El presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, ha asegurado que la central nuclear de Santa María de Garoña "no es viable económicamente" y ha pedido a Endesa, su socio en la sociedad Nuclenor, propietaria de la planta, que desista de su explotación.
En la junta general de accionistas de la compañía, Galán quiso ser "muy claro" sobre Garoña y la estrategia en materia nuclear de la energética y subrayó que las empresas "no hacemos política energética, lo que hacemos es distribuir energía con las normas de los países, de una manera segura y eficiente".
No obstante, señaló que Nuclenor ya ha afirmado que Garoña es una instalación que "no es viable económicamente, con pérdidas sustanciosas" y que lleva desde hace cuatro años fuera de funcionamiento.
A este respecto, recordó que Iberdrola no es el único propietario de la central nuclear, ya que participa al 50% en Nuclenor con Endesa, socio al que ha pedido "el desistimiento de la explotación" de la planta y con el que, aseguró, espera "llegar a un acuerdo, ya que no es viable económicamente".
Números rojos nucleares
Respecto al resto de activos nucleares del grupo, Galán consideró que se encuentran en una situación idéntica a Garoña, ya que "se encuentran en pérdidas", por lo que se puede considerar que tampoco son viables.
El presidente aseguró que "los impuestos y obligaciones" que afectan a las nucleares hacen que el 50% de sus ingresos se tengan que destinar a hacer frente a esas obligaciones. Por ello, pidió "analizar el marco regulatorio y fiscal" en esta materia de cara al futuro, ya que en estas condiciones es un negocio no viable.
Además de Garoña, Iberdrola tiene participación en las centrales nucleares de Cofrentes (100%), Almaraz I (53%), Almaraz II (53%), Trillo (49%), Vandellós II (28%) y Asco II (15%).
El Gobierno tiene de plazo hasta agosto para tomar una decisión sobre la continuidad de Santa María de Garoña, tras el informe del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) favorable a prolongar la vida útil de la planta. No obstante, la última palabra corresponde a Iberdrola y Endesa, propietarios de la central a través de Nuclenor.