Gas Natural Fenosa ha acordado la venta de su participación del 59,1% en su filial colombiana Brookfield por 482 millones de euros, en un proceso que se llevará a cabo en dos fases y que se cerrará en el primer semestre de 2018. La española, a través de Gas Natural Distribución Latinoamérica, se desprenderá así de Gas Natural S.A. ESP, empresa colombiana dedicada a la distribución y comercialización minorista de gas.
La operación se va a articular en dos partes. La primera fase se ejecutarán en el ejercicio 2017 y llevará a transferir una participación en la colombiana que conllevará la pérdida de control por parte de la vendedora. En la segunda fase, se transferirá la participación restante por medio de una OPA de exclusión.
De este modo, todos los accionistas pueden beneficiarse de la operación. Hay que recordar que Gas Natural S.A. ESP está participada en un 59% por Gas Natural, un 20% por el Gobierno y el resto es flotante en bolsa.
La española espera un impacto contable positivo en el resultado después de impuestos para Gas Natural Fenosa de 350 millones en 2017. La colombiana, desde que fue adquirida en 1997, ha pasado de 400.000 a casi 3 millones de clientes, y la red de distribución ha pasado de 5.000 a más de 2.000.
Según señaló Gas Natural a la CNMV, las condiciones implican una valoración de 1.005 millones por el 100%, con un precio de compra por el 59,1% de 482 millones, lo que supondría un múltiplo de 7,3 veces Ebitda y 13,8 veces el beneficio neto.
Voluntad de negociar
Con esta venta Gas Natural sitúa pie y medio fuera de Colombia. Una situación que se produce justo cuando se produce un año de la expropiación de Electricaribe. Sin embargo, la empresa que lidera Isidre Fainé sigue empeñada en luchar por el negocio de electricidad.
En el comunicado lanzado esta noche recuerda que esta decisión no afecta a la voluntad de Gas Natural de seguir dialogando con Colombia para evitar el procedimiento arbitral de protección de inversiones que hubo que iniciar en relación con su participada Electricaribe.
Más bien al contrario, la española cree que "ahora que Colombia ha conocido de primera mano las dificultades de la región", quizá estén más dispuestas a abandonar la intervención y buscar una solución acordada.