciones entre Bankia y BMN que permita la fusión, aunque han dejado en manos de cada entidad la fijación del precio final.

Sea como sea, lo que parece muy probable es que la ecuación de canje no beneficiará en un primer momento al FROB, que aunque mantendrá una participación del 65 % en el grupo resultante, tendrá que asumir que Bankia no absorberá BMN al valor al que el Estado la tiene valorada.

Como el FROB aún no ha publicado sus cuentas de 2016, los últimos datos disponibles son los del cierre de 2015, cuando otorgaba una valoración de 1.453,35 millones a su participación del 65 % en BMN, la misma por la que ahora una entidad desconocida se ha ofrecido a comprar en 690 millones.

Teniendo en cuenta que probablemente Bankia no ofrezca un precio muy alejado, el Estado tendría que anotarse de entrada una pérdida contable de más de 763 millones respecto al valor que le dio a BMN a cierre de 2015.

A partir de ahí, sin embargo, la idea del FROB sigue siendo la misma: vender en el mercado paquetes de acciones de Bankia, con BMN incorporada al nuevo grupo, puesto que el compromiso de España con la Unión Europea es reducir a cero su participación en 2019.

Será entonces cuando se podrá hacer balance de las ayudas públicas recuperadas que, a priori, deberían ser al menos 400 millones superiores a las que se obtendrían si se hubiese vendido BMN y Bankia por separado.