Este pasado fin de semana se disputó el Gran Premio de Francia de Motociclismo en Le Mans, pero es probable que pocas personas que estén leyendo este artículo hayan podido verlo por televisión. La explicación es que el campeonato se emite desde este temporada exclusivamente en televisión de pago a través del canal Movistar MotoGP. Un modelo que ha significado una fuerte caída de las audiencias y que reabre el debate respecto de la rentabilidad de tener un evento exclusivo en el pago.
Los datos oficiales medidos por Kantarmedia indican que MotoGP, el producto estrella de la competición, ha registrado 359.000 espectadores de media en las cinco primeras carreras de 2017. Este dato es superior a los 297.000 espectadores que se registraron de media en la plataforma de pago durante los mismos grandes premios emitidos el año pasado. Este crecimiento se explica porque Vodafone emite también desde esta temporada el canal Movistar MotoGP junto a la plataforma de Telefónica.
Sin embargo, este aumento en los clientes de pago palidece si sumamos los datos de la emisión en abierto del año pasado: una media que supera dos millones de espectadores en las primeras cinco carreras. Mediaset, en su último año con MotoGP, registró 1,7 millones de espectadores promediando los primeros grandes premios de los cuales emitió uno en directo y cuatro en diferido.
Comparando la audiencia de 2016 con la de 2017, vemos que el campeonato ha perdido 1,6 millones de espectadores de media en los primeros dos meses de competición. Un descenso que se ha notado en las carreras más emblemáticas. El GP de España de Jerez disputado hace un mes fue visto en televisión por 403.000 espectadores, frente a los casi tres millones del año pasado. El último gran premio emitido este último fin de semana registró 356.000 seguidores, frente a los casi dos millones de hace un año.
Lo mismo pasa con la Fórmula 1, el otro evento exclusivo que Telefónica compró en 2014 y que también ha sufrido caídas de audiencias. En 2015 fue el último año en que el campeonato se pudo ver en abierto, reuniendo 2,1 millones en entre las emisiones de Atresmedia y TV3. Un año después, sin el abierto, el campeonato fue visto por una media de 193.000 personas.
¿Son rentables los eventos deportivos exclusivos?
La tesis defendida por Telefónica es que España se debe adaptar a la realidad europea donde prácticamente no se emiten eventos deportivos de gran calado en abierto. La lógica comercial para el operador es utilizar estos deportes exclusivos para aumentar sus abonados y mejorar sus ingresos por esta vía.
Pese a ello, los datos indican que este crecimiento de abonados no se explica por estos eventos exclusivos. De los 4,8 millones de abonados que tienen en conjunto Movistar y Vodafone -según el último informe de la CMNC- solo 211.000 vieron MotoGP en 2016 y 193.000 la Fórmula 1 ese mismo año. Desde 2016 la Fórmula 1 se emite en exclusiva en el pago, algo que solo ha ocurrido en MotoGP a partir de este año.
Los operadores de pago se han esforzado en tener la exclusividad de estos derechos, con la esperanza de que se aumentaría considerablemente su audiencia cuando las carreras se dejasen de ver en abierto. En el caso de MotoGP se han duplicado las audiencias -algo que no ha pasado con la Fórmula 1- aunque gracias a la emisión conjunta con Vodafone, que ha aumentado en 1,2 millones los espectadores potenciales de los campeonatos. Económicamente también sabemos que Movistar ha aumentado sus ingresos por publicidad desde que tiene estos eventos exclusivos, aunque la compañía no facilita el desglose.
Por otro lado, los defensores de estos eventos en abierto, advierten que las marcas patrocinadoras necesitan al menos una ventana en abierto para dar mayor visibilidad a sus productos. Es un hecho que, con menores audiencias, el eco mediático de los patrocinadores es mucho más reducido, un coste que los dueños de los derechos deben asumir al vender la exclusividad a los operadores de pago. En el caso de MotoGP, sus derechos los gestiona Dorna y en Fórmula 1, la FOM, dos organismos que negociaron estas condiciones con Telefónica en 2014.
En medio de esta polémica se abre la ventana a que determinadas carreras se puedan ver en abierto para complementar la emisión en pago. En el caso de la Fórmula 1, este año por segunda temporada consecutiva se emitió el Gran Premio de España en La 1 de Televisión Española. Las audiencias fueron de 195.000 espectadores para Movistar MotoGP y 2,5 millones de seguidores para RTVE. Anteriormente y solo en pago, el GP de Rusia reunió a 212.000 espectadores y el de Baréin a 218.000 seguidores.
La Champions se podría quedar sin tele en abierto
No obstante, este modelo no se ha podido seguir en las motos. Movistar ofreció a las televisiones en abierto la emisión del GP de Aragón, aunque todavía ninguna televisión se ha mostrado interesada en el paquete. Si no se adquiere esta carrera -la única que Telefónica ha lanzado al mercado- por primera vez en casi dos décadas no se vería ningún gran premio en abierto.
Las televisiones esperaban que Movistar ofreciera al menos las cuatro carreras que se disputan en España haciendo un símil a lo que pasa con la Fórmula 1, pero el operador no ha movido ficha. Lo único seguro es que los espectadores del abierto se han quedado sin ver el GP de Jerez, uno de los cuatro grandes premios que este año se disputan en suelo español.
El debate está abierto en medio de la negociación por los derechos de la Champions League, cuja puja se ha abierto la semana pasada y en el cual Movistar+ ha anunciado su interés de quedarse con todo el paquete y terminar con el partido en abierto. Un hecho que se produciría por primer vez en la historia moderna de los derechos deportivos en la televisión española.
Noticias relacionadas
- Adiós a Nicky Hayden, el último héroe americano al que no salvó su medalla de San Cristobal
- Maverick lleva al límite a un Rossi que acabó en el suelo
- Llegó el milagro: una vuelta mágica de Fernando Alonso le hará salir séptimo en el GP de España tras pasar a la Q3
- Fernando Alonso acaba por primera vez un Gran Premio; Hamilton vence en Montmeló