Su uso es más común en sectores como el turismo o el textil, pero todavía cuesta en el gran consumo (alimentación, perfumería, droguería). La compra online, aunque esta creciendo, encuentra obstáculos para su implantación entre los consumidores. La batalla: la entrega.
Según los datos recabados por Shopperview, el observatorio sobre el consumidor de la Asociación de Fabricantes y Distribuidores (Aecoc), un 4,7% de los consumidores realizan la compra por Internet al menos una vez al mes, muy lejos todavía del 88,6% de los que lo hacen en supermercados o el 59,5% en hipermercados. La razón, apuntan los expertos, pasa por la preferencia de los jóvenes de entre 18 y 35 años de no esperar a la entrega en estos productos.
"A pesar de que los millennials viven altamente conectados, las compras online en gran consumo son todavía poco usuales. Son productos para los que no pueden esperar", dice Xavier Trias, de Aecoc. Este experto insiste: "El hecho de tener que esperar a la entrega desagrada".
No obstante, sí que utilizan los e-commerce de cada supermercado para comparar productos o buscar ofertas antes de realizar la compra. "El millennial es un consumidor más consciente, que ha vivido la crisis a través de sus padres y que busca los beneficios de los productos, una compra buena, bonita y barata", dice Trias.
Entregar lo antes posible
Sin embargo, y aunque el nivel de penetración de la compra online todavía es bajo, no hay marcha atrás y las cadenas tienen que seguir apostando por este medio. A pesar de que está poco incorporado en la rutina, un 18,5% de los consumidores asegura que ha utilizado el comercio electrónico en los últimos 6 meses.
Y es que el éxito, apuntan expertos del sector, estará en controlar la última milla; esto es, la entrega del producto dentro de las ciudades al consumidor final. El cliente quiere el producto que ha pedido lo antes posible y, a poder ser, gratis.
En esto, las grandes cadenas tienen que competir contra Amazon. ¿Cómo? La ventaja frente al gigante del comercio electrónico está en las tiendas físicas, que las cadenas tradicionales pueden aprovechar sus tiendas tanto para entregar los pedidos como para prepararlos.
Facilidad, comodidad e inmediatez. Tres condiciones para que la compra online acabe siendo principal para los consumidores.
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