En un comunicado, la agencia de calificación comentó que esta adquisición tampoco altera la perspectiva de la empresa, que sigue negativa.

S&P acogió con preocupación el impacto que esta compra tendrá en la ya elevada deuda de Total.

"Total pretende financiar la compra esencialmente con nuevos capitales de 4.950 millones de dólares, por lo que su deuda aumentará unos 2.500 millones de dólares. Además, Total asumirá los 2.900 millones de pasivos de Maersk Oil, lo que aumentará sus obligaciones, que, no obstante, son a largo plazo", dijo la agencia.

Standard and Poor's también dudó de que el aporte de las ganancias de Maersk Oil en Total pueda contrarrestar el aumento de la deuda, pues el importante mercado de Qatar, donde operaba Maersk Oil, no estará operativo a partir del tercer trimestre de 2017.

La transacción, que se firmó el lunes, debería estar finalizada en el primer trimestre de 2018, aunque la compra tendrá efecto con fecha del pasado 1 de julio.

El gigante francés puso entonces el acento en que esta adquisición supone incorporar una cartera de activos "excepcionalmente complementaria" con la que ya tiene, lo que se traducirá en una mejora de la competitividad y del valor de sus operaciones en numerosas regiones clave.