El año 2016 implicó un récord de ingresos y beneficios para Mercadona. “En Mercadona somos los más ricos de España”, sentenciaba su presidente Juan Roig, en la presentación de resultados. Volvían a tocar techo. Ese directivo que sacaba pecho con las cifras de la cadena de distribución es el mismo que hace cuatro años decidió poner en marcha una estrategia de aceleración e inversión de ‘startups’ españolas.
¿Cómo fue ese año 2016 en este capítulo? El ejercicio lo cerró con 6,6 millones de euros en préstamos vivos en estas compañías y varias inyecciones de dinero para asegurar su futuro y compensar sus fuertes pérdidas (y también el de su brazo inversor, Angels Capital).
Roig invierte en ‘startups’ por dos vías. Una de ellas es la Lanzadera, que arrancó en 2013 en Valencia. Es una aceleradora, es decir, una organización que invierte en tecnológicas en sus primeras fases para tratar de acelerar su crecimiento en el mercado. La otra de las vías es Angels Capital, la sociedad con la que invierte en diferentes negocios.
¿Cómo es la organización? Lanzadera está bajo el paraguas de Angels Capital, que suma el 100% de sus acciones. A su vez, esta última sociedad está controlada por Inmo Alameda SL, la sociedad con la que Roig gestiona todas sus sociedades, entre otras algo más del 50% de Mercadona.
Lanzadera, 6 millones ‘prestados’
Lanzadera, que fue lanzada en el año 2013, cerró el ejercicio 2016 con más inversiones pero también con más necesidad de capital para continuar. La aceleradora estructura sus gastos en tres claves. Además de los gastos generales de funcionamiento y el personal (cuenta con un equipo de más de una veintena de personas), el principal desembolso tiene que ver con los préstamos que hacen a las compañías.
La compañía, que cuenta con otros dos programas de apoyo a emprendedores además de la aceleradora, ha invertido, según explica a EL ESPAÑOL su director general, Javier Jiménez, 11 millones de euros en estos préstamos durante su tiempo de actividad. A cierre de 2016, según las cuentas recién presentadas en el Registro Mercantil, contaba con 6 millones de euros de préstamos ‘vivos’, tras los deterioros y las cancelaciones por “la finalización de los proyectos financiados”, tal y como se refleja en la memoria.
La compañía no diferencia cuáles son las compañías en las que ha invertido. Ni tampoco los préstamos que han tenido que ser liquidados o deteriorados.
Cambio de estrategia con los préstamos
Hasta el año pasado, los préstamos que la compañía aportaba a la ‘startup’ para esta primera fase de aceleración eran de 200.000 euros con un interés del 0,1 al 0,6 por ciento y con un plazo medio de siete años. Sin embargo, en 2016 hubo un cambio. ¿La razón? El efecto que estos créditos tenían en los balances de las compañías a la hora de acudir a otras fuentes de financiación pública. Computaba como deuda y afectaba a la hora de acceder a esos programas. Así, según explica Jiménez, han convertido a préstamo participativo. Es decir, el dinero prestado puede ser convertido o no en capital. “Si a la startup le interesa que Lanzadera entre en el capital, lo hablamos”, explica.
Ya se han completado cuatro grandes ediciones de los programas de aceleración de Lanzadera. La última concluyó el pasado 31 de mayo. En total, han participado más de 70 compañías. De ellas, 11 ya están extinguidas (procedentes, principalmente, de las dos ediciones más antiguas y que son las que han generado algunos de los principales deterioros en los créditos de la sociedad Lanzadera).
Más allá de los cierres, cuenta entre sus 'aceleradas' a la compañía de hoteles paisaje Vivood, la especializada en viajes espontáneos Waynabox (que cerró una ronda de más de un millón de euros con varios inversores españoles) o Geoblink, desarrolladora de una herramienta para optimizar el diseño de una red de tiendas en base a grandes cantidades de datos.
El balón de oxígeno de Angels Capital
Lanzadera no tiene ingresos en su cuenta de resultados. Y sí registra 5,7 millones de euros de pérdidas, marcadas por los gastos generales y los deterioros de sus créditos y activos. Sobre la rentabilidad, Jiménez, explica: “Las pérdidas son llamativas… Pero claro que hay pérdidas, es lo normal. Nosotros nunca vamos a ganar dinero… el objetivo es lanzar empresas y que generen valor”.
Sea como sea, la compañía necesita el apoyo año tras año de su socio único que, a la postre, es Juan Roig. En los dos últimos años, Angels Capital ha inyectado 25 millones de euros en la sociedad. De ellos, 7 millones servían para compensar pérdidas de años anteriores. De los otros 18 millones, según explican desde la empresa, “una gran parte no fue para la actividad de Lanzadera, sino para apagar obras en el nuevo edificio”.
Ese nuevo edificio al que se refieren es el ubicado en La Marina de Valencia. Ese se ejecutó en dos fases, según la memoria. La segunda concluyó en marzo de 2016. En total ha tenido un coste de construcción de 17 millones de euros. A esto hay que sumar, según la empresa, los 145.000 euros que pagan de canon anual al Ayuntamiento de Valencia en base al contrato de derecho de superficie donde tiene ubicada la infraestructura. Este pacto tiene una duración de 50 años, prorrogable a otros 25 años. Tras ese periodo, “las obras e instalaciones revertirán al Ayuntamiento de Valencia”.
¿Y las inversiones de Angels Capital?
Más allá de apoyar a Lanzadera, Angels Capital -controlada al 100% por la sociedad Inmo Alameda SL de Roig- también sirve como brazo inversor en el sector ‘startup’ (y en otro tipo de compañías).
En el caso de otras aceleradoras como Seedrocket, los ganadores de los programas suelen recibir inversión particular de algunos de sus mentores como ‘business angels’. ¿Y en Lanzadera? Es esta sociedad la que se encarga de respaldar a proyectos elegidos por el equipo de la propia Angels Capital.
Según explica Jiménez, en cada una de las ediciones Roig ha decidido inyectar capital en otras compañías. De acuerdo a su memoria, a cierre de 2016 tenía participaciones en cuatro compañías tecnológicas. Una es Sothis, una consultora tecnológica en la que había invertido 5,3 millones de euros y controlaba el 74% a cierre de ejercicio (finalmente acabó comprando el resto de las acciones el pasado mes de junio). A estas suma Vivood, donde ha inyectado 1,1 millones por el 63% de las acciones; Codigames, donde controla el 24% tras aportar 424.000 euros, y Playfilms, en la que cuenta con el 25% tras poner sobre la mesa algo más de medio millón de euros. Ha visto cómo se han cerrado las puertas de una de sus inversiones: Easy Smart Life.
"Lo habitual es que lleguen otros inversores inviertan y no Angels, como ha sucedido con Geoblink o Waynabox... Y hay otros casos como el de Codigames, donde sí está Angels y convive con otros inversores y eso es bueno para el ecosistema", asegura Jiménez.
No son las únicas apuestas que hace la compañía. Tiene otras dos sociedades invertidas. Una es la Unidad del Pie Diabético -dentro del Instituto Valenciano del Pie- donde ha aportado 55.000 euros; y la antigua Grandes Bodegas y Vinos Españoles.
Este brazo inversor tiene un capital social de 44 millones de euros aportados por Juan Roig, quien decidió hacer una inyección de 10 millones de euros durante el ejercicio pasado. De esos, casi la mitad iba destinado a compensar todas las pérdidas acumuladas (en 2016 sólo ingresaron 49.000 euros en concepto de intereses y sufrieron unas pérdidas de 10,3 millones).