El último gran cartucho para Cabify. La compañía, fundada en 2011 por Juan de Antonio, sigue batiéndose el cobre para tratar de cerrar su ‘megarronda’ con los fondos de inversión. En un contexto donde sus competidores se rearman a gran velocidad con cientos de millones de capital, la española busca cerrar en las próximas semanas una operación que se ha alargado durante los últimos ocho meses. Su gran argumento: Latinoamérica como gran activo ante un futuro escenario de consolidación y compras de empresas.
Bank of America es el asesor que se encarga de ‘convencer’ a inversores para entrar en la ronda. El banco de inversión ha distribuido desde el pasado mes de mayo un documento bajo el título ‘Proyecto DeLorean’ (que podría tomar su nombre del coche con el que viajan en el tiempo en 'Regreso al Futuro'). En este documento, al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, el banco vende esta operación como “la última gran oportunidad” para invertir.
Un cierre un tanto convulso
El cierre de la operación, que previsiblemente colocaría su valoración en el entorno de los 1.000 millones de dólares (fuentes lo señalan en 1.200 y otras en 1.600 millones), se ha alargado. Según confirman varias fuentes con conocimiento de las conversaciones, uno de los inversores se ha caído de las negociaciones lo que les ha obligado a reorganizar toda la ampliación.
El objetivo era alcanzar los 300 millones de dólares, con el japonés Rakuten como nuevo líder de la operación. La agencia estadounidense Bloomberg aseguraba que se estaban centrando en fabricantes de coches y firmas de tecnología en la industria del automóvil. Este cambio de planes ha retrasado el cierre pero, según dichas fuentes, no debería poner en riesgo la ronda que se tendría que cerrar antes de fin de año.
Esos 300 millones de dólares se sumarían a los 100 millones de dólares aportados, en buena parte, por el gigante tecnológico japonés, aunque con la participación también del fondo español Seaya Ventures.
Su posición en Latinoamérica, el gran activo
En este contexto, la compañía vende su posición en Latinoamérica como gran activo. Sabe que es su salvoconducto. Y en el documento que Bank of America ha distribuido entre los inversores se coloca como líder. Pero se cuida de circunscribirlo al ‘mercado de viajes bajo demanda' (‘ride-on-demand’) y no sólo al del transporte con conductor privado, donde tiene a Uber como principal competidor.
En el lado del transporte privado, al margen del taxi, compite con Uber que, según confirman diversas fuentes de mercado, controlaría una gran mayoría del mercado. Ninguna de las dos compañías comparte datos de negocio. Desde Uber, se señalaba hace algo más de un año, que Latinoamérica era la región donde más crecían sus servicios (2 millones de usuarios).
La adquisición de EasyTaxi, cuyo precio no ha sido desvelado, representa un movimiento defensivo con el que ganar tamaño, aunque en el sector del taxi y no de los chóferes privados (lo que en España es VTC). La operación se cerró en marzo de este año, justo en los albores de la negociación de esta ronda. De hecho, durante todo el documento de Bank of America se resalta la fusión de ambos como clave para hacer atractiva la operación.
Sobre la combinación de negocios tras esa fusión, señala que ambos suman un volumen bruto de negocio de 700 millones de dólares. Es todo el dinero que se transacciona en sus plataformas y de los que cada una de las dos se lleva una comisión (y con lo restante paga a los conductores o taxistas). A ello suman las cifras que reflejan su presencia en mercados: 146 ciudades y 13 países.
“La última gran oportunidad”
Desde la compañía argumentan que se trata de la última gran oportunidad para invertir en la compañía. “Es la última gran oportunidad de inversión en la industria de los viajes bajo demanda con una base de inversores reducida”, reza en la presentación, donde señala que los menos de 400 millones de dólares recaudados lo colocan como el jugador, junto a la dubaití Careem, con menos inversión y menos fondos de capital riesgo en su accionariado (Rakuten y Seaya, principalmente).
En este documento, señala su “probada capacidad para escalar el negocio” y también su modelo de negocio rentable “en caso de que fuera necesario” aunque “actualmente está enfocado en la expansión”. Sobre el mercado, resalta las “significativas barreras de entrada” y pone cifras a las previsiones: un 15% de tasa de crecimiento anual compuesto (CAGR), una ratio muy extendida en el sector de las empresas de alto crecimiento y que pone en relación el valor de la inversión al final de un periodo con el del arranque.
Junto a todo ello, el asesor señala otro aspecto: la posibilidad de convertirse en parte de la consolidación en el sector, clave en los próximos dos o tres años. “Una plataforma natural para consolidar el mercado de viajes bajo demanda y crear un nuevo jugador global”, señala.
Las cifras
En cuanto a números, más allá de las cifras de volumen transaccionado por el grupo (Cabify y EasyTaxi), no se comparten cifras por mercados de la española. Sólo se asegura que ese volumen bruto de dinero transaccionado en su plataforma (GMV, por sus siglas en inglés) estaba creciendo a ritmos del 450% en mayo. Reconoce que, pese a todo, desde enero de 2015 el ritmo de crecimiento no dejó de caer hasta recuperarse tras la gran ronda con Rakuten.
De cara a previsiones, la compañía espera multiplicar en 2019, entre Cabify y EasyTaxi, por 7,4 el volumen de dinero transaccionado; por 5,7 los usuarios activos; por 3,7 los conductores activos y por 6 los viajes completados. Sin embargo, no ofrece la cifra de esa base sobre la que se calcula el incremento.
Esta presentación, según ha podido saber este medio, ha circulado también entre varios fondos de inversión de capital riesgo español e, incluso, por algunos círculos de ‘business angels’ y ‘family offices’.
La partida de ajedrez internacional
En este terreno de juego en el que las piezas se irán encajando en los próximos años, la compañía tiene a Rakuten como un posible aglutinador. De hecho, además de Cabify, donde asume el papel de máximo accionista, tiene presencia relevante en Lyft, el máximo rival de Uber en Estados Unidos y la dubaití Careem.
No es el único gran grupo que ha tomado posiciones en este sector en los últimos años. El gigante también japonés Softbank tiene una cantidad relevante de acciones en Grab (sudeste asiático), en la china Didi (de la que Uber tiene el 17,5% tras su fusión que tuvo lugar meses atrás) y la india Ola. A estos se podría sumar Uber, donde los nipones han estado negociando su entrada con una inversión de 10.000 millones de dólares (comprando acciones a accionistas) en las últimas semanas.
A esto habría que sumar gigantes de la inversión que también han tomado posiciones. Es el caso de Tiger Capital, que tiene acciones en Uber, Didi, Ola y Grab.
El último movimiento ha tenido lugar en Lyft, donde Google, a través de su brazo inversor, ha inyectado 1.000 millones de dólares. La tecnológica del buscador también es un inversor inicial de Uber, donde invirtió 258 millones de dólares en 2013.
Todas las fuentes del sector consultadas por este medio coinciden en que la consolidación es el siguiente paso, con fusiones y adquisiciones que se irán sucediendo en la mayor parte de los mercados. Quedaría por ver qué precios se pagarán y cuál será el resultado de esos movimientos.
Mientras eso sucede, Cabify utiliza su último cartucho para no perder pie en un sector muy competido y con jugadores mucho más grandes. El dinero tendrá como destino “consolidar su presencia en mercados existentes”.