“El 80% de lo que se ha publicado sobre el consejo de Sacyr es incorrecto y el 20% restante, inexacto. Y aún así aquí estoy, sonriéndoos”. Palabra del presidente y consejero delegado de Sacyr, Manuel Manrique, recién salido de la Junta General de Accionistas del grupo y muy empeñado en transmitir a los medios de comunicación allí reunidos la buena sintonía en el consejo.
“No hay lucha de poder, gracias a Dios. Nos avalan cinco años de haber tomado las decisiones con un consenso, y con él vamos a hacer una lógica reflexión de qué vamos a hacer con la compañía tras haber superado una fase con problemas financieros”, subrayó Manrique. “Habrá una reflexión, y así lo ha acordado el Consejo de Administración de hoy, en la que se utilizarán todas los instrumentos adecuados”, insistió durante la Junta.
Después, en conversación con un reducido grupo de periodistas, confirmó que “no aspira a nada” y que las decisiones pertinentes las tendrán que tomar órganos como la Comisión de Nombramientos y Retribuciones de Sacyr. Hizo mención explícita a la posibilidad de incorporar más mujeres en el consejo, para cumplir el objetivo de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) de llegar al 30% de aquí a 2020.
5.000 millones en infraestructuras
Manrique hizo una reflexión en la Junta en la que habló de un plan de infraestructuras sociales del Gobierno de 5.000 millones mediante nuevas fórmulas público-privadas en áreas como hospitales. Después, al darse cuenta de que esa cifra no era de dominio público, hizo énfasis en que corresponde al Gobierno dar los números exactos. Lo que sí hizo fue defender el modelo de concesiones, más allá de lo sucedido con las radiales.
La Junta aprobó dos ampliaciones de capital por un máximo de 32,7 millones de acciones, y Manrique destacó la reducción de endeudamiento de la compañía y los pilares de su plan estratégico: diversificación, control de riesgos y crecimiento orgánico.
También se aprobaron las cuentas anuales y el informe de gestión de 2016, año en el que Sacyr obtuvo un beneficio neto de 120,2 millones y un ebitda de 359 millones, el 13% más.
Sobre la supuesta retirada de la concesión de una autopista a Sacyr en Colombia a través de la llamada caducidad, Manrique se puso las manos en forma de altavoz para gritar a los medios que no hay tal caducidad, que alguien quiere "ponerle palos en las ruedas", que hay 146 personas trabajando y que los problemas que haya podido tener dicha concesión están "semirreconducidos". "El problema es que en Colombia los procesos son muy lentos", añadió el directivo.
El papel de Lopesan
El saludo a Lopesan fue especialmente importante si recordamos que el grupo canario adquirió recientemente, a través de su filial Isla Marina S.L., 12 millones de acciones de la multinacional de la construcción Sacyr, representativas de un 2,45% de la sociedad. Con este paquete compraba mucho más: se convertía en un elemento clave para el futuro de Manrique.
En el juego de tronos de la constructora ha habido cambios relevantes durante las últimas semanas después de que José del Pilar Moreno Carretero, una de las grandes fortunas de Castilla-La Mancha, haya alcanzado el 11,2% del grupo, convirtiéndose en el segundo accionista justo por detrás de Demetrio Carceller, que controla un 14,7% a través de la acción concertada entre Corporación Petrolífera Disa y Grupo Satocan.
Manuel Manrique, presidente y consejero delegado del grupo, cuenta apenas con un 1,864%, tras haberse visto obligado a vender un 2,4% del capital de la constructora para hacer frente a su millonaria deuda personal después de que el Sabadell le cortase la financiación. Y es precisamente ese paquete, junto con la influencia que acarrea, el que ha adquirido Lopesan.
Tras el anuncio de cambios, por reflexivos que sean, y el saludo a Lopesan, todo hace pensar que el grupo canario ocupará en breve un puesto en el consejo de administración. Manrique se haría fuerte así con las participaciones de Carceller y Lopesan.