El británico John Cryan, CEO de Deutsche Bank, ha tenido que cumplir dos años en ese cargo antes de poder pasarlo bien al frente del banco. “Ahora es más divertido”, decía el propio Cryan a la agencia de noticias estadounidense Bloomberg poco antes de que el banco presentara, a finales de julio, los resultados del segundo trimestre de este año.
En ese periodo la entidad con sede en Fráncfort (oeste germano) presentaba ganancias netas por valor de 466 millones de euros, algo menos que las registradas entre enero y marzo de este año. En ese primer trimestre, Deutsche Bank ganaba 575 millones de euros netos. Con esos números, la entidad alemana, el mayor grupo bancario germano y uno de los grandes de la banca mundial, parece dejar atrás la época de millonarias pérdidas de años anteriores.
Las pérdidas alcanzaron los 1.400 millones de euros en el pasado ejercicio. En 2015 fueron de 6.800 millones de euros. La crisis de 2008 – año en que las pérdidas fueron de 3.900 millones de euros –, desacertadas decisiones del pasado reciente, costosos litigios de diverso tipo y una más que necesaria reestructuración que ha tocado asumir a Cryan y su equipo explican que Deutsche Bank sufriera como nunca en 2016.
En septiembre del año pasado, el valor de las acciones del banco caía hasta los 8,83 euros, un récord negativo. Ese precio significaba algo menos de la mitad del valor atribuido a los títulos de la entidad a principios del pasado ejercicio. Actualmente las acciones del banco rondan los 15,30 euros.
Mucho tenía que ver en esa caída del precio de las acciones registrado en 2016 que el Departamento de Justicia de Estados Unidos diera cuenta de su deseo de castigar al banco germano con 14.000 millones de dólares (unos 11.700 millones de euros) por la emisión y suscripción de valores respaldados con hipotecas basura entre 2005 y 2007. Sin embargo, poco antes de la pasada Navidad, la entidad germana alcanzaba un acuerdo con las autoridades estadounidenses para dejar la sanción en 7.200 millones de dólares (unos 6.000 millones de euros).
En 2015, la entidad ya pagó con multas millonarias su implicación en los escándalos del Líbor y Euríbor, en los que hubo manipulación de los tipos de interés del mercado interbancario.
Fin de los annus horribilis
Con todo, Deutsche Bank parece ahora haber superado sus annus horribilis. “Ahora las cosas no van demasiado mal para el banco”, dice a EL ESPAÑOL Rainer Stachuletz, experto en finanzas y profesor de la Escuela de Economía y Derecho de Berlín. “Sus grandes problemas han quedado resueltos, el caso del Líbor ya puede darse por cerrado y, además, acordaron pagar aquella sanción que en principio era de 14.000 millones de dólares”, comenta este profesor universitario.
Stachuletz no olvida la importancia de la ampliación de capital que se anunciara el pasado mes de marzo y gracias a la cual el conglomerado chino HNA se convertía en mayo en el mayor accionista de Deutsche Bank, controlando el 9.9% de sus acciones. La estructura actual del accionariado abre nuevas y prometedoras perspectivas. Así lo entiende Stachuletz, que ve en la incorporación de HNA una oportunidad ventajosa para que Deutsche Bank crezca en la banca de inversiones china.
Stachuletz cree que el potencial del mercado chino permite al banco germano mirar hacia el futuro con más optimismo que en 2015 o 2016. Tanto es así que, según Ulrich Schäfer, responsable de la sección de economía del periódico Süddeutsche Zeitung, la inversión de HNA en Deutsche Bank constituía en mayo “por fin, una buena noticia para el banco”.
En este sentido, Werner Steinmüller, responsable para Asia del banco alemán, dejaba claro recientemente en declaraciones al diario Frankfurter Allgemeine Zeitung que su entidad “busca incrementar la contribución en los beneficios de la región Asia-Pacífico”. A esa zona, Deutsche Bank le debe actualmente cerca 1.000 millones de euros en beneficios brutos anuales. Allí tiene unos 20.000 empleados repartidos en 15 países. En total, el banco germano trabajan casi 100.000 personas distribuidas en más de 70 países.
3.000 millones en recortes de aquí a 2021
Precisamente a la hora de recortar mano de obra no ha dudado Cryan. Entre sus objetivos prioritarios figura la reducción de gastos en su entidad. Busca rebajarlos en no menos de 3.000 millones de euros de aquí a 2021. La intención, hasta 2018, es recortar unos 9.000 puestos de trabajo en todo el mundo. Está pensado que 4.000 de esos despidos tengan lugar en Alemania. Indudablemente, esto tiene su efecto sobre los trabajadores alemanes de la entidad.
Según una encuesta realizada por el Frankfurter Allgemeine Zeitung esta primavera cuyos resultados fueron presentados en julio, tres de cada cuatro empleados de Deutsche Bank no estaban seguros de querer seguir trabajando para el banco. En el contexto de reducción de gastos se inscribe el cierre de la unidad española de banca minorista. Éste afecta a 2.500 empleados y a 200 oficinas repartidas por toda la geografía de España. Sobre este tema en Deutsche Bank declinan hacer comentarios a este periódico.
“La banca minorista está muerta”
“La banca minorista está cada vez más automatizada, yo no creo que en este campo Deutsche Bank vaya a jugar un papel más importante en el futuro”, según Stachuletz. “En Alemania también es difícil obtener beneficios en este campo, uno podría centrarse en individuos caudalosos y bien conectados, pero éstos siempre saben donde invertir”, abunda. “En realidad, en Alemania la banca minorista está muerta”, sentencia.
Así, desde Deutsche Bank reconocen a EL ESPAÑOL que “el contexto de bajos tipos de interés, añadido a los requerimientos de la nueva regulación y el incremento de la competición por los nuevos actores del mercado siguen constituyendo desafíos en el mercado bancario alemán”. Cabe destacar que, pese a este contexto, Cryan se muestra confiado en la capacidad de su banco para fortalecerse en tierras teutonas. “No podemos probarlo, pero pensamos de verdad que la banca en Alemania puede ser rentable. Uno tiene que ser realmente eficiente, pero pensamos que podemos hacerlo”, según ha manifestado el CEO de Deutsche Bank.
Aún está por ver el nivel de éxito que Cryan y compañía pueden tener en Alemania. No obstante, Stachuletz está seguro de que “para Deutsche Bank se acabó el encoger, encoger, encoger”. “Lo peor ha pasado”, concluye el profesor de la Escuela de Economía y Derecho de Berlín.