Por el contrario, el beneficio ordinario neto (RON) creció un 10,9 % impulsado por la evolución favorable de los ingresos financieros -a través de dividendos- y por los menores costes de financiación de las empresas.

La ratio de rentabilidad de los activos aumentó una décima, hasta el 3,2 %, y la de los recursos propios se incrementó medio punto, hasta el 3,9 %.

El valor añadido bruto (VAB) creció un 1,1 % en términos nominales, una tasa similar a la registrada en el primer trimestre de 2016 (1 %).

La evolución se ha visto influida negativamente por el comportamiento desfavorable de algunas grandes compañías, que tienen un peso destacado en la muestra de este estudio, y que se concentran en el sector de la energía.

Sin esta rama, el VAB creció un 4,6 %, muy por encima del incremento del 1,8 % registrado un año antes en el mismo capítulo.

Los crecimientos del VAB fueron más intensos en el segmento de empresas medianas, un 11,6 %, y más moderados en el de las grandes (1 %).

Por sectores, el VAB creció un 15,8 % en la industria, con incrementos especialmente intensos en refino de petróleo (58,3 %) y fabricación de productos minerales y metálicos (39,4 %).

En el resto de actividades el crecimiento fue del 7,7 %.

Por el contrario, en la rama de energía el VAB descendió un 12,1 % por los mayores costes de producción en un contexto de ascenso de los precios de las materias primas.

Más moderadas fueron las caídas en el VAB de sectores como comercio y hostelería (3,6 %) e información y comunicaciones (2 %).

El empleo registró un aumento interanual del 1,5 %, ligeramente por debajo del año anterior, cuando creció un 1,7 %.

Por tipo de contrato, el temporal creció un 8,1 % y el fijo un 0,3 %. EFECOM

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