El consejero delegado, Frédéric Oudéa, quien asumió el cargo tras el escándalo de 2008, pretende con esta decisión aumentar la rentabilidad de la entidad frente a la irrupción de las 'fintech' y las nuevas regulaciones, fundamentalmente por la nueva directiva de servicios de pago de la Unión Europea, que tiene como objetivo facilitar la prestación de servicios a startups.
Según reveló el banco, planea un ahorro de costes de 1.100 millones de euros en los próximos tres años, con el recorte de 900 empleos, que se unen a los 2.500 ya anunciados el año pasado, y el cierre de 300 sucursales o el 15% del total.
Société Générale explicó que para la reducción de personal se dará prioridad "a la movilidad interna", aunque también se integran en el plan las jubilaciones anticipadas y las bajas voluntarias.
Al mismo tiempo, anunció que podría vender o cerrar negocios a menor escala que representen alrededor del 5% de sus activos ponderados por riesgo, que se situaban en 353 millones de euros el pasado 30 de septiembre, y que le ayudaría a reducir su tamaño y liberar capital.