Estrangulados por una regulación extrema, la banca nacional ha disparado en los últimos años las emisiones de nuevas acciones para captar capital y cumplir con los requisitos de los reguladores. Pero no sólo hay que echar la culpa a las exigencias europeas aumentadas por la crisis. Buena parte de la `culpa¿ de la avalancha de papel que se ha generado en el mercado ha venido de los dividendos.
Aunque los pagos en efectivo han vuelto al sector, en los últimos años de crisis la estrella de las remuneraciones ha sido el scrip dividend (opción de cobro en acciones), fórmula mágica para remunerar al accionista sin sufrir salidas de capital. Y aquí, Santander ha sido la estrella de las ampliaciones para hacer frente a los pagos de su Dividendo Elección. En total, 20 ampliaciones de capital con este fin desde 2008 que han supuesto sumar 3.967 millones de títulos al mercado, el 40% del total de los títulos emitidos en estos años.
A cierre de 2007, justo antes de la ola de ampliaciones del banco, Santander contaba con 6.254 millones de acciones. Ahora, la cifra asciende a 14.582 millones de títulos, y se ampliará a 16.040 millones con las 1.458,23 millones de acciones nuevas que la entidad emitirá para asumir la compra del Popular y que no le perjudique en sus ratios. Es decir, durante estos años de crisis, Santander ha emitido un total de 9.786 millones de títulos nuevos. Un incremento del 156%.
Un baño de papel que ejerce, sin duda, un efecto dilución entre los accionistas que desde 2008 han podido comprobar cómo el tener más títulos no significa siempre ganar más dinero. Desde que la entidad iniciase esa avalancha de ampliaciones en 2008 (la anterior registrada por el banco data de 2004), sus títulos han perdido buena parte de valor en Bolsa. A cierre de 2007, Santander cotizaba a 14,79 euros. Ayer despidió la sesión en 6 euros, lo que significa una caída del 59,43% en el periodo, que se amortigua parcialmente gracias a esos pagos de dividendo (bien en metálico o vía acciones).
Además, con este sistema de retribución al accionista, la bola de nieve se retroalimenta. Si se hace un scrip dividend que da lugar a nuevas acciones, esas hay que retribuirlas al año siguiente por lo que el dividendo opcional debe cubrir más títulos y terminar siendo mayor y mayor. Algo a lo que puso freno Ana Botín cuando comenzó su presidencia en el banco al volver al efectivo, aunque fuese a costa de pagar la tercera parte.
LA MAYOR EMISIÓN DE NUEVAS ACCIONES DESDE 2008
La ampliación anunciada anoche es la mayor por número de acciones desde 2008, cuando emitió 1.598 millones de acciones nuevas. Por importe en el periodo analizado, es la tercera mayor, solo superada por la de 7.500 millones de euros en enero de 2015 y por la anterior de finales de 2008, por valor de 7.190 millones de euros llevada a cabo para mejorar los ratios de la entidad.
En aquella ocasión, la operación supuso elevar un 25% el capital social de la compañía, convirtiéndose en la tercera mayor de su historia tras las realizadas para la compra de Abbey y la fusión con Central Hispano. La más abultada, de más de 12.000 millones de euros, tuvo lugar en 2004, cuando emitió 1.485 millones de títulos representativos de un 23,7% del capital de la entidad.
En la realizada en 2015, la primera gran ampliación con Ana Botín al frente de la entidad, la operación supuso ampliar un 9,9% el capital de la entidad. Ahora, los 1.458 millones de títulos también suponen un 9,9% del capital del banco.
En quella ampliación de 2015, las nuevas acciones se colocaron a 6,18 euros por título, lo que supuso un descuento del 9,91% respecto a los precios a los que la entidad cotizaba por aquel entonces. En la operación que servirá para poner en marcha la integración del Popular, el descuento asciende al 18% respecto al cierre del lunes.