El diario francés indicó hoy que la alianza, que crearía un gigante en el negocio ferroviario de 15.000 millones de euros de facturación anual, podría anunciarse el próximo martes, cuando está programado un consejo de administración de Alstom, y sólo dos días después de las elecciones en Alemania.
La idea sería que el grupo francés aportara sus negocios ferroviarios, lo que incluiría los trenes pero también la señalización, valorados en unos 7.000 millones de euros.
Siemens entraría en su capital mediante una ampliación de capital de Alstom que le estaría reservada, lo que, según la prima que se acabara fijando, supondría un porcentaje de acciones entre el 45 % y el 50 % o incluso más.
Si se diera esta última hipótesis, la cuestión que se plantearía es si Siemens habría de lanzar una opa sobre el resto del capital.
El próximo octubre expiran los derechos de compra que Bouygues -primer accionista de Alstom actualmente, con el 28,3 %- consintió al Estado francés para comprarle del 15 % al 20 %.
Unas opciones de las que el anterior gobierno del presidente socialista François Hollande quiso dotarse para poder pesar en el futuro de una compañía que tiene una importancia industrial, pero también simbólica, como fabricante del tren de alta velocidad (TGV) con el que Francia fue pionera.
Según Le Monde, los poderes públicos franceses se van a esforzar por obtener garantías de Siemens sobre el mantenimiento de los centros de decisión y en los de investigación y desarrollo en Francia. También sobre los niveles del empleo y la actividad en las factorías.
El escenario de una fusión con el gigante alemán, que parecía que se decantaba hasta hace unas semanas por el canadiense Bombardier, hay que verlo en el contexto de un sector ferroviario marcado por la fusión en 2015 de dos de los grupos chinos del sector que crearon el gigante CRRC, que está arrasando en muchas de las licitaciones abiertas por todo el mundo.