Emilio Gayo, nuevo presidente de Telefónica de España

Emilio Gayo, nuevo presidente de Telefónica de España

Empresas

Emilio Gayo, nuevo presidente de Telefónica de España

María Jesús Almazor asumirá como nueva consejera delegada de España y Pedro Serrahima será director de desarrollo de nuevas marcas. 

30 enero, 2018 08:33

Después de meses de intensos rumores se confirma: Emilio Gayo será el nuevo presidente de Telefónica de España en sustitución de Luis Miguel Gilpérez, tras la decisión de la comisión de nombramientos que se reúne este martes.

Fuentes próximas a la operadora confirmaron esta decisión, que supone que el presidente de la Telefónica, José María Álvarez Pallete, ha optado por un perfil relativamente similar al de Gilpérez para su relevo, un hombre muy cercano al directivo y que aportará un control parecido sobre las operaciones.

Fichado por Gilpérez de Europraxis, una consultora de Indra que asesoraba a Telefónica, Gayo ha acaparado hasta ahora responsabilidades de márketing y de empresas.

Continuidad al frente

Con su nombramiento, Pallete se asegura un directivo de trayectoria indudable en Telefónica y se asegura de que el relevo de Gilpérez no conlleve un cambio radical de rumbo, sino uno medido. De la misma manera, el expresidente saliente se asegura la tranquilidad de abandonar la compañía dejando al frente a su segundo.

El nombramiento se ha precipitado en los últimos días y Gayo trabaja a toda velocidad para diseñar su organigrama. Una de los fichajes que se prevé es el de Pedro Serrahima, el exdirector general de Pepephone, como director de desarrollo de nuevas marcas y que, por tanto, se dedicará a la competencia con MásMóvil en el segmento del bajo precio. 

Además de la llegada de Gayo, en España se producirá el nombramiento de María Jesús Almazor, como consejera delegada de España que llevará el área que antes supervisaba el nuevo presidente de Telefónica España. Almazor era la directora de Telefónica España en la región Sur desde 2012.

Los cambios también se producirán fuera de España con la salida de Eduardo Caride como presidente de Telefónica Latinoamérica. En su lugar se creará una nueva estructura con dos divisiones: norte y sur. Al frente de Latinoamérica Norte estará Alfonso Gómez, mientras que el sur estará a cargo de Bernardo Quinn.

Las áreas de secretaría general y de Asuntos Públicos y Regulación (hasta ahora bajo la dirección de Ramiro Sánchez de Lerín y de Carlos López Blanco respectivamente), se unifican y pasarán a ser lideradas por Pablo de Carvajal. También se potencia el área de Personas (RRHH), que pasa a reportar al presidente ejecutivo. Al frente de esta dirección se nombra a Marta Machicot, que se integrará en el Comité Ejecutivo.

También se nombrará a Fabián Hernández, hasta ahora Director de Asuntos Públicos y Regulación en Telefónica Colombia, como CEO de Telefónica Colombia en sustitución de Alfonso Gómez Palacio.

En el área de Recursos Globales, liderada por Guillermo Ansaldo, se propone el relevo en la posición de CEO de Telxius, que pasaría a ser ocupada por Mario Martín, hasta ahora director de la oficina del Consejero Delegado de Telefónica. Se nombra a Natalia Sainz, hasta ahora directora de Planificación Financiera y Coordinación, como directora de la Oficina del Consejero Delegado de Telefónica en sustitución de Mario Martín.

El hombre que lanzó Fusión y lideró la fibra

Gilpérez abandona el puesto después de superar en longevidad como presidente a su predecesor, el argentino Guillermo Ansaldo, que ocupó el cargo entre 2007 y 2011 y su salida se produce, precisamente, en un momento en el que los rumores sobre su 'adiós' estaban relativamente calmados. Se daba por hecho, pero se contaba con que se producirían con cierto retraso. 

En todo caso, todo el mundo esperaba el paso desde que Álvarez-Pallete fue nombrado como presidente del coloso español de las telecomunicaciones, en abril de 2016. Decir que las relaciones entre Gilpérez y Pallete eran excelentes y que eran amigos del alma sería mentir, pero eran capaces de trabajar juntos y lo han demostrado durante años. Gilpérez ya reportó a Pallete cuando el primero era el presidente de la filial brasileña y el segundo, de la división latinoamericana. Y ambos compartieron consejo ejecutivo cuando Gilpérez dirigía el mercado español y Pallete, el europeo.

Un directivo patriota y lleno de fibra

Sale de la presidencia un hombre más próximo a la calle, que hizo del patriotismo su seña de identidad. Durante su periodo al frente de la filial, España se ha convertido en un coloso de la fibra óptica. La inversión que él lideró ha servido para desplegar las autopistas por las que correrá la información en nuestro país durante las próximas décadas, con niveles de penetración muy superiores a los de ningún otro país europeo.

Deberá ser recordado como el padre de Movistar Fusión, un producto nacido hace un lustro que, para los más veteranos de Telefónica y muchos consultores de los que cobran cifras plagadas de ceros para decirle a los directivos cómo hacer su trabajo, iba a costarle el puesto y a hundir a la operadora en la miseria. ¿Cómo lanzar un producto que hacía que gente con distintos servicios y que pagaba mucho más de cien euros tuviese una oferta competitiva desde 49€?

Gilpérez entendió antes que nadie que era mejor simplificar la estructura tarifaria y proponer tarifas convergentes a todos los clientes, que en aquel momento estaban lejos del alcance de sus competidores. Recortar él y hacerse competitivo, soltar lastre y liderar en lugar de esperar a que fueran los demás quienes le recortasen del mapa.

Además, fue revolucionario y comprendió que necesitaba lanzar fibra para hacer que todos los desarrollos regulatorios que permitían a los competidores utilizar la red histórica de cobre quedasen básicamente inservibles. ¿Cómo iba a competir el ADSL con la fibra?

Álvarez-Pallete reconoce perfectamente estos éxitos, y los ha apoyado. En una ocasión, el presidente de Telefónica reconoció a EL ESPAÑOL que el nacimiento de Fusión había servido para eliminar, literalmente, miles de tarifas diferentes de su cartera. Un tipo de complejidad que no dejaba de multiplicarse y que dificultaba sobremanera la gestión del negocio.

La revolución en el sector

Gilpérez no sólo obligó a espabilar a Telefónica, sino que forzó a sus rivales a acometer inversiones multimillonarias para comprar operadoras con redes fijas. Vodafone tuvo que comprar Ono y en Jazztel estuvieron muy vivos y consiguieron sembrar tanta fibra que Orange tuvo que sacar la chequera y adquirir la compañía para no quedarse fuera del negocio del ‘todo en uno’.

Entre medias, el directivo tomó la decisión de apostar por los contenidos. No sólo hizo una apuesta multimillonaria por el fútbol, sino que lanzó el canal generalista #0 y se comprometió a lanzar las mejores series españolas que fuera posible producir. Uno e sus legados es dejar esa máquina a pleno rendimiento y con buenos datos de audiencia.

No todas las apuestas le han salido bien

El fútbol ha sido un problema para Gilpérez, dada la incapacidad que ha mostrado la compañía a la hora de competir en la compra de derechos en los despachos de la UEFA y, en mayor medida, en los de la Liga. En este sector ha tenido dos dolores de cabeza constantes.

Por un lado, Mediapro, que con inteligencia y picardía se le ha “colado” en varias subastas y no sólo ha logrado disparar los precios, sino que también le ha obligado a pagar, por encima, el margen que se queda. Por otro lado, la CNMC, con la obligación regulatoria de tener que compartir con la competencia un 50% de los canales que ha ido consiguiendo en exclusiva.

El directivo ha acabado escarmentado de cómo han evolucionado las cosas en el mundo del fútbol, y desde el entorno de la operadora confirman que se está preparando la compañía para una vida sin fútbol, o con menos fútbol, a partir de la temporada 2018-2019. 

A Gilpérez también le creció otro enano. Concretamente, MásMóvil, que surgió como cuarto operador con ambición y sin que nadie le tomase muy en serio, cuando los tres grandes hubieran vivido mucho más tranquilos en un oligopolio competitivo de tres agentes.