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Los dos grandes riesgos del debut de Spotify: lagunas de contabilidad y estampida inversora

Spotify ultima sin sobresaltos los detalles de su atípica salida a Bolsa. Las especiales características del que será el mayor debut tecnológico desde el estreno de Snapchat hace poco más de un año entrañan los grandes riesgos a los que se expondrán aquellos inversores que den órdenes de compra tras su esperado toque de campana.

14 marzo, 2018 17:56

La popular plataforma de música online ha elegido la poco convencional forma de debutar mediante un listado directo de sus acciones ya emitidas. Una vía más rápida y barata que la tradicional de colocación de nuevas acciones pero que amenaza con una fuerte desbandada inversora gracias a la facilidad de venta que procura la Bolsa. En este sentido, dotar de liquidez a sus actuales inversores es el primer objetivo en el que Spotify argumenta su llega a Bolsa, tal y como está recogido en el folleto que ha remitido a la SEC, el supervisor estadounidense.

En este mismo documento se recuerda a los interesados en comprar en la sesión de estreno que su cotización no cuenta con ¿las mismas garantías que una oferta pública inicial de suscripción (OPS)¿, con lo ¿el precio público de las acciones ordinarias puede ser volátil y disminuir significativamente al momento de cotizar¿. En España, el ejemplo más próximo de un debut similar es el de Dia, cuyas acciones cerraron con una caída del 8,57% su primera sesión en el parqué.

La otra cara de la moneda de este listado de acciones es que, si logra salir adelante con éxito y los precios terminan estabilizándose pronto, los analistas coinciden en que el camino estaría marcado para la puesta de largo de otras tecnológicas que han postergado su llegada a Wall Street por los costes de emisión, colocación y sostenimiento de las nuevas acciones a emitir, con los consiguientes roadshows para captar inversores con carteras abultadas y vocación de permanencia.

Esta modalidad de estreno entraña, sin embargo, el segundo gran riesgo de la compañía de origen sueco. El hecho de que no se coloquen nuevos títulos hace que no tengan que pasar por el escrutinio de los bancos de inversión, exigentes con la claridad de las cifras de negocio publicadas por la compañía hasta la fecha del debut, también para cubrirse las espaldas de posibles reclamaciones posteriores. Esta es la razón por la que Spotify reconoce una laguna contable que juega en su contra: el registro de las regalías que paga a discográficas y autores por la reproducción de sus temas y discos.

¿Hemos identificado en el pasado, y podrían repetirse a futuro, debilidades materiales en nuestros controles internos relacionados con los pagos de regalías¿, recoge el folleto remitido a la SEC. La compañía de música pone un ejemplo: ¿Para el año que terminó el 31 de diciembre de 2015, identificamos una debilidad material en nuestro control interno sobre los informes financieros relacionados con la contabilidad de los pasivos de los titulares de derechos¿. Estos fallos podrían traducirse en pagos de menos o de más que, en el primer caso, pueden traducirse en demandas por cantidades de difícil consideración previa y, en el segundo, en una excesiva salida difíciles de reclamar.

Esta confesión se incluye en el folleto de más de 200 páginas a consecuencia de las leyes vigentes en EEUU desde la burbuja de las puntocom. Las advertencias genéricas sobre posibles defectos contables se revelaron inútiles ante compañías con poca trayectoria y de tamaño relativamente pequeño, lo que en el año 2002 forzó la introducción de un capítulo específico de avisos sobre la referida ¿debilidad material en controles internos¿.

HORQUILLA ENTRE 90 Y 132 DÓLARES

Las cifras de Spotify arrojan pérdidas hasta la fecha, si bien sus ingresos crecen ¿con fuerza¿, según Javier Urones, estratega de mercados de XTB. Al cierre de 2017, la facturación de la compañía se elevó hasta los 4.090 millones de euros, un 38% más que en el ejercicio precedente. Las dos principales vías de ingresos son los perfiles de usuarios premium (que afrontan un coste de 9,99 euros al mes) y la publicidad emitida entre canciones para el resto de usuarios. Los competidores la siguen a mucha distancia: frente a los 71 millones de usuarios de la nórdica, a los 36 de Apple Music, los 16 de Amazon Music y los 5,4 millones de Pandora Media.

Con estas cifras sobre la mesa, y tomando como referencia los precios a los que se han producidos traspasos de acciones en el último año, el experto estima que la compañía debería encontrar estabilidad en Bolsa entre los 90 y los 132,50 dólares por acción, lo que se traduciría en una capitalización máxima de 23.400 millones de dólares. Si bien, los primeros compases de negociación pueden originar cuellos de botella que lleven su precio muy por debajo de estas cotas, tal y como tiene advertido la propia compañía.

De momento, todo son especulaciones en cuanto a qué día Spotify hará sonar la campana de Wall Street. Varias casas de inversión estadounidenses han apuntado hacia la última semana de marzo como opción más probable, pues para entonces la temporada de resultados estará bien digerida por analistas e inversores y habrá pasado ya la cuádruple hora bruja de vencimiento de derivados, que habitualmente suma volatilidad a las Bolsas.

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