La compañía que dirige Rafael Santamaría, que figura como uno de los principales morosos de Hacienda, fue declarada en liquidación y disolución a comienzos del pasado mes de septiembre al no poder superar un proceso concursal de más de cuatro años de duración.
A cierre del pasado mes de septiembre, la compañía, que tiene una plantilla de 211 trabajadores, presentaba un endeudamiento sólo con los bancos de 3.633 millones de euros y un agujero patrimonial de 3.519,61 millones de euros.
No obstante, la firma indica que, según los datos de cierre de 2016, el valor de sus activos inmobiliarios se sitúa en 1.170 millones de euros.
En su informe de resultados, Reyal detalla que, en la actualidad, tras el auto de liquidación dictado en septiembre, está a la espera de que se apruebe el correspondiente plan de liquidación.
En paralelo, la firma tramita el expediente de exclusión definitiva de cotización en la Bolsa, cuya negociación lleva suspendida desde que hace cuatro años se declaró en concurso.
ACTIVIDAD PROMOTORA PARALIZADA.
Por el momento, la inmobiliaria cerró el periodo con una cifra de negocio de 26,87 millones de euros, un 16,3% inferior a la de un año antes, dato que deriva casi exclusivamente de la explotación de su cartera de hoteles y el patrimonio que le queda, ante la paralización en que mantiene su negocio de promoción y venta de viviendas.
De su lado, el beneficio bruto de explotación (Ebitda) se situó en 7,76 millones, importe que multiplica por casi siete el registrado un año antes.
Reyal indica que actualmente cuenta con un 'stock' de 215 pisos terminados y pendientes de vender, repartidos en treinta ciudades de España y en Lisboa.
De igual forma, la inmobiliaria destaca que su cartera de suelo tiene como principal característica su diversificación, dado que está también distribuida en una treintena de ciudades españolas, además de en la capital portuguesa y Oporto.