El comienzo de temporada ha sido convulso para la cadena de TDT de los obispos españoles. A finales del curso pasado emprendió un duro plan de ajustes para reducir costes operativos y en septiembre ha realizado una serie de cambios que buscan consolidar un nuevo modelo que incluya un socio comercial y que le permita poder seguir con vida.
Un proyecto puesto en marcha por el presidente de Cope Fernando Giménez Barriocanal a finales del año pasado y que continuó Julián Velasco, actual presidente de la emisora y director general de Cope. Los pasos se han ido cumpliendo de manera escalonada y ahora se busca un acuerdo con alguna major internacional para que suministre contenidos y costee parte de la factura de emitir el canal.
Reducción de plantilla
En junio de este año la cadena comenzó un incesante goteo de despidos que se sigue prolongando hasta esta semana. A comienzos de año, la televisión empleaba a unas 140 personas, pero entre no renovaciones de contratos temporales, despidos y acuerdos, actualmente hay menos de 100 personas trabajando en la cadena.
El proyecto de recortes era mucho más ambicioso, pero la alarma pública despertada en una empresa de la Iglesia Católica frenó un ERE y lo sustituyó por salidas puntuales. Con unos costes de 20 millones de euros este año es prioritario seguir rebajando la factura de los gastos operativos.
Despolitización de la cadena
Antes del verano 13TV (Trece) despidió a Alfredo Urdaci como director de informativos y nombró a José Luis Pérez. Un movimiento que se explica por la necesidad de abandonar una línea editorial más cercana a la derecha extrema y sustituirla por un perfil más moderado y cercano al centro político.
Un proyecto que también se cobró la salida del programa La Marimorena de Carlos Cuesta y la marcha de tertulianos como Francisco Marhuenda de La Razón o Alfonso Rojo. El Cascabel de Antonio Jiménez también bajaba en intensidad política para acercarse a otros públicos y rejuvenecer a sus espectadores.
Cambio de la imagen corporativa
Es quizás el cambio que más ha destacado la cadena. Se ha pasado del antiguo 13TV con un logo amarillo eléctrico a un Trece de color azul. Este nuevo estilo intenta quitarse la “caspa” de su anterior etapa, reemplazando un logo identificado con una cadena religiosa, extremadamente de derechas y sin diversificación de su target comercial
El nuevo logo está en la línea de una cadena temática de TDT y el hecho de utilizar letras y no un número, da una nueva imagen de modernidad.
Moderación de contenidos religiosos
Es la asignatura pendiente y el último paso de la revolución de la nueva Trece. De momento, los contenidos religiosos continúan fuertes en la parrilla por la presión de los dueños de la cadena, los obispos, que quieren justificar su inversión millonaria.
Dentro de los proyectos futuros está reducir el peso religioso, la única manera de volver a hacer atractivo el canal. De hecho, en las anteriores negociaciones con majors internacionales, el tema de los contenidos religiosos fue uno de los frenos a eventuales futuras inversiones.
Búsqueda de una major internacional
El gran problema histórico de 13TV ha sido su incapacidad para mejorar sus ingresos publicitarios. Después de seis años en antena no ha logrado convencer a los anunciantes de su proyecto, principalmente porque el target comercial de la cadena está demasiado envejecido y excesivamente escorado hacia la derecha, una combinación de la que huyen las marcas.
Después de su lavado de cara, con menores costes y un target más comercial, Trece se ha lanzado a la búsqueda de un socio comercial. El acuerdo que está en mente de los directivos de Trece es ceder parte de la parrilla a cambio del pago de un alquiler, pero conservando la marca de la cadena y sus programas emblemáticos.
Pérdidas acumuladas de 73 millones de euros
Con un pacto de este tipo Trece podría ingresar el dinero del alquiler y además obtendría contenidos de calidad sin coste. La televisión con la que 13TV estuvo más cerca de llegar a un acuerdo hace unos meses fue Sony, pero sin lograr cerrar el contrato, ya que en la major consideraron que el negocio no era viable por los costes que implicaba para la compañía. Ahora tampoco se descarta la opción de un acuerdo de contenidos preferente al estilo de Discovery con Dkiss.
Los ingresos de la Trece han pasado de los 4,1 millones de euros en 2011 hasta tocar techo en los 12,3 millones en 2015. Pese a este crecimiento, en el mejor de los casos se han llegado a cubrir el 60% de los costes. Esto ha generado que se hayan registrado pérdidas acumuladas de 72,8 millones, incluyendo las pérdidas de 11 millones de 2016.
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