Tras esta desinversión, el banco presidido por Ana Botín deja de ser el primer accionista de la empresa tras la reciente reestructuración, posición que ocupa ahora Crédit Agricole, con un 8,77% del capital.
Del 2,41% al que ha quedado reducida la participación del Santander, el 2% lo controla de forma directa, mientras que el resto se articula a través de inversiones de Santander Factoring, EFC, Banco Santander Brasil y Bank Zachodni WBK. El banco sigue siendo el principal acreedor de Abengoa.
Durante los últimos días, otra de las entidades acreedoras de Abengoa que entraron en el capital, el Sabadell, también ha aprovechado para deshacer posiciones en la empresa, al vender todos sus títulos, equivalentes al 3,17% del capital.
La entrada de los bancos en el capital se concretó hace menos de dos semanas, una vez culminado el proceso de reestructuración con el que la empresa evita el mayor concurso de acreedores de la historia de España e inicia una nueva andadura con Gonzalo Urquijo al frente.
En el momento de la entrada de las entidades, con las participaciones del Santander y del Sabadell incluidas, los grandes bancos españoles sumaron una participación total del 26,9% en la empresa. Ahora, Caixabank tiene un 4,95%, frente al 4,64% de Bankia y el 4,58% del Banco Popular.
En total, la banca acreedora se hizo con un 43,24% del capital de Abengoa, un porcentaje cercano al 45% tomado como referencia en el plan de reestructuración. Los bancos ha dispuesto de 718 millones de acciones de clase A y de 7.367 millones de acciones de clase B.
Otros accionistas dentro de este perfil de antiguos acreedores bancarios son D.E. Shaw, con un 3,62%, y Arvo Investment Holding, con un 3,53%, mientras que Abengoa dispone de acciones propias por otro 0,34%.
La reestructuración financiera culminó con el inicio de la cotización de los títulos de la ampliación de capital y los nuevos 'warrants' de Abengoa, con los que se ejecuta la dilución accionarial y la entrada de los acreedores prevista en el plan de reestructuración.
El acuerdo de reestructuración contempla que los actuales accionistas de la empresa pasen de controlar el 100% al 5%, mientras que los bonistas y 'hedge funds' tomen el 50% de la empresa, frente al 40% para la banca acreedora. El 5% restante queda en manos de avalistas.
Los acreedores han sufrido una quita del 97%, mientras que el 3% restante queda articulado a través de deuda con vencimiento a diez años sin devengo anual de intereses y sin posibilidad de capitalización. En paralelo, los fondos que inyecten los 1.169 millones de 'dinero nuevo' sumarán el 55% del capital.
La ampliación de capital ha implicado la emisión de 1.577 millones de nuevas acciones de clase A y 16.316 millones de acciones de clase B. Además, se han emitido 83 millones de 'warrants' sobre acciones A y otros 858 millones de instrumentos sobre acciones tipo B.
La ejecución de la ampliación de capital y la emisión de los 'warrants' se realiza después de que el conocido como 'agente scrow' reuniese con éxito los 1.169 millones de euros de 'dinero nuevo' para su inyección en la sociedad, lo que permite completar la reestructuración financiera de la empresa.
Según el acuerdo de rescate con los bancos acreedores y los fondos para la reestructuración de su deuda financiera y su recapitalización, el grupo recibe una inyección de 'dinero nuevo' de casi 655 millones de euros.
El comité de bancos que participaron en las negociaciones para la reestructuración estuvo compuesto por Bankia, Banco Popular, Banco Santander, Caixabank y Credit Agricole, mientras que el grupo de inversores de nuevo dinero estuvo integrado por Abrams Capital, The Baupost Group, Canyon Partners, The D.E. Shaw Group, Elliott Management, Oaktree y Värde.