José Luis Bonet, presidente de Freixenet y de las Cámaras de Comercio, asegura que las empresas catalanas ya han empezado a vivir el "daño emergente" que supone el proceso de independencia. Algo que, según sus palabras, no se había producido hasta hace unas semanas.
Por eso mismo, dice, "no entiendo a los empresarios que piden la independencia", sobre todo porque debe ser "gente realista". "Me parece un disparate" pedirla cuando supone salir de la Unión Europea y cerrarse a los mercados internacionales, ha explicado.
El líder de Freixenet, que ha participado en el Forbes Summit, asegura que en estos momentos, Cataluña está fracturada social y empresarialmente. "Hay que respetar a todos, pero no lo entiendo", ha sentenciado.
No volverán
A su juicio es normal que las empresas se marchen de la región porque dependen de la estabilidad política y social. "Esto no existe en Cataluña, y es normal que las empresas se pongan a resguardo", ha dicho. Un hecho que demuestra "hasta qué punto es frívolo el pensamiento nacionalista", porque se pensaban que las empresas nunca se marcharían.
De hecho, Bonet ha recordado que la semana que viene someterá a su consejo de administración llevarse la sede social de Cataluña. Algo que "no me hace ninguna gracia", ha sentenciado.
Sin embargo, reconoce que la obligación de los empresarios es la de proteger a sus accionistas y stakeholders.
Más diálogo
Eso sí, Bonet ha insistido en que "todos los esfuerzos que se hagan para reconudir la situación serán pocos, y deben ser dentro del orden constitucional".
Eso no significa que las empresas vayan a volver a Cataluña, porque para que eso ocurra "se tardarán años". "Lo que vuelven son las oscuras golondrinas", ha dicho.
El líder de Freixenet ha sido históricamente uno de los empresarios que mayor oposición ha mostrado a la independencia de Cataluña. Dice hacerlo porque "es lo que hay que hacer", aunque considera que algunos grandes empresarios "deberían haber cumplido más con la obligación moral de hablar a sus trabajadores y stakeholders".