No parecía muy dispuesto el consejero del Banco Santander, José Antonio Álvarez, a dar la menor pista sobre las intenciones de la entidad acerca de una hipotética compra futura del Banco Popular, pero, al final de su comparecencia ante los medios de comunicación para analizar los resultados al cierre del primer trimestre, entró a echar cuentas sobre esta posible adquisición.
“Alguien tiene que querer vender y será el Popular el que tome la decisión sobre lo que quiere hacer con la entidad. A partir de ahí, si hay una oportunidad la analizaremos y, si cumple nuestros criterios, haremos una oferta. Y, si no, no”, exponía el principal directivo del banco presidido por Ana Botín, tras asegurar que “en España, en estos momentos, no existe una necesidad perentoria de fusiones”.
Encaje financiero
En ese contexto, Álvarez apuntaba las dos condiciones mínimas que el Santander exigiría para comprar el Popular. “Que al cabo de tres años el retorno sobre la inversión llegara al 16% y el beneficio por acción fuera positivo”, apuntaba. Dos aspectos que, como señalan desde el propio banco, se enmarcan dentro del “encaje financiero” a la hora de analizar este tipo de operaciones. “Si el coste de capital por la compra es del 9%, ese retorno no puede bajar del 14% en ningún caso”, subrayan.
No tan explícito se mostraba el consejero del Santander respecto a otro asunto de actualidad, como el nuevo caso de corrupción acaecido en España en el marco de la Operación Lezo, en el que se ha visto involucrado Juan Miguel Villar Mir. El octogenario propietario del grupo OHL y consejero del Banco Santander, sobre el que el juez Eloy Velasco está recabando más información para ver si, finalmente, le incluye en la lista de imputados. “No voy a comentar nada sobre una persona específica”, zanjaba Álvarez el tema.
Sin miedo a que se retraiga la inversión extranjera
Respecto a que este recrudecimiento de la corrupción pudiera comportar un retraimiento de la inversión foránea en España, Álvarez tiró de datos macroeconómicos para restar importancia al asunto. “La economía lo está haciendo bien con tendencias positivas, y con mayor crecimiento del PIB, del 2,5% al 3%. Y, además, una de cada de dos empresas está pensando aumentar su plantilla”, comentaba.
Al margen de estos asuntos, en su repaso a la actual situación del banco -con esos 1.867 millones ganados entre enero y marzo de 2017-, Álvarez se quejaba de que, a pesar de las últimas subidas registradas en bolsa, tanto el Santander como el resto de entidades “están infraponderadas”, pero confiaba en que esa situación mejorara por el impulso de ciertos elementos de apoyo como “la mejor visibilidad sobre el sistema, una menor presión regulatoria y el descarte de más bajadas de tipos”.
El BCE, tras los pasos de la FED
En este sentido, entiende Álvarez que la primera subida de tipos registrada en Estados Unidos ha marcado el punto y final de la política monetaria expansiva que, durante los últimos, han venido manteniendo tanto el Banco Central Europeo (BCE) como la Reserva Federal estadounidense, basada en el aumento de las reservas del sistema bancario mediante la compra de bonos. “La FED, para reducir su balance, va a dejar de renovar vencimientos en algún momento y creo que el BCE seguirá un proceso similar”, comentaba el consejero delegado del Santander.
Respecto a los resultados en España, el Santander cerraba el primer trimestre con un beneficio de 362 millones, el 15% del total del grupo. Ganancias que se apoyan en unos márgenes de intereses que, aunque negativos en la comparación interanual, han alcanzado la estabilidad respecto al último trimestre del pasado ejercicio.
Las comisiones siguen tirando de los ingresos
Entre enero y marzo, el grupo presidido por Ana Botín también se beneficiaba de un incremento de las comisiones superior al 8%, debido, según José García Cantera, director financiero del banco, a la mayor aportación de aportaciones mayoristas (como las salidas a bolsa), que se incrementaron un 19%, y al normal mercado minorista, en el que las comisiones cobradas a los clientes crecían un 5%.
En esos resultados, el balance crediticio sigue cayendo, pero “esperamos que acabe plano al final de 2017”, esperaba Álvarez, que explicaba que “esta caída se está produciendo sobre todo por la reducción de los créditos dudosos. Si se excluyen estos, el saldo saldría positivo con datos como ese 34% que está creciendo la producción hipotecaria nueva”.
El ladrillo ya no es un problema
En este contexto, el consejero delegado del Santander no dudaba en señalar que “el ladrillo ya no es un problema. Su peso ha disminuido mucho, con 7.000 millones sobre los 350.000 del balance. Y, además, a este ritmo de ventas, resultará inmaterial en poco tiempo”, analizaba.
En el primer trimestre de 2017, el resultado de la gestión inmobiliaria se saldaba con una pérdida de 70 millones, “más basada en el coste que acarrea el mantenimiento de los inmuebles que en la gestión propiamente dicha, en la que ya se realizan ventas por encima del valor en libros”, remachaba Álvarez.
Respecto al resto de franquicias del grupo, el Santander sigue confiando a pies juntillas en Brasil, que aporta el 26% del beneficio total con los 634 millones ganados hasta marzo, un 38% más que un año antes. “Su PIB caía hasta 2016, pero en 2017 está creciendo. No mucho, pero algo”, reconocía el máximo directivo de la entidad.
'Brexit' bajo control
En cuanto al Reino Unido, sigue pendiente la digestión del brexit, pero, de momento, todo parece bajo control. “La economía británica crece al 2%, mucho mejor de lo esperado”, según Álvarez.
Aunque reconocía que, después del referéndum, se produjeron algunos “vaivenes”, ya se han superado. Y, ahora, vaticina un “proceso largo de negociación, con cierta volatilidad y con posturas divergentes que acabarán encontrándose para llegar a una solución constructiva”.