Banco Pastor, al no contar con servicios centrales, está excluido de este ajuste de plantilla, que según ha explicado Santander, se efectuará bajo un criterio de meritocracia, aprovechando el mejor talento de ambas entidades y haciendo un "esfuerzo especial" para que las salidas que se produzcan se realicen en "buenas condiciones", de acuerdo con los representantes sindicales y aprovechando la movilidad interna hacia otras entidades del grupo.
Las fuentes sindicales consultadas, además, han confirmado que la red comercial de ambas entidades no se verá afectada en el marco de esta negociación, pues su integración no se prevé hasta el año 2019, una vez culminada la integración tecnológica.
En este sentido, los representantes de los trabajadores se han mostrado dispuestos a escuchar los planteamientos de Santander siempre que la reordenación de las plantillas se aborde mediante prejubilaciones y bajas incentivadas, "respetando siempre los derechos adquiridos de los trabajadores" y a través de "vías no traumáticas".
En el proceso de salidas, Santander también ha informado de que contratará a una empresa de recolocación para facilitar la búsqueda de empleo a aquellos empleados que quieran seguir trabajando. En este sentido, el banco que preside Ana Botín ha asegurado anteriormente esta fórmula facilitó la ocupación del 80% de los empleados que salieron de la entidad y que quisieron seguir trabajando.
En cualquier caso, el ajuste se efectuará después de que tanto Santander como Popular aplicaran en 2016 sendos Expedientes de Regulación de Empleo (ERE).
En la actualidad, Santander cuenta con 200.949 empleados, de los que aproximadamente un 6% correspondería a Popular, puesto que al cierre del primer trimestre --la última vez que presentó resultados-- esta entidad contaba con 15.020 trabajadores, 13.449 de ellos en España.
Según Santander, la integración de ambas entidades reforzará significativamente la franquicia del grupo en España, donde la entidad resultante es líder en créditos y depósitos, con 17 millones de clientes y una cuota de negocio en pymes del 25%, "un segmento clave para el crecimiento de la economía española".
Desde la adquisición en junio, Santander ha saneado el balance de Banco Popular, ha reducido su riesgo inmobiliario y ha lanzado una acción comercial para recuperar la confianza de los clientes y accionistas cuya inversión se vio afectada por la resolución de las autoridades europeas.