Juan Luis Cebrián, presidente ejecutivo de Prisa, trabaja a marchas forzadas para intentar cerrar la venta de Santillana antes de la Junta de Accionistas de la empresa a finales del mes de junio. De momento, las informaciones que han trascendido indican que las ofertas están muy por debajo de los 1.500 millones de euros en los que inicialmente la compañía habría valorado el 75% que posee en la editora, lo que ha estancado el proceso de venta.
Se vive una tensa calma en Prisa tras los intentos de Amber Capital por desbancar a Juan Luis Cebrián del principal sillón de la compañía. El tiempo ha logrado que se acallen las voces que pedían su salida y, por el momento, Cebrián sigue en su puesto con intenciones de cumplir su contrato que expira en 2020, como primer ejecutivo sólo hasta 2018. No obstante, lo tranquilos que puedan ser estos meses depende directamente del éxito de la operación de venta de Santillana y de que ésta pueda cerrarse antes de la Junta de Accionistas que se realizará la segunda quincena de junio.
De hecho, las fuentes consultadas creen que la única manera de que no se produzca una nueva rebelión en el seno del consejo de administración es que Cebrián presente una operación atractiva ante sus socios y que cumpla con su promesa de reducir la deuda de la compañía. En todos los foros a los que Cebrián acudió este año, ha indicado que estará al mando de Prisa hasta que sanee las finanzas del grupo para que vuelva a retomar la senda de crecimiento. Este punto de inflexión precisamente se lo daría la venta de Santillana, valorada en unos 2.000 millones.
Pero no es oro todo lo que reluce. La operación de Santillana está entrampada tras la presentación de las ofertas vinculantes. Según informó Reuters a finales de marzo Rhone Capital, Carlyle y Pai Partners presentaron sus ofertas, aunque por debajo de los 1.500 millones que pedía Prisa en el comienzo de las negociaciones. Los analistas consultados por la agencia de noticias hablaron de 1.200 millones, lo que ha generado división de opiniones en el seno de Prisa respecto de la operación, que con estos montantes no se considera viable.
En 2018 Prisa debe pagar 956 millones de euros
El precio que finalmente logre Cebrián incidirá directamente en la deuda del grupo. Prisa debe pagar 956 millones de euros antes de diciembre de 2018, el tramo 2 que corresponde al 64% de los 1.486 millones que compone su deuda total al cierre de 2016. La versión oficial de Prisa a EL ESPAÑOL indica que las ofertas vinculantes ya han sido presentadas a comienzos de mayo, que se están estudiando y que "no hay plazos" para resolver. Otras fuentes indican que la venta está paralizada.
Con todo, será muy difícil para Cebrián presentarse ante la Junta de Accionistas sin haber cerrado la operación, algo que en estos momentos parece poco probable. De hecho, el retraso en la fecha de la Junta agotando el plazo legal hasta finales de junio encaja perfectamente en el tiempo que necesita el equipo gestor para encajar la venta en los plazos de la reunión anual con los accionistas. En los últimos tres años Prisa realizó este encuentro en abril, por lo que en el mercado ha sorprendido que este año se haya retrasado en casi dos meses.
Mientras, el consejo sigue dividido y es casi imposible hacer quinielas respecto de los apoyos que eventualmente tendría Amber para descabalgar a Cebrián. El fondo tiene el 19,2% del capital y no puede forzar un cambio de dirección sin más apoyos. En marzo, Bloomberg publicó el interés de César Alierta, por ese entonces miembro del consejo de administración de Telefónica, de apoyar a Amber y de liderar una nueva etapa de Prisa. Incluso se llegó a informar de que habían logrado el apoyo de los bancos presentes en la compañía: Santander (4,2%) y Caixabank (3,8%).
La salida de Alierta del órgano directivo de Telefónica (con el 13% de las acciones de Prisa) ha quitado presión a estos movimientos ya que según ha podido confirmar EL ESPAÑOL el interés del presidente de la operadora José María Álvarez-Pallete es alejarse de esta guerra. Las fuentes relacionadas en el caso también han llegado a citar presiones de Moncloa y de la Casa Real para frenar a las empresas españolas y pedirles que no participasen en ninguna operación para descabalgar a Juan Luis Cebrián.
Santillana, la joya de la corona de Prisa
Un rumor que ha corrido estos días por el mercado ha sido que alguno de los actuales accionistas de Prisa se estaría planteando abandonar la compañía, lo que podría cambiar radicalmente el juego de poderes al interior del consejo. Pero una jugada de este tipo sería ruinosa para cualquier accionista, considerando que la cotización de la acción se encuentra en mínimos. ¿El resto de las posiciones? La Familia Polanco (17,5%), el empresario qatarí Ghanim Al Hodaifi Al Kuwari (10%) y Roberto Alcántara (9,2%), se mantienen fieles al presidente ejecutivo en esta disputa. La posición de HSBC (9,5%) no está clara.
En cualquier caso e independientemente de los plazos y del futuro de Cebrián, tras la venta de Santillana Prisa perderá su principal fuente de ingresos. En los resultados del último trimestre los 215 millones que facturó Santillana representaron el 58% de sus ingresos totales del Grupo. Todo ello, tras un espectacular crecimiento del 28,1% en ingresos y del 56% (69,3 millones de euros) en su resultados operativos netos. Ello, en contraste con el resto de las divisiones que se quedarán en el Grupo después de la venta. Radio que registró pérdidas operativas de 1,1 millones y Prensa perdió cuatro millones de euros.
Noticias relacionadas
- El primer trimestre de Prisa: un 69% más de beneficio neto y un 12% menos de ingresos en prensa
- Más problemas para Cebrián: otra firma accionista de Prisa pide su destitución
- Alierta impulsa el relevo de Cebrián de la presidencia de Prisa
- Cebrián intenta ganar tiempo al frente de Prisa mientras busca comprador para Santillana