Botellines de la microcervecería Berliner Berg.

Botellines de la microcervecería Berliner Berg. S.M.

Empresas Tradición e innovación

Las 'microcervecerías' piden paso en el país de la cerveza

Grandes ciudades de Alemania como Berlín son escenario del auge de estas pequeñas fábricas.

10 septiembre, 2017 02:01
Berlín

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La cervecería Berliner Berg tiene más aspecto de bar que de centro de producción cervecera. Al menos así ocurre con la entrada de esta empresa, donde Michèle Hengst explica a EL ESPAÑOL a qué se dedica la compañía en la que trabaja. La estancia está dotada de una barra con varios grifos de cerveza y media docena de mesas. El conjunto parece llevar allí décadas. Tiene un encantador aire anticuado.

Sin embargo, Berliner Berg es una 'microcervecería' fundada hace dos años y medio con la intención de “unir la tradición alemana y las nuevas ideas internacionales surgidas fuera de Alemania en la fabricación de cerveza”, expone Hengst. El próximo mes de octubre -en el patio trasero de la planta baja que antes fue una fábrica de tratamiento de grasas y cuyos locales hoy ocupa esta pequeña empresa de diez empleados- está previsto que Berliner Berg abra sus propias instalaciones de producción. Ocuparán así 100 metros cuadrados más en la Kopfstraße, en el multicultural barrio de Neukölln, a sureste de Berlín.

Sólo la capital alemana cuenta con no menos de 25 'microcervecerías' como Berliner Berg. Muchas de ellas han abierto en los últimos años, aprovechando una tendencia detectada en 2010 e inspirada en buena medida de las cervezas artesanales norteamericanas. Sus responsables, como Hengst en Berliner Berg, son gente joven amante de la cerveza que ha vivido en el extranjero o que viene de otros países. En el reducido equipo de Hengst se cuentan media docena de nacionalidades. Los hay de Alemania, Canadá, Reino Unido, Los Países Bajos y Suecia. En octubre se incorpora un griego.

“En la escena de las microcervecerías, Berlín destaca por encima del resto. Es la ciudad más grande de Alemania y la más internacional, aunque también es cierto que hay mucho movimiento en otras ciudades, como Hamburgo”, comenta Hengst. Compañías como la suya son las 'startup' de la cerveza. Ofrecen al tradicional mercado un producto innovador y limitado. Producen pequeñas cantidades, menos de 5.000 hectolitros anuales.

Según las cuentas de la Asociación Alemana de Cervecería, las 'microcervecerías' constituyen buena parte de las cien nuevas compañías fabricantes de cerveza que han abierto en suelo germano en la última década. Actualmente se cuentan en Alemania 1.408 fábricas de cerveza.

“Resulta excitante ver tanta variedad ahora en el mercado, especialmente en Berlín, donde en los últimos años han aparecido una decena de nuevas fábricas de cerveza”, señala EL ESPAÑOL Marc-Oliver Hunholz, portavoz de la Asociación Alemana de Cervecería. Para Olaf Hendel, del Instituto Experimental y Educativo para la Elaboración de Cerveza en Berlín, 'microcervecerías' como Berliner Berg están aportando “aire fresco” a un mercado “con un número muy abundante de cervecerías” que se había convertido en algo “aburrido”. “No generaba interés”, insiste.

104 litros de cerveza por alemán al año

En Alemania, país donde el consumo de cerveza por ciudadano ronda los 104 litros anuales – más del doble que en España –, el fenómeno de las 'microcervecerías' es, hasta cierto punto, importado. “Es un fenómeno propio de países como Estados Unidos, por ejemplo, donde más allá de marcas como Budweiser y Coors, no hay prácticamente nada más. Son países en los que domina un tipo de sabor, pero donde han podido surgir otras pequeñas cervezas artesanales”, subraya Hendel.

“La cerveza siempre se ha vendido bien en Alemania, especialmente cuando el verano es bueno o cuando hay un campeonato del mundo de fútbol, pero si no hay novedades, no se habla de la cerveza ni se genera interés. Pero ésto es precisamente lo que está pasando con la actual ola de las microcervecerías”, expone Hunholz.

“En Alemania hay ya muy buenas cervezas, pero en los últimos años la oferta era, en general, muy parecida. Respondía un poco a cómo son los alemanes, lo que consiste en decir: 'si algo funciona, lo dejamos funcionar. Nada de experimentos'”, cuenta Hengst, la responsable de Berliner Berg.

“Nosotros queremos que la cerveza corriente tipo pilsner tengan buen sabor, que lleve a la gente a decir: '¡wow!”, plantea Hengst, cuya empresa está actualmente financiada con “dinero de familia y amigos”. Ella y su equipo han elaborado, por ejemplo, la bautizada como California Wheat, una mezcla alemana y estadounidense de estilos cerveceros. El resultado es una cerveza tradicional, con notas de cítricos, ligera y con poco alcohol (4,2%). No sólo viven en Berliner Bergde experimentos como ese. Cuando terminen las obras del patio trasero de sus instalaciones, en Berliner Berg tienen la intención de revisitar la Berliner Weiße, “la blanca berlinesa”, un estilo de cerveza de la capital alemana casi desaparecido que fue muy popular hace dos siglos.

En suma, aventuras empresariales como la de Hengst están aportando nuevos aromas al mercado cervecero teutón. Al menos en Berlín, donde dominan los grandes actores, como el que posee las marcas centenarias de cerveza Berliner Pilsner o Berliner Kindl, el Grupo Radeberger. Este grupo es una empresa con sede en Fráncfort (oeste) que produce 13 millones de hectolitros de bebidas al año. Su plantilla supera los 5.000 empleados y es capaz de generar una cifra de negocio que ronda los 2.000 millones de euros. Frente a las 'microcervecerías', el Grupo Radeberger y sus competidores más directos no tienen por qué inquietarse.

Antes la calidad que la cantidad: representan 0,2% de la producción

“Hoy por hoy no se observa que haya una competencia en el mercado entre los grandes y los más pequeños”, según Hunholz, el portavoz de la Asociación Alemana de Cervecería. Según sus cuentas, en Alemania, las 'microcervecerías' representan apenas un 0,2% de la producción anual de cerveza.

Hengst, por su parte, prefiere no revelar los datos de Berliner Berg relativos a producción o cifras de negocio. Ahora bien, esta americanista, que trabaja junto a un maestro cervecero y gente salida, entre otras, de la escena del arte y de las 'start-ups' tecnológicas berlinesas, reivindica que el suyo es un “producto de calidad, transparente y hecho por gente cercana”. Ahí está la clave para entender el sobreprecio que suelen acusar este tipo de cervezas. En Internet, un tercio de Berliner Berg puede llegar a costar 2,29 euros. Un pack de seis tercios de Berliner Kindl ronda los 4,50 euros.

Diferencias así no parecen preocupar a Hengst. “La calidad de nuestra cerveza es muy alta y ahora hay una tendencia clara de consumidores que prefieren consumir productos de alta calidad y locales, productos sobre los que el consumidor puede conocerlo todo: dónde se hizo, cómo y con qué ingredientes”, señala esta joven de 32 años.

En Alemania han probado ya cervezas como la suya uno de cada dos germanos, según un reciente sondeo publicado en el diario generalista Tagesspiegel.

Un producto para un nicho

Sin embargo, dicho estudio señalaba también que apenas un 2% de los consumidores de cerveza beben más de una vez al mes estas variedades cerveceras. “En realidad, estas cervezas nunca han tenido una promoción a lo grande y probablemente nunca la tengan, porque la mayoría se plantea eso de por qué pagar 3,5 euros por una cerveza [de una 'microcervecería', ndlr.] cuando puede pagar un euro o menos por otra”, dice a EL ESPAÑOL Hendrik Sell, responsable de la Academia de la Cerveza de Berlín, un centro dedicado a la gastronomía donde se aprende sobre productos como los de Berliner Berg.

Hendel, del Instituto Experimental y Educativo para la Elaboración de Cerveza en Berlín, califica a estas cervezas como “un producto para un nicho”. En él beben, sobre todo, viajeros del floreciente turismo de la capital alemana – que ha recibido 6,2 millones de personas entre enero y junio de este año – y los integrantes de la comunidad internacional de expatriados que viven en las grandes urbes germanas.