MásMóvil registró unas pérdidas netas de 151,3 millones de euros en el primer semestre del año debido al impacto contable de la renegociación de la deuda convertible con ACS, de 141 millones, a unos extraordinarios de 15,7 millones y a la amortización en el balance de 10,4 millones por el deterioro en las bases de clientes y marcas adquiridas en su carrera para convertirse en el cuarto operador español.
El beneficio neto, quitando todos estos aspectos y otros como los 1,3 millones del plan de incentivos a los directivos y los 10,9 millones en intereses de la deuda convertible de Providence y ACS, habría sido de 19 millones de euros.
Obviamente, la compañía puso foco en los datos operativos del negocio, con un crecimiento del 13% en la facturación, hasta 609,2 millones de euros, y un ebitda que casi se duplica y pasa de 55,8 millones (proforma) en el primer semestre de 2016 a 104,3 millones en los seis primeros meses de este año.
Fuertemente endeudados
La deuda neta de la compañía, asciende a 790 millones de euros, de los que 108 millones tienen que ver con la deuda convertible de Providence y 289 millones, a las de ACS. Pero aunque la deuda ha crecido, con el crecimiento del beneficio de explotación, el ratio de apalancamiento ha pasado de 2,8 veces ebitda a 1,9 veces.
MásMóvil registró un crecimiento de 337.000 abonados, de los que 277.000 son de banda ancha (un crecimiento de 155.000 líneas en seis meses), Creció drásticamente en fibra, una tecnología que ya supone el 25% de sus abonados, frente al 73% del ADSL y un 2% del Wimax. La huella de hogares a los que MásMóvil puede vender fibra ha alcanzado los 7,5 millones de unidades inmobiliarias, con el objetivo de llegar a 10 millones antes de fin de año.