La semana que acaba de comenzar puede ser decisiva para el futuro del grupo Prisa. Juan Luis Cebrián, su presidente ejecutivo, lleva semanas allanando el camino para certificar su continuidad en la compañía en la junta de accionistas que se celebrará este viernes y, con ello, enfilar con tranquilidad y sin sobresaltos su último año en el principal sillón del editor de El País.
Cebrián libra una dura batalla contra parte de su consejo de administración desde que Amber Capital, su principal accionista con un 19,2% del capital, se rebeló formalmente contra su gestión a finales de febrero del año pasado. Han sido muchas semanas de reuniones para intentar intentar sofocar el incendio de quienes le pedían que diese un paso al costado. Oficialmente su contrato expira en diciembre de 2018 y en 2020 como presidente emérito.
En el mercado nadie garantiza que Cebrián haya logrado aplacar la revuelta, pero todos coinciden en que el peligro de un inminente golpe de estado liderado por César Alierta, expresidente de Telefónica, ya ha pasado. Hace una semana El País dedicaba una entrevista de cuatro páginas en su edición de domingo a José María Álvarez-Pallete, en la que el presidente de la operadora indicaba que no haría ningún movimiento en Prisa.
Telefónica se vuelve neutral en el conflicto
En análisis que se hace en el sector es que tras esta publicación Telefónica sella definitivamente la paz con Prisa y con Cebrián y asegura su neutralidad en el conflicto. Cuando se planteó la rebelión de Alierta, todavía presidente de la Fundación Telefónica, se especuló con una mayoría opositora entre Amber Capital (19,2%) y las empresas españolas presentes en el capital: Telefónica (13%), Banco Santander (4,2%) y Caixabank (3,8%).
Con todo, y aparentemente desactivada la oposición frontal a Cebrián, el presidente ejecutivo debe cumplir sus promesas de reducir la deuda. En diversos foros ha prometido que se marchará de la compañía cuando Prisa deje de estar hipotecada a sus acreedores. Y para ello el objetivo más inmediato es reunir la liquidez necesaria para pagar los 950 millones de la deuda de Prisa que vencen en diciembre de 2018.
A finales de mayo, el consejo de administración de la compañía rechazó la venta de Santillana por considerar que las ofertas presentadas eran demasiado bajas, lo que desataba nuevos roces en el consejo y abría un nuevo panorama de incertidumbre. Prisa se quedaba sin la confianza del mercado, su acción seguía desplomándose y Cebrián no lograba dar el golpe de efecto para transmitir tranquilidad a sus accionistas.
Reuniones informativas con Altice por Media Capital
El presidente ejecutivo volvía a poner en el mercado a Media Capital, su filial audiovisual portuguesa, que ya fue ofrecida a diversas compañías hace un año. Cebrián espera obtener unos 450 millones de euros por la operadora y tras varias semanas intentando colocarla en todos los mercados, incluido el español, este lunes Prisa anunciaba que estaba en conversaciones de carácter informativo con Altice, compañía holandesa de telecomunicaciones, “a los efectos de que esta valore la posible presentación de una oferta de adquisición de la participación accionarial que Prisa tiene en Grupo Media Capital”.
Si se confirma el montante de la venta, 450 millones de euros, Cebrián tendría atada la mitad del pago de su deuda, pero todavía le faltarían otros 500 millones. En este punto, el colofón que aseguraría la salvación de Prisa -y de Cebrián- está en la ampliación de capital que el presidente ejecutivo quiere sacar adelante.
Desde el punto de vista técnico, una ampliación en Prisa, con la acción en 2,30 euros, parece poco aconsejable. Si a esto le sumamos que hay accionistas que dentro del consejo no sienten especial afecto por Juan Luis Cebrián, la operación se complica. No obstante, las fuentes consultadas por EL ESPAÑOL indican que en estos momentos es la única solución a la compleja situación de la compañía y sería la fórmula más rápida y menos traumática para asegurar la tranquilidad de la editora.
¿Qué pasará en la junta de accionistas?
Las quinielas son muchas, pero lo único cierto es que los planes de Cebrián -venta de Media Capital y ampliación- pasan por el acuerdo del consejo de administración. La interrogante es saber cuándo Cebrián podrá presentar estos proyectos ante sus accionistas. En el mercado se cree que podría intentarlo en la junta del viernes, pero otras voces insisten en que estas operaciones no están lo suficientemente maduras para consolidarse en tan pocos días.
Esto se incluye entre los planes de Cebrián de sustituir a José Luis Sainz al frente de la compañía. Con el relevo de su consejero delegado para sustituirle por un hombre de confianza como Manuel Mirat, consejero delegado de Prisa Noticias, el presidente ejecutivo quiere cerrar el círculo y ofrecer una nueva etapa de la mano de un gestor que lidere el futuro de una compañía aparentemente saneada.
Todos estos proyectos siguen pasando por la aprobación del consejo de administración, que sigue oponiéndose a Cebrián y que no se lo pondrán fácil al presidente ejecutivo. De hecho, en el consejo previo a la junta se revisará la polémica política de retribuciones de Cebrián y su equipo directivo como un punto en la orden del día. Una situación que anticipa nuevos enfrentamientos.
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