Desayunar un tazón de leche con cereales de colores típicos de película americana. Podría ser el sueño de cualquier niño, pero hoy es la realidad de un negocio que se multiplica en España. Son bares especializados en los que en la carta no hay otra cosa que lo necesario para llenar el tazón.
Los cuatro jóvenes amigos que fundaron hace poco más de un año Cereal Hunters Café en Madrid trajeron la idea de países anglosajones. Ahora, con dos locales propios en la capital, esperan abrir más de veinte franquicias en el país.
"Cuando terminamos la carrera, Jaime y yo nos fuimos a Inglaterra a buscarnos la vida; ahí vimos que esto triunfaba y que era un nicho sin explotar en España", explica a este periódico Marcos, uno de los fundadores de la cafetería. Licenciado en Publicidad, recibió un día la llamada de una compañera de clase. Cristina, que había estado participando en clases de creatividad, le sugirió la misma idea que los dos amigos tenían en mente. "Volvimos a a España y nos pusimos a buscar el local, lo queríamos en Malasaña", apunta.
Aunque prefiere no desvelar cuánto necesitaron para comenzar con el negocio, asegura que todo fueron ahorros personales. En abril de 2016 inauguraron el local en el que empezaron a trabajar como camareros. El 'boom' les sorprendió hasta a ellos mismos. Un año después, inauguraron otro local propio en pleno barrio de Salamanca.
Ofrecen más de 160 tipos de cereales y 20 de leche, pero aseguran que no lo han tenido fácil. "Los fabricantes no nos echaron una mano y hemos tenido que negociar uno por uno con los proveedores de los productos extranjeros", explica Marcos. ¿De dónde? Alemania, Portugal, Inglaterra, Francia...
Pero los Cereal Hunters no son los únicos. Todavía más tipos de cereales, 200 variedades, tienen en Cereal Lovers Bar, la marca que nació casi a la vez que Cereal Hunters. Ellos abrieron también en Madrid, en el Mercado de Antón Martín, en abril de 2016. Uno de sus fundadores, Iván, apunta que llevaban "cuatro o cinco años" estudiando el negocio, pero encontraron varias trabas a nivel sanitario.
Una vez abierto el local, el reto estaba en saber explicar qué es lo que ofrecían. "Las personas que pasaban por aquí ponían caras de asombro, pensaban que vendíamos cajas de cereales...trabajamos mucho en la imagen, en que se viera a primera vista que en el local se comen los cereales", explica Iván.
Y lo de Madrid no acaba aquí. Los últimos fueron los de Cereal House, que en diciembre abrieron su local de Alcorcón. La tendencia viajó, también, a Barcelona. Este mismo mes de marzo, abría sus puertas en la ciudad condal El Flako Corn Flakes & Co., el primero en la ciudad de estas características. Después, en mayo, Bilbao se convertía en la primera de Euskadi con este tipo de bar; Let's Cereal, creado por tres universitarias bilbaínas, se unía a la ola de aperturas.
La tendencia es imparable, pero, ¿habrá sitio para todos?
El 'boom' con las franquicias: pegados a Gran Vía y... Valencia
Cereal Hunters no tiene duda de que sí. Por eso ha comenzado a franquiciar su modelo. Las condiciones: una inversión inicial de 39.200€ aproximadamente -más obra civil-, un royalty de un 4% sobre la facturación y un canon de publicidad de un 2%. "Hemos recibido más de 400 solicitudes, también internacionales, para abrir franquicias de la marca", asegura Marcos a este periódico, que insiste en que el perfil de gente que buscan es de jóvenes con ganas de trabajar.
Aunque pretenden abrir cerca de 20 franquicias por todo el país, ya tienen los dos primeras confirmadas. Aseguran que este tipo de locales facturan unos 300.000 euros anuales. Así, en octubre abrirá sus puertas el local de la calle Hortaleza, pegado a la emblemática Gran Vía madrileña, y otro en Valencia. En esta ciudad, precisamente, es donde Cereal House abrió ya una franquicia en agosto. Y buscan inaugurar más.
Por su parte, desde Cereal Lovers prefieren ir con pies de plomo, poniendo también el ojo en las grandes marcas, que podrían querer dar el salto a este pequeño mundo. Prefieren empezar con colaboraciones -ya las tienen con dos locales- o con acuerdos de distribución, pero de momento no se plantean las franquicias hasta que no vean por dónde va el sector. "La gente está apostando fuerte, pero es un mundo limitado", indica Iván, que habla de trabas incluso a nivel de importación.
El público: hipsters, millennials... y familias
El producto que se vende en estos bares es agradable a la vista, por eso vende bien en redes sociales como Instagram. Es una de las claves del despegue de Cereal Hunters, que señala que su público son jóvenes con edades comprendidas entre 15 y 35 años, es decir, millennials. Sus empleados también lo son. "La encargada de una de las tiendas tiene 21 años", presume Marcos. El trabajo de estas marcas en redes sociales es, de hecho, uno de sus pilares para darse a conocer. La visita de un influencer a su local hace que cada vez más gente conozca su producto.
Un público distinto tienen en Cereal Lovers que, al estar ubicado en un mercado, recibe la visita de personas de todas las edades, no solo jóvenes. "Han venido incluso abuelos siguiendo las recomendaciones de sus nietos, pidiendo froot loops, porque no los han visto nunca", cuenta Iván.
Pequeños, jóvenes, mayores... el producto, de momento, está haciendo las delicias de todos, pero habrá que ver por dónde pasa su futuro si sigue multiplicándose a tal velocidad.
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