Juan José Hidalgo mira con optimismo el futuro de Globalia. El presidente del grupo -ahora apartado del día a día- cree que los cambios que está introduciendo su hijo Javier -actual consejero delegado- van por el buen camino.
Tanto es así que a sus 76 años bromeaba este miércoles con los periodistas asegurando que "no tenemos dinero que perder. Seguro que vamos a dar beneficios este año". Unas palabras que pronunciaba minutos antes de la inauguración de la nueva ruta de Air Europa a Recife (Brasil), en la que no tenía grandes esperanzas en un principio.
Según Hidalgo, abrir este destino no estaba en sus planes pero su hijo Javier lo vio claro durante un viaje por Centroamérica y se decidió apostar por reforzar y crecer en el nordeste brasileño. “Ahora veo que es una ruta que puede ser importante. Para el próximo mes ya tiene una ocupación de un 80% y esto me da tranquilidad”, ha afirmado. “Puede ser una ruta interesante y tiene buena conectividad en la zona”.
Palabras que vienen a respaldar la gestión del consejero delegado desde 2016, y al que ve "con muchas ganas en su responsabilidad"; y eso que no lo ha tenido fácil en el cerca de año y medio que lleva al frente de la compañía. Especialmente en el ámbito económico. No hay que olvidar que en 2016 Globalia perdió 17,87 millones de euros, casi 3 millones más que en el ejercicio anterior, impactado por la provisión de fondos retenidos en Venezuela.
A un lado
Tanto es así que el propio Hidalgo (al que muchos en el sector no terminaban de ver apartado de la gestión) ha reconocido que ya no está en el día a día. Pero la realidad es tozuda y ahora sostiene que "del día a día casi ni me entero". Ahí es nada.
Todo un logro para quien con 19 años emigró a Suiza y a su retorno fundó una empresa de autobuses. La semilla de lo que sería el futuro imperio de Globalia, que arrancaba en 1971 con la apertura de la primera oficina de Halcón Viajes.
A partir de ahí una constante expansión aprovechando el 'filón' del turismo en España. Una expansión constante que le llevó a sumar -al contrario que otros grupos- las distintas fases de la cadena de valor del turismo: agencias de viaje (Halcón y Viajes Ecuador); un operador turístico (Travelplan); y una aerolínea: Air Europa. Todo ello combinado con una división receptiva (Welcome); una cadena hotelera (Be Live) y una empresa de handling (Groundforce).
Un gigante del turismo en el que Hidalgo cuenta con el 51% del capital y en el que tiene que lidiar con los movimientos del resto de sus socios. "Quien quiera comprar, que compre; y quien quiera vender, que venda". Toda una referencia a la posibilidad de que su hermano Juan Antonio, que cuenta con un 9,1% del capital, venda su participación. "Si tuviera dinero, compraría", señaló Hidalgo.
Salida a bolsa
Entre los accionistas de Globalia está también Banco Santander (9,9%) por la compra de Banco Popular, Unicaja (7%); Abel Matutes (5,14%); las hijas de Hidalgo (María José y Cristina) con un 5,14% cada una; su esposa, Avelina Gutiérrez (5%); y la Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno (2%).
Pese a que es un rumor persistente en el mercado, por ahora Globalia no se plantea salir a bolsa; aunque cuando el río suena... Parece que agua lleva. No obstante, será Javier Hidalgo (que no tiene acciones puesto que las vendió años atrás) quien tenga que hacer frente a esa posibilidad, si es que procede llevarla a cabo. De momento, los planes continúan adelante con el objetivo de modernizar la imagen de la compañía y ampliar la base de clientes digitales.
Uno de sus últimos pasos fue una alianza con Ryanair para vender el largo radio a través de la web de Michael O'Leary; un acuerdo que va a empezar a funcionar “muy pronto”. "Me han dicho que los sistemas están casi terminados. Ryanair nos puede aportar muchos miles de pasajeros para nuestras líneas de larga distancia y pienso que se trata de una muy buena alianza", agrega el presidente de Globalia.
Nuevas aeronaves
Todo mientras esperan la llegada de los nuevos aviones Boeing 787-900 a su flota que les dará músculo para aprovechar un mercado que sigue creciendo. “Tenemos el compromiso de una flota moderna, con 24 aviones 787 (16 de la serie 900 y otros ocho de la serie 800) porque tenemos que aumentar nuestra actividad incorporando más aviones y no sacando los Airbus”, ha destacado.
Pero Javier tendrá que luchar también con la 'herencia' recibida. El hecho de que Globalia sea una empresa fundamentalmente familiar hace que tenga estructuras difíciles de cambiar. Algo que provocó este verano la salida del que era su mano derecha, Pedro Serrahima, al que fichó como director general tras su paso por Pepephone.
¿Qué ocurrirá en el futuro? Pues por ahora padre e hijo reconocen que son "una empresa que tiene que luchar a pecho descubierto". Sea como sea, el presidente de Globalia no ve necesario entrar en un baile de fusiones para la supervivencia de las empresas. “Nosotros estamos en una tranquilidad absoluta”, ha asegurado. Pero sí reconoce la necesidad de hacer alianzas comerciales, “compartir con compañeros de viaje”, que aporten estabilidad al negocio.