MSC Cruceros está a punto de cerrar un buen año. En este 2017 ha sumado dos cruceros a su flota y ha subido su apuesta por este sector turístico ampliando su inversión para llegar a 24 buques en los próximos ocho años. La tendencia mundial se refleja en el mercado español. En lo que va de año, casi 3.000 cruceros han recalado en algún puerto español, un 7% más que en 2016. El número de cruceristas -contando embarques, desembarques y pasajeros en tránsito-, llega a los 26,5 millones.
¿Cómo le ha ido a la naviera de la familia Aponte en España? “Muy bien, este año nos situamos algo por encima de las previsiones que teníamos”, indica a este periódico Emiliano González, presidente de MSC Cruceros España. Después de la crisis, “el mercado español está creciendo de forma general. Para este año se espera que el sector crezca aproximadamente entre un 4% y un 5% y, en el caso de MSC Cruceros, estamos por encima de esa cifra”.
Desde 2011, cuando se llegó al nivel más alto de clientes españoles que fueron de crucero -710.000 pasajeros-, el mercado cayó durante los cuatro años siguientes hasta que en 2016 repuntó un 4% frente al año anterior, hasta los 486.000 pasajeros españoles.
Si las previsiones se cumplen, agrega, “se consolidará el crecimiento logrado en 2016 y, a la vista del nivel de reservas que tenemos ya para 2018, podemos pensar que el próximo año va a ser bueno”. Según el presidente de la naviera en España, las reservas al cierre de este noviembre para 2018 están un 14% por encima de las que registraban a estas alturas de año en 2016.
“Estoy convencido de que va a ser bueno para toda la industria, pero MSC Cruceros es quien está poniendo más oferta en el mercado, con lo que nos permitirá incrementar nuestra cuota”, considera González. En total, la naviera transportó en 2016 a 1,8 millones de pasajeros.
La filial española de MSC Cruceros cerró 2016 con más de 3,4 millones en ingresos netos y un beneficio neto de 102.280 euros, según las cuentas depositadas en el Registro Mercantil. El grupo facturó en el último ejercicio 1.948 millones y registró un beneficio de 338 millones.
Barcelona, puerto caliente
Barcelona ha recibido hasta septiembre más de 3,2 millones de cruceristas, según los datos de Puertos del Estado. Con cinco terminales públicas y una privada, es uno de los principales destinos europeos para el turismo de cruceros. Los últimos meses, con el atentado terrorista del 17 de agosto y la tensión política generada por el conflicto independentista (especialmente tras el 1-O), el turismo hacia la región se ha visto tocado y desde Puertos del Estado afirman que han detectado un menor número de cruceristas que desembarcan para visitar las ciudades donde recalan.
Aun así, en el sector hay tranquilidad y, salvo las tres anulaciones que tuvo que hacer la naviera TUI a principios de octubre, no se están cancelando viajes. Comparten esta sintonía en MSC España: “Ni con el terrible atentado del 17 de agosto ni con cualquier situación política que se haya producido después hemos notado ningún movimiento a la baja ni en el mercado español, ni en otros mercados que tocan Barcelona como puerto de tránsito”, asegura Emiliano González.
El presidente de MSC Cruceros España subraya que durante el propio 1-O no se alteró la programación y sólo fue necesario modificar el itinerario de algunas excursiones por la ciudad para evitar “calles que podrían ser más conflictivas”.
“No hemos cambiado nada ni tenemos intención de cambiar la programación. Barcelona es una ciudad estratégica para la compañía”, enfatiza González. “Es una ciudad del agrado y la demanda de muchísimos mercados que quieren venir a España y quieren visitar Barcelona”. En 2017, la naviera superará las 120 escalas en Barcelona y el presidente asegura que, por el momento, no han percibido un descenso en el número de excursiones que organizan para sus pasajeros.
Pero este 2017 ha traído otra polémica que afecta a la operación en Barcelona: las quejas por el volumen de pasajeros que llegan vía crucero a la Ciudad Condal. Pese al aporte económico que supone este tipo de turismo -con un impacto anual de más de 300 millones y un gasto medio por turista de más de 130 euros-, el rechazo de la ciudadanía por la masificación ha puesto sobre la mesa un debate de complicada solución.
Tres de cada diez cruceristas elige recorrer el Mediterráneo para sus vacaciones y no todos los puertos están preparados para recibir a los buques más grandes, por lo que ciudades como Barcelona acaban siendo punto fijo en los itinerarios. Desde la Generalitat se impuso en 2012 una tasa turística de 2,5 euros a establecimientos hoteleros y cruceros por la pernocta de sus clientes. Según González, aunque la industria no compartía esa tasa, “entendimos que igual que se gravaba una estancia de hotel, se aceptó la tasa para los barcos que hacían escala de más de 12 horas”.
El conflicto ha llegado este año, cuando a las tasas que se imponen desde Fomento y a esta de la Generalitat, el Ayuntamiento barcelonés ha sumado otra tasa de 0,65 euros por pasajero que se aplica independientemente del tiempo de la escala.
“No aceptamos y no entendemos esta tasa. Estamos en contra de cualquier tasa que no aporte un valor añadido al cliente y, en este caso, ninguna lo hace”, subraya González. “Se nos quiere comparar con un hotel para cobrarnos una tasa como establecimiento, pero el barco ya paga por estar atracado en el puerto, por tonelaje y por los clientes que embarcan, desembarcan o están en tránsito”.
Bajo su punto de vista, esta imposición a los cruceros es “injusta porque no aporta valor, porque ya pagamos unas tasas (marcadas por el Estado y la Generalitat) y porque no se aplica a otros medios de transporte”. Aun así, sostiene que la relación con el consistorio que dirige Ada Colau es cordial y se mantienen abiertos al diálogo con el gobierno municipal y las asociaciones vecinales para encontrar soluciones que pongan fin al rechazo que se manifiesta hacia el turismo de cruceros.
“En Europa, el conjunto de cruceristas supone un 2,4% del total de turistas; en España no llega al 1,8% en relación a todos los productos vacacionales. Los cruceros tienen un pequeño pero: son muy visibles”, defiende González. “Puede que un día coincidan cinco barcos en Barcelona pero, aun así, comparado con el volumen de visitantes que recibe la ciudad por las demás vías, es un porcentaje muy pequeño”.
“No entendemos que se pueda atacar a un turista de cualquier nacionalidad que llega a conocer y gastar dinero en una ciudad. Los cruceros no son el causante (de esta masificación que causa rechazo)”, remata.
El potencial de España y el Mediterráneo
Con un ambicioso plan de inversión de 10.500 millones de euros, la naviera prevé duplicar su capacidad de transporte de pasajeros para el año 2020 y triplicarla para 2026. Para entonces, de los 14 buques actuales pasará a 24. ¿Cómo afectará este aumento al mercado español? “Muy positivamente”, asegura el presidente de la naviera en España. Este mercado, indica, “está en proceso de maduración”. Los 600.000 cruceristas españoles que cada año se embarcan colocan a España en quinto lugar en Europa, por detrás de Alemania -con 2 millones anuales de ciudadanos que optan por este tipo de vacaciones-, Reino Unido, Italia y Francia.
Ahora que España está alcanzando un período de estabilidad económica y con el mercado crucerista al alza de nuevo, los próximos años auguran un buen ritmo. “Hasta 2020 seremos la compañía que más oferta ponga a disposición de los europeos, con lo que veremos un crecimiento general y estamos convencidos de que en España también”.
El mercado global de cruceros está registrando un elevado crecimiento en los últimos años y las navieras están realizando fuertes inversiones para aumentar su capacidad y sacar provecho de ello. En una década, el número de cruceros en operación se duplicará con la llegada de otros 90 buques. Las empresas prevén una inversión media de 540 millones de euros por unidad y más de 48.500 millones en total. La mitad de estos nuevos cruceros navegarán en el Mediterráneo, según se expuso esta semana en el International Cruise Summit celebrado en Madrid.