¿Y ahora qué? Es la pregunta que se hacen miles de empresas en Cataluña en este momento. La decisión de Puigdemont de proponer que el Parlamento “suspenda los efectos de la declaración de independencia” deja en el aire el futuro de miles de compañías.
Es así por mucho que le duela al presidente de la Generalitat que, en su discurso, pedía a las empresas y a los mercados que “no usaran su poder” para presionar contra el procés.
Sin embargo, ni sus palabras ni sus advertencias han servido de nada. Según ha terminado su discurso, el grupo Planeta ha optado por marcharse de Cataluña al entender que ha habido una declaración formal de independencia, aunque luego se haya suspendido, según ha explicado un portavoz a EL ESPAÑOL.
Un goteo que podría continuar en las próximas horas, porque Puigdemont no ha despejado las dudas de Freixenet, Codorníu, Seat, Grifols, o Idilia Foods, entre otras muchas.
Todas ellas reclamaban la certeza de que Cataluña seguirá siendo España. No por patriotismo (o no en todos los casos); por seguridad jurídica. Por conocer el entorno y las leyes en las que se va a regir su negocio en los próximos años. Eso, por desgracia, no se ha dado. La locura puede volver en cualquier momento y Planeta es el mejor ejemplo del pensamiento empresarial.
Hablamos de grandes empresas, pero se puede hacer extensivo a las miles de pymes que operan en Cataluña, y que todavía pueden tener la duda de cuál va a ser su futuro a partir de ahora. Las mismas que durante todos estos años han hecho de Cataluña “uno de los motores de la economía española”, tal y como destacaba Puigdemont en un discurso en el que no ha hecho ni un ápice de autocrítica.
Nuevos movimientos
Fuentes empresariales explican a EL ESPAÑOL que podemos ver todavía movimientos corporativos, pero que el verdadero problema va a estar en las nuevas inversiones. Por mucho que Puigdemont se abrace a la bandera de la fortaleza económica de Cataluña; e insista en que 16.000 millones de euros anuales vuelan de la región rumbo a España (mito desmontado por Borrell), las cosas no son así.
Los inversores quieren certidumbre. Y eso, por ahora, no está garantizado. Hay muchos millones de euros en juego, y multitud de inversiones están pendientes de cerrar. Ahora bien, reconocen que esto es un paso. “Ahora hay que ver lo que decide hacer el Gobierno”, nos dicen. Es decir, que es una cuestión de ambas partes.
De hecho, el tiempo ha dado la razón a quienes han huído estos días. En el mismo momento en el que Puigdemont pronunciaba su discurso, Fitch anunciaba que elevaba el rating de Criteria hasta BBB con perspectiva estable después de que ésta abandonara la Comunidad.
Puigdemont no dice la verdad al hablar de que la fuga de empresas ante su intentona golpista es sólo un "relato" dirigido hacia los mercados. Pero lo que está claro es que los inversores y las empresas están tomando decisiones basándose en lo que dice, por confuso que sea.
La Bolsa
Otra cosa es lo que piensan los mercados. Analistas basados en la City que han escuchado a Puigdemont tachaban de “locura” lo que estaban viviendo. No daban crédito a sus palabras. Se reafirmaban en las tesis sostenidas desde hace meses: la unidad de España permanecerá, por eso no ha habido grandes efectos en la bolsa, ni en la prima de riesgo ni en los tipos de interés de las últimas subastas.
“El nacionalismo ha dado su brazo a torcer” comentaba a EL ESPAÑOL Nicholas Saphiro, analista de Lauressa Advisory, para quien España no era, ni será un problema para la Unión Europea.
Eso sí, los analistas recomiendan seguir prestando atención a lo que pueda venir porque no puede descartarse que el nacionalismo pueda intentar volver a las andadas en las próximas semanas.