Era un debate que había pasado desapercibido en los últimos años, a pesar del crecimiento de estas plataformas. Hacienda, tras la contestación a un usuario particular, lo ha vuelto a poner sobre la mesa. La compraventa de productos de segunda mano está gravada con el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales que, en la mayoría de las comunidades, es del 4%. ¿Cómo abordan las grandes compañías de este sector, como Wallapop, Ebay, Amazon o Chicfy, el pago de los tributos por parte de sus ‘clientes’?
Wallapop es la única que informa a los usuarios de la obligación de pasar por caja en la Agencia Tributaria. El resto se exime de cualquier responsabilidad, de manera genérica, de las consecuencias que conlleven el contrato de compraventa entre comprador y vendedor.
Hacienda: sólo un recordatorio
Fuentes de Hacienda recuerdan que el Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales es de obligado cumplimiento cuando se produce una compraventa. Por tanto, es el comprador quien debe efectuar el pago de esa imposición. Da igual que sea un coche o una nevera; hay que abonarlo.
No se trata tanto, explican, de que esté previsto poner en marcha una gran operación de la Agencia Tributaria para perseguir el fraude; sino de recordar que la Ley es de obligado cumplimiento para todos. Incluso para quienes adquieren artículos a través de plataformas online como Wallapop, ebay o Chicfy.
¿Cómo lo hace Wallapop?
En este escenario, cabe preguntarse qué están haciendo las plataformas en esta materia. Ninguna de las principales compañías hace las veces de ‘recaudador’ de los impuestos que deben pagar los compradores de estos productos. ¿Entonces? De una manera o de otra, estas plataformas lo único que hacen es eximirse a sí mismas de toda responsabilidad fiscal de la transacción.
En el caso de Wallapop, queda muy claro en sus condiciones del servicio. Es la única: “Cuando se compromete a comprar un producto está suscribiendo un contrato de compraventa; el usuario deberá tener en cuenta que al adquirir será considerado sujeto pasivo del Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales, obligándose a mantener a Wallapop totalmente indemne en caso de no dar cumplimiento a dicha obligación”.
El consejero delegado y cofundador de la compañía, Agustín Gómez, ha criticado este impuesto en un tuit: "Una pena gravar al consumo sostenible".
¿Y el resto?
¿Y Ebay? La compañía no hace mención alguna en sus condiciones a aspectos fiscales. Pero sí deja muy claro que el usuario “acepta toda la responsabilidad por la legalidad de sus actos bajo la legislación que resulten de aplicación, así como por la legalidad de los artículos que se anuncien en alguno de los sitios”. Fuentes oficiales de la compañía consultadas por EL ESPAÑOL descartaron hacer cualquier tipo de declaración al respecto.
En el caso del gigante del comercio Amazon, cuyo peso de la venta de artículos de segunda mano entre particulares es muy pequeño respecto al total, desde la compañía aseguran que cumplen con toda la legislación. En sus condiciones de uso generales no hacen mención a los impuestos.
Desde Chicfy, creadora de una plataforma de compraventa de ropa y complementos, aseguran que están estudiando la situación. Uno de los cofundadores, Nono Ruiz, explica a este medio que lo han puesto en manos de sus abogados fiscalistas con el objetivo de poder comunicar a su comunidad la postura a tomar. En sus condiciones de uso, la compañía española sólo se limita a asegurar que es “una plataforma o sitio web que pone en contacto compradores y vendedores de ropa y complementos de segunda mano, en ningún caso es propietaria ni ejerce ninguna titularidad ni control de los productos puestos a la venta”.
Tampoco hay una mención expresa en las condiciones de uso de otros servicios como el ‘mercadillo’ de segunda mano de Facebook (Marketplace) o Vibbo (antigua Segundamano.es).
¿Y si recaudaran las plataformas?
Una de las dudas que surgen ante esta situación tiene que ver con el papel de las plataformas como recaudadoras de este impuesto (como sucede, por ejemplo, con Airbnb y las tasas turísticas de grandes ciudades como San Francisco, en Estados Unidos, o París, en Francia). ¿Sería posible?
Remo Domingo, director y fundador de iAsesoria, señala que la compañía debería registrar todos los pagos a través de su plataforma y, sobre esos precios, cobrar el impuesto. Un impuesto que es autonómico y que está regulado por la agencia tributaria de cada uno de las diecisiete comunidades. ¿A qué obligaría? A llegar a un acuerdo de colaboración social con cada comunidad autónoma para poder llevarlo a cabo.
Desde Wallapop ven complicado realizar esa recaudación como plataforma de este impuesto, pues “el marco legal no deja del todo claro qué importes les deberíamos cobrar”, explica el responsable financiero de la compañía, Jorge Lluc. ¿Por qué? Hoy la inmensa mayoría de las transacciones en Wallapop se completan en persona y el pago se hace en efectivo, por lo que la plataforma no llega a saber cuál es el importe final abonado.
Pese a ello, la compañía se muestra predispuesta “a ayudar y colaborar con las autoridades para hacer algo en la normativa acorde a la nueva realidad”. Y pone de ejemplo la reunión mantenida entre el Gobierno francés y su empresa ‘homóloga’ en Francia para tratar de acercar posturas sobre la regulación del sector.