Entre abril y diciembre de 2016, la multinacional registró pérdidas operativas por importe de 576.280 millones de yenes (4.910 millones de euros), lo que supone agravar un 148% sus números rojos en el mismo periodo del ejercicio precedente como consecuencia de una amortización de activos de su negocio nuclear por importe 716.600 millones de yenes (6.104 millones de euros).
En el tercer trimestre, Toshiba registró pérdidas por importe neto atribuido de 647.800 millones de yenes (5.518 millones de euros), un 25,4% más que un año antes, mientras que sus pérdidas de explotación sumaron 673.100 millones de yenes (5.734 millones de euros), casi quintuplicando sus pérdidas operativas del tercer trimestre del ejercicio 2015/16.
Toshiba, que ha presentado sus cuentas después de dos aplazamientos y sin contar con el aval de su auditor, la firma PricewaterhouseCoopers Aarata, ha reconocido la existencia de "condiciones y eventos materiales que cuestionan de forma sustancial la capacidad de la compañía de seguir con su actividad".
En este sentido, la japonesa señala que a 31 de diciembre el patrimonio consolidado atribuible a los accionistas de la firma sumaba -225.700 millones de yenes (1.922 millones de euros), con activos consolidados alcanzaban los 29.900 millones de yenes (255 millones de euros), mientras el endeudamiento a corto y largo plazo alcanzaba los 1,38 billones de yenes (11.830 millones de euros).
La decisión de Toshiba de publicar sus cuentas sin el respaldo de su auditor coloca al gestor de la Bolsa de Tokio ante la encrucijada de decidir si excluye las acciones de la compañía de negociación.
Las acciones de Toshiba han cerrado la sesión del martes con un retroceso del 2,69%, hasta los 223,5 yenes, un precio que representa un recorte del valor de la acción de la compañía japonesa del 50% desde que a finales del pasado mes de diciembre diese a conocer que amortizaría el valor de sus activos nucleares en EEUU.
Las dificultades de Toshiba han llevado a la compañía a declarar en suspensión de pagos su filial estadounidense de energía nuclear, Westinghouse Electric Company, en la que controla el 87% del capital social.
Por otro lado, Foxconn Technology Group, compañía taiwanesa responsable del ensamblaje de gran parte de los iPhone que se venden en todo el mundo, habría ofrecido 3 billones de yenes (25.500 millones de euros) a Toshiba para adquirir la unidad de chips del conglomerado industrial japonés, siguiendo así una estrategia similar a la que desplegó ha un año para hacerse con una participación mayoritaria en Sharp.