A la Sareb, el conocido banco malo presidido por Jaime Echegoyen, le quedan todavía 10 años para devolver los casi 40.000 millones de euros de los 51.000 que recibió para comprar, en 2012, los inmuebles y créditos de las cajas de ahorros que habían recibido ayudas públicas. Pero le han entrado ciertas prisas.
Sus responsables, sabedores del buen momento que atraviesa el sector inmobiliario, han activado todas las palancas posibles para que esa media anual de 2.500 millones de euros de amortización de deuda, que hasta ahora se había logrado, se vea notablemente superada, hasta alcanzar los 4.000 millones anuales.
Prioridad absoluta, la reducción de deuda
La reducción de deuda resulta prioritaria, aunque la cuenta de resultados se resienta y las pérdidas se sigan contabilizando cada año por cientos de millones de euros. Y todo vale. Desde la promoción de viviendas, con esos cerca de 4.500 unidades en marcha, con un tercio reservadas o definitivamente vendidas tras escritura, a la venta masiva de créditos.
Y, entre medias, la salida a bolsa -antes de que acabe 2017- de la socimi Témpore Properties, a la que pretende trasvasar el 30% de los inmuebles que tiene en alquiler, en su mayoría viviendas, o la inminente activación de un canal de venta por internet de préstamos por un nominal de 400 millones de euros.
Venta de préstamos por internet a pequeños inversores
Al margen de este canal, con el que Sareb pretende abrir el acceso a pequeños inversores al facilitar préstamos por un nominal medio de 10 millones de euros, la sociedad presidida por Jaime Echegoyen busca cerrar el ejercicio con la colocación de préstamos, valorados en 800 millones, a grandes inversores, ya que las tres operaciones cerradas en el primer semestre resultan insuficientes.
Entre enero y junio, la venta de tres carteras (Amanda, Olive y Gordon) sirvió para que la Sareb se desprendiera de préstamos por un valor nominal de algo más de 250 millones de euros.