Sólo veintisiete días han sido necesarios para que Cataluña haya pasado de ser el epicentro financiero español a la más absoluta irrelevancia.

Una región que cuenta con el 15% de los depósitos bancarios de España; el 18% de la inversión crediticia y que supone cerca del 32% del volumen de primas aseguradoras contratadas en todo el país.

Pero ahora, de aquello, queda poco. El dinero permanece, las pólizas continúan vigentes, pero su contabilidad ya no se hace en Cataluña. Los centros de decisión se han traslado rumbo a Valencia, Alicante y Madrid.

La 'ultima de Cataluña'

La puntilla la ha dado este viernes la aseguradora Allianz. La única gran compañía del sector que permanecía en la región y que, cuatro horas después de que se declarase la independencia, ha puesto pies en polvorosa. ¿Su destino? Madrid.

Su cuota en el negocio es del 5,7%, con un volumen de primas de 1.939 millones de euros en el primer semestre del año, según datos de Icea. Era, por tanto, ‘la última de Cataluña’ entre las grandes que todavía no había puesto pies en polvorosa.

Culmina un trayecto iniciado por Catalana Occidente. Quizá no sea la que cuente con el mayor número de pólizas, ni con la mayor cuota de mercado, pero sí es la más icónica en Cataluña. Digamos que es ‘La Caixa’ de los seguros.

Fue ella quien puso el foco a un sector que, al igual que la banca, busca la seguridad jurídica. Que necesita permanecer bajo los criterios europeos y que, por supuesto, también padeció la fuga de depósitos. Tras ella se animaron a dar el paso la suiza Zurich, la francesa Axa y la Mutua General Aseguradora.

Y antes, cómo no, comandadas por el general que lidera la rebelión empresarial, Isidre Fainé, se fueron Vidacaixa (filial de Caixabank) y SegurCaixa Adeslas (participada por Caixabank y Mutua Madrileña).

Los bancos, también

Las aseguradoras han ido lentas pero seguras, y han seguido el mismo camino que el que abrieron -de forma fulminante- los principales bancos catalanes. Sabadell y Caixabank se esfumaron cuatro días más tarde del referéndum ilegal sobre la independencia.

La primera cuenta con el 16% de su negocio en Cataluña; la segunda con el 21%. Pero la masiva salida de depósitos que sufrieron en los días posteriores al 1-O las hizo trasladarse a Alicante y Valencia, respectivamente. “Dolorosa” decisión, como decía este viernes el consejero delegado del Sabadell, Jaume Guardiola, quien recordaba que “quien toma esta decisión no piensa en volver”.

Perder Sabadell y Caixabank supone, para Cataluña, un auténtico revés por motivos económicos, pero también icónicos por lo que suponen para la sociedad catalana. Pero es que, tras ellos, se marcharon Banco Mediolanum, con un volumen de 4.000 millones de euros administrados, y Arquia Banca, que cuenta con más de 2.000 millones de euros bajo gestión.

Hasta la Caja de Ingenieros, en cuyo patronato está Joan Vallbé Ribera, vicepresidente de Òmnium Cultural, ha dicho que si se producía la DUI se marcharía de Cataluña. Y es que, al final, el dinero es miedoso y las garantías del Banco Central Europeo son muy poderosas.

Resistencia

Nos queda conocer la postura de Caixa Guissona, que cuenta con oficinas en Guissona, Barcelona, Lleida y Reus, con algo más de 600 millones en depósitos. Y que se ha convertido en el último reducto del independentismo.

¿Y qué decir de las gestoras de fondos? No crean que se quedan. Dos casos llamativos: el de Caixabank Asset Management y el de la sociedad de valores GVC Gaesco Beka Finance, que se han trasladado a Madrid. Pero es que otras, de menor tamaño, también han optado por salir de la región ante las dudas de sus clientes.

El dinero es miedoso y la obligación del sistema financiero es proteger a sus clientes. Lo han demostrado, y han lanzado un mensaje claro a la independencia. Otra cosa es que quieran escucharlo.

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